Puta adolescente Elizabeth 3

Puta adolescente Elizabeth 3

Puta adolescente Elizabeth 3

Mientras tanto la claudia ya aburrida de estar haciendo fila en los atestados baños veía por fin que ya estaba próxima a entrar a estos para calmar su atestada vejiga que le protestaba con dolores el por qué no vaciaba su contenido.

–- Uffffff por fin ya no aguanto las ganas de orinar, pensaba en sus adentros sin imaginarse por la situación que pasaba en esos momentos su amiga Elizabeth.

Mientras tanto allá en un lugar alejado y casi en penumbras de la feria solo alumbrado por la luna llena que majestuosa se asomaba esa estrellada noche, nuestra hermosa protagonista vivía una situación angustiante al tener que estar soportando al degenerado viejo de don pedro quien estaba fascinado y casi babeaba por las tremendas redondeces de la escultural jovencita y por ese aire de ingenuidad e inocencia que se desprendía de ella.

La tenía bien agarrada por ese fino y firme talle que estaba al aire, donde se apreciaba su vientre plano sin un gramo de grasa y coronado por su sexy ombligo que atrapaba hipnóticamente la atención.

El sátiro se la comía con los ojos mientras su mente maquinaba ideas perversas para con la hermosa nena

–-Yo…yo…. ten… tengo que irme, por favor, suélteme– suplicaba la mamasota con esa deliciosa voz melosa e inocente

–-No…cosita rica, hasta que acabe la tanda mi reina.

El degenerado viejo aprovechando la pasividad de la encamable jovencita la apretaba contra el haciéndola sentir su dura erección en su entre pierna de la mamasota.

Para acabarla de fastidiar, la tanda una tras otra de las románticas baladas parecía no tener fin, ante la desesperación de Elizabeth y deleite del viejo y de sus compinches que se agarraban la verga, sobándosela sobre su overol, al ver como su jefe se volvía cada ves más atrevido con la deliciosa chamaca con la que bailaba.

Luego le dijo el viejo sin despegar la mirada de los mamables senos de la jovencita con total morbosidad

–-¡Qué hembra tan infernal eres mamacita! desde que llegaste te hemos estado siguiendo, no pienso en otra cosa que en meter mi verga en ese divino culo- todo esto sin dejar de apretarla contra él, sintiendo ella la empalmada verga.

El viejo estaba embelesado ante las dos tremendas tetas de la jovencita que, al tenerlas tan cerca, se quedaba endiosado con esos erguidos y rotundos senos que prometían un sin fin de placer y gozo para quien los tuviera.

Sólo escuchar las palabras del viejo descarándose ya en sus sucias intenciones con ese vulgar lenguaje, el cuerpo de la chica se tensó y notaba cómo una sensación de miedo, casi de terror, crecía dentro de ella incontroladamente.

–-Por favor… don Pedro, no me falte al respeto, yo no le he dado motivos para que me diga esas vulgaridades– dijo la curvilínea jovencita con voz tenue y tensa a la vez.

El viejo se aventó una terrorífica carcajada al escucharla, el escalofrío fue total, el miedo era insoportable, sus comentarios morbosos le asustaban más a cada segundo que pasaba, no sabía que hacer, ese viejo la tenía bien agarrada sin soltarla ni un segundo, no tenía muchas opciones.

Dueño de la situación el asqueroso viejo le dijo.

–- ¡Pero si tú mamasota nos diste entrada para que te faltemos al respeto, zorra caliente vergas!

Ella desconcertada por la aseveración del viejo y cada vez más asustada por la caliente situación le contestó

–-No… no… sé a qué se refiere señor-, dijo con voz muy quedita.

–-¿Ah no?… putita rica ¿no lo sabes? y cuando tus y las zorras de tu amiga se pararon a medio puente enseñándonos todo, sin dejar nada a la imaginación no es eso provocarnos y decirnos que quieren una buena verga de macho, me dejaste caliente desde que te vimos arriba del puente enseñándonos todo mi reina, dime no es eso provocar mamasota.

Elizabeth sintió que la cara le ardió al oír estas palabras del viejo, al mismo tiempo que el corazón le daba un vuelco, las impactantes palabras del asqueroso viejo fueron como un cubetazo de agua fría, ¿que podría argumentar en su favor? dijera lo que dijera esos horribles viejos no le creerían, el viejo tenía razón su acción en el puente la condenaba.

Y no soportando ver la cara lujuriosa de triunfo del viejo al notar que no tenía argumentos de defensa, la escultural jovencita bajo la mirada agachando la cabeza, sus hermosas mejillas adquirieron un color rojo.

Y sintiéndose cada vez más caliente y dueño de la situación al ver su pasividad sus roñosas manos que le acariciaban la suave y tersa piel del talle hacían cada vez círculos más grandes abarcando más de esa deliciosa y suave piel al tiempo que le preguntaba.

–-Que pasa zorrita ¿no me vas a contestar?

Ella solo con su voz muy quedita apenas y visiblemente nerviosa murmuro  –-heee eesteee yooo  yooo, sus hermosos y grandes ojos verdes parpadeaban muy rápido evidenciando su tremendo miedo que sentía la nena.

El lujurioso viejo le levanto la voz fuertemente asustando aún más a la jovencita

–-¡Queeeeee no te oigo zorra dime tengo razón o no puta calienta vergas!

Solo el silencio de la voluptuosa jovencita fue más que obvio que no sabía, que no tenía que contestar toda la evidencia contundente la condenaban.

El horrible viejo de don Pedro más que satisfecho con su reacción le dijo

–-El que calla otorga mi reina y tomándola del mentón la obligo a levantar la mirada diciéndole –“entonces vamos a disfrutar estas nalgotas y estas chichotas que ya me anda por mamarlas mamasota.

Al levantarle el viejo el mentón a la escultural jovencita noto en sus ojos un par de lágrimas y su carita una expresión de mucho miedo que solo excitaba más al degenerado de don Pedro.

La nena veía con horror que todo se le empezaba a ir de las manos, no veía como saldría de esa caliente situación, sabía por experiencia propia de otras situaciones similares por las que había pasado, que a esos degenerados ya nada los detendría hasta obtener lo que querían.

Estaba muy tensa y nerviosa, sentía que cada vez se hundía en un profundo agujero y nada ni nadie la podrían salvar.

La deliciosa jovencita, en un último intento de recomponer todo ese mal entendido, suplicó al sátiro viejo muy angustiada.

–-Nooo don Pedro, lo del puente fue una equivocación, déjeme explicarle.

Pero el viejo al saber que tenía a su alcance ese exuberante, fresco y juvenil cuerpo de la adolescente, ya no la oía y sucumbió a su deseo irrefrenable de poseerla, sin importar si para ello debía forzarla.

La chiquilla al mismo tiempo trataba de separarse de él, más de pronto una terrible sensación de pánico se apodero de la jovencita, cuando sintió que las manos que le estrechaban su cintura, bajaron hacia su redondo y respingado trasero y lo agarraron fuertemente; como la tela de la mini  era muy delgada, sentía claramente como hundía sus dedos en sus duras nalgas y hacía tanta presión que la vergota del viejo la sentía mas grande en su pelvis.

Paralizada de miedo sólo pensaba en sus adentros.

– Elizabeth Oh dios mío… me… está… tocando. ¿Qué hago?

El viejo acariciaba las majestuosas curvas de las nalgas con las dos manos, introdujo sus arrugada manos bajo la mini, la piel rugosa y áspera de sus viejos dedos no recordaban haber tocado algo tan suave, tan delicado como la piel de esa criatura.

–-Jooooodeeeeerr, pero qué clase de culo tienes mamasota, eres una diosa– las manos del viejo no paraban de estrujarle las nalgotas a la chica, se las masajeaba con las descascaradas palmas de la manos bajo la minifalda sintiendo la deliciosa piel desnuda y suave de la nena.

Elizabeth, reaccionando, le daba de golpes en el pecho al viejo tratando de que la soltara, pero para el caliente y rudo sexagenario esos golpes eran caricias y seguía con su manoseo al formidable trasero de la colegiala, la muy corta minifalda y por ser de esas de vuelo facilita en mucho el manoseo del viejo.

Aprovechaba para poner su mano en las tersas piernotas, acariciaba la suave y tibia piel de esos muslos hasta llegar a la redondez de sus nalgas y, sintiendo la turgencia de esas tiernas carnes tan hermosas, embriagado por el perfume que emanaba de esa criatura, se tenía que contener para evitar una corrida.

– Elizabeth -Noooooo suuuéeelteeemeeee pooor faaaavor, no haaaaga esooo.

Pero el viejo estaba embrujado por ese trasero formidable, suave, duro, redondo.

–-Qué culote tan rico tienes mamasota, para meterte la verga una y otra vez.

Ella se sentía impotente e indefensa, estaba en las garras de ese viejo caliente, no podía hacer nada, él tenia mucha más fuerza que ella.

Ella lo miraba a los ojos suplicándole con la mirada que parara, pero el viejo se seguía deleitando con esas espectaculares nalgotas; estaba fascinado con la redondez y textura de ese par de juveniles y soberbias nalgotas.

Entonces las arrugadas y peladas manos se comenzaron a deslizar lentamente hacia arriba llegando pronto a la desnuda y breve cintura de la nena, pero no se detuvieron ahí y siguieron su delicioso viaje por la suave piel de la chica, con las claras intenciones de llegar a las redondas tetas de la jovencita; el rostro del viejo mostraba una mueca enfermiza, sus ojos se estaban poniendo vidriosos y hasta se le caía la baba y no era para menos imagínense tener varios meses en ayuno sexual y de pronto tener en sus manos un forrazo de jovencita.

.. Elizabeth.»n-no… n-no… e-espere…n-no…no

La aterrada colegiala entonces tomó las manos del viejo por las muñecas deteniendo por un momento su caliente avance a la altura de las costillas, en una reacción natural de defensa, pero para el rudo viejo esto no era nada, considerando que tenía mucha más fuerza que ella, para él eso no era obstáculo sino todo lo contrario, eran caricias el sentir las suaves manos de la chica en sus muñecas.

A continuación, el viejo inclinó su arrugado y barbudo rostro hacia el cuello de la joven pegando su asquerosa boca mal oliente a cerveza y cigarro en el muy sensible y esbelto cuello de la nena; dándole una succión con los labios, sacó su asquerosa lengua y la pasaba por el muy sensible cuello de la voluptuosa jovencita, quien cerro los ojos ante las deliciosas sensaciones que la invadieron notando cómo se le erizaron todos los vellos de su cuerpo.

El viejo sintió claramente esta reacción en la piel de la chica porque sus manos continuaban sobre los costados de la nena y esbozó una media sonrisa siniestra, sabía que iba por buen camino con ese bombón de chamaca y continúo con más énfasis chupeteando el sensible cuello de Elizabeth, llenándola de múltiples escalofríos.

– Elizabeth -Ooooh…Nooo…ooooohhhh… don Pedro, por favor deténgase.

Suplicaba la mamasota, sabiendo que esas sensaciones que la empezaban a abrumar no llevaban a nada bueno; ahorita que todavía no estaba entregada a esos placeres, se conocía muy bien y sabia adonde la llevaría todo eso si despertaba su ardiente temperamento, le horrorizaba visualizarse en una cama cogiendo con ese asqueroso viejo y sus compinches.

–-Estás muy buena mamasota y se ve que te encanta la verga, ahorita te resistes, pero al rato vas a estar gritando de placer como una zorra.

Y a continuación arremetió de nuevo al sensible cuello de la nena, haciéndola sentir escalofríos y sensaciones agradables, esa lengua y esa barba que le atacaban el cuello sin pausas.

La chica sentía cada vez más que ese viejo conseguiría sus propósitos al estar ella en desventaja, luchaba contra ese viejo que la forzaba y contra su propio cuerpo que poco a poco aceptaba las arremetidas de ese asqueroso viejo, notando que el asco y el rechazo a ese degenerado viejo disminuían y en su lugar se apoderaba de su cuerpo una agradable sensación de placer que, como una droga, luchaba por adueñarse de su voluntad.

Pero ella continuaba luchando a pesar de estar en desventaja, alzó sus manos y las puso en el pecho del viejo y trataba de hacer fuerzas para separarse de él, éste disfrutaba la lucha que le quería dar la nena, esto le dejó las manos libres al viejo que, sin pérdida de tiempo, la agarró del breve talle sin ninguna delicadeza y se re pegó de nuevo al voluptuoso cuerpo de la nena sintiendo ella la dura tranca del viejo en su entrepierna.

El viejo, sonriendo, le miraba su carita espantada y viéndole esos gruesos y carnosos labios se le despertó un gran deseo de besarlos, entonces aferrado a la cintura de la colegiala trató de alcanzar esa deliciosa boquita con su asquerosa lengua.

– Elizabeth -Nooo, déjeme…nooo-..viejo…degenerado…– luchaba ella forcejeando y

moviendo su cabeza para ambos lados, tratando de evitar que el asqueroso viejo le robara un beso de sus frescos labios.

Ella, así dominada como estaba, sólo podía mover su rostro de un lado a otro tratando de evitar tan repugnante beso.

–-Mamacita estás muy buena y yo muy caliente, déjame darte un beso.

Elizabeth –-Nooo…. suélteme…don Pedro…suélteme– pero el viejo más la apretaba del talle y buscaba afanosamente robarle un beso a la sabrosa adolescente.

Mientras tanto el maestro Tulio y el cojo Juan se paseataban por los stands donde se reunían los jóvenes y se metían a ellos buscando entre la turba de jóvenes que bailaban y se embriagaban, a la escultural Elizabeth, saliendo este par de degenerados de uno de los últimos stands de jóvenes con cero resultados de la mamasota.

–- Parece que se la trago la tierra a la zorra, decía el maestro tulio

–-Así es maestro ni sus luces de la chamaca y mire que la hemos rastreado como perros y nada, decía el cojo Juan.

–- Ya vimos todo estos puteros donde llegan chamacos y no está, vamos ahora por rumbo a los juegos damos una vuelta y de ahí nos vamos por donde está el toro mecánico, de que tenemos que hallarla la tenemos que hallar dijo el maestro tulio y hacia allá se dirigieron.

Elizabeth sentía una impotencia tan grande; el viejo era demasiado fuerte para ella y el hedor a cerveza que provenía de su aliento era insoportable, su lengua asquerosa, en un momento en el forcejeo, lamieron los labios de la chica, los cuales ella mantenía muy apretados para evitar que el viejo metiera su asquerosa lengua entre ellos.

Elizabeth –-Deejeemee pooor faavooor don Pedro- y entonces sucedió lo impensable, el borracho viejo se cansó del forcejeo y la soltó un momento, tratando de agarrar aire; esto porque habían tenido mucho trabajo armando los juegos y casi no habían descansado, aparte de que habían estado tomando cerveza desde temprano sin parar ni un momento, y todo eso vino a repercutir en ese momento del forcejeo con la encamable colegiala.

La nena se desconcertó al sentir que de repente el viejo la soltaba y tratando de alejarse de él fue dando pasitos hacia atrás al mismo tiempo que se bajaba y se acomodaba la mini, ya que por el manoseo del viejo se le había subido hasta la cintura, hasta que se topó con la mesa de madera donde había estado recargada cuando llegó.

El viejo al notar esto se acercó de nuevo a ella no queriendo que la sabrosa presa se le fuera a huir,  y puso sus dos sucias y peludas manos sobre la mesa a ambos lados de la nena, dejándola encerrada en medio de sus brazos y sin nada de espacio para maniobrar; él jadeaba tratando de agarrar aire.

–- uffff uffff– respiraba todo agitado, estaba muy lejos de terminar la caliente situación, sólo era una breve pausa.

Los otros viejos, divertidos por todo lo que estaba pasando, decían burlonamente.

–-Ja ja ja compadre, te salió respondona la palomita, jajajaja ya te cansó, si quieres te ayudamos ya estás viejo para estos trotes.

Herido en su orgullo les contesto el degenerado don Pedro.

–-Están pendejos… ahorita van a ver que puedo con esta chamaca y otras que me pongan enfrente.

La nena mientras tanto al ver que el viejo la tenía aprisionada con sus dos peludos y sudados brazos a cada lado de la mesa se dio vuelta dándole la espalda para que no viera que se sentía atrapada, craso error, y se quedó quieta, petrificada, apenas y respiraba, el miedo la tenía paralizada.

El degenerado viejo sintió que la sangre le hervía de deseo y que nuevas fuerzas se reinyectaban en su seboso cuerpo al sentir lo cerca que estaba de la colegiala y ver las desprotegidas y tremendas nalgotas indefensas a sólo unos centímetros de él, sólo era cuestión de dar un muy cortito paso para sentir esas soberbias nalgotas en su tieso miembro, esa espectacular visión le dio renovadas fuerzas para continuar su ataque a la indefensa jovencita.

Podía ver el viejo cómo esas voluptuosas nalgotas temblaban por el gran miedo que la nena sentía, ella tenia ambas manos en su cara y sollozaba quedadamente, estremeciéndose toda.

El degenerado viejo veía con lujuria cómo la corta mini falda se levantaba por efecto del tremendo y respingado trasero de la adolescente, que muy apenas lograba cubrir, la verga la tenía como fierro por efecto de contemplar las suculentas curvas de la jovencita.

Y pensaba el degenerado –¿cuándo yo tendría a una mujer así de buenota?, al menos por las buenas nunca.

El viejo poco a poco recuperaba las fuerzas y al estar encorvado agarrado de la mesa con ambas manos, no le quitaba la vista al apetecible culazo de la nena.

Eso lo hizo ponerse muy enardecido al tener la visión de esas pecaminosas carnes, donde se apreciaba claramente el pequeñito y sexy bikini que luchaba estirándose al máximo y que hacia resaltar aún más las duras y redondas nalgas.

Don Pedro tenía la verga al rojo vivo y sentía que le latían los testículos por la excitación de tener esa maravillosa visión.

-¡Qué culazo puta!, ahorita vas a sentir la verga de un macho caliente- dijo el abusivo viejo con voz  carrasposa.

La nena seguía de espaldas, arrinconada, sollozando, entonces el viejo se comenzó a incorporar y sin despegar la vista del tremendo culazo que tenía al frente, se comenzó a despojar del overol cayendo al piso, dejando al descubierto un repugnante calzoncillo que alguna vez fue blanco y que cubría las partes asquerosas de ese desagradable hombre.

Se podía ver como el calzoncillo en la parte de enfrente la gran erección que tenía el degenerado viejo, parecía una carpa de circo, la tela del calzoncillo se podía apreciar claramente manchas de humedad, seguramente líquido preseminal que el muy degenerado había secretado al estar manoseando a la sabrosa colegiala y sentir sus deliciosas curvas y firmes carnes.

Sniff…..sniff….snifff…sollozaba  la colegiala, con espasmos alternados, al imaginarse lo que vendría a continuación, sus intenciones de esos viejos eran claramente obvias, al haber recibido el primer ataque del viejo Pedro, al estar conciente de su situación sus  finas manos que estaban en su hermoso rostro le comenzaron a temblar de miedo, los latidos de su corazón se aceleraron y su mente la ubicaba en una terrible realidad, no había salida , alejada totalmente de la gente en ese paraje solitario  casi oscuro y perdido no había nadie que pudiera rescatarla de esos degenerados.

Salvando la breve distancia que lo separaba de la jovencita y, sin poder esperar más el viejo, se abalanzó sobre ella apoyando su tremendamente erecto miembro en las redondas y duras nalgas de la jovencita.

Al haberse despojado del grueso overol de mezclilla y quedarse en calzoncillo solamente, las percepciones de las agradables sensaciones al pegarse al curvilíneo cuerpo de la deliciosa chica se multiplicaron al 300 por ciento para beneplácito del degenerado

Sintiendo en su verga, al contacto con las nalgotas, una placentera sensación que lo invadió como nunca antes había sentido, de unas ricas y duras nalgas que de tan combadas las sentía como algo tremendamente desquiciante.

Sus peladas y sucias manos le rodearon por el fino y breve talle que conformaban ese vientre plano casi perfecto, estrechándola hacia él y acariciando su suave abdomen, recorriéndolo, mientras el tieso miembro se hundía en el culazo de Elizabeth.

Ella, al sentir que el viejo se le arrimó y le apoyo su palpitante verga, abrió los ojos como platos y dio un respingo por la sorpresa de la acción del abusivo viejo.

– Elizabeth -Aaaaahhh , ahhhhhhh deeeteengaaasee doon dooon  Pee Peedroo, nooo ¿quéé haacee? suélteme.

–-Ya no aguanto mamasota, me tienes calientísimo, ya no te resistas y disfrútalo.

Ella bajó sus manos y las puso encima de las manos del viejo que, aparte de deleitarse con las redondas nalgas punteándolas y repellandole su erecto miembro, disfrutaba de la tersa y suave piel del sexy abdomen de la nena; la chica puso sus manos encima de las manos del viejo tratando de parar esas mórbidas caricias a su juvenil cuerpo, pero sus finas manos eran arrastradas por las calientes y rasposas manos del viejo que no dejaban de recorrer la fina y tersa piel de la chica, al mismo tiempo que su trasero recibía una y otra ves las estocadas del viejo.

Decir que era una exquisitez, sería poco decir, era una cosa maravillosa, sentir ese fabuloso cuerpo ahí forzándolo contra su voluntad y abusando de ella.

La claudia salía del baño público por fin y se dirigió adonde había quedado de verse con su amiga, al mismo tiempo que le llamaba desde su móvil para avisarle que ya iba hacia allá.

–- Que raro, no me contesta, pensaba la escultural Claudia al mismo tiempo que deducía que por la música ella no oía su móvil y sin más preocupaciones se dirigió hacia el toro mecánico.

El viejo tenía tan gran erección que sentía que iba a romper el calzoncillo, su verga que estaba totalmente agitada, bramaba por entrar en esas exuberantes carnes.

– Elizabeth -Nooooo noooo- musitaba Elizabeth con esa voz aniñada y tratando de apartarse contorsionando su culazo, en un desesperado intento de parar los embates del viejo, logrando sólo que al viejo lo calentara más todavía ese movimiento.

Y poniendo su boca muy cerca de su oreja derecha de la chica le dijo.

–-Aaahh mamasota, te voy a culear, te voy a violar, te voy a llevar conmigo y nadie te encontrará, vas a ser mi mujer, perra calienta vergas, hasta que me harte de ti.

La chica totalmente espantada por las palabras del viejo musitaba.

– Elizabeth -sniff sniff… por favor no …no por favor… p..oo..r…….fa……v…oo..rrr….nooooo, suplicaba  angustiada.

En medio de toda esta vorágine, la chica oía que su móvil sonaba una y otra vez y pensaba.

–-Hay dios, seguramente es Clau, ha de estar preocupada por mí y yo sin poder escapar de estos viejos– eso le daba mucha tristeza porque ya se imaginaba siendo secuestrada por esos asquerosos viejos y siendo violada hasta que se hartaran y más tristeza le daba por su mamá que seguramente se moriría al no volver a saber de ella y se preguntaba por qué tenía que sufrir eso, por qué sufrir siempre de los abusos de los hombres.

Don Pedro continuaba embistiendo implacablemente con su verga endurecida las firmes nalgotas de la chica, a la vez que le atacaba con su barbona boca el hombro casi desnudo de la nena, lamiéndoselo y recorriéndolo con su rasposa lengua hasta su cuello y su oído para enseguida regresar de nuevo a su desnudo hombro, en un ir y venir que llenaban de escalofríos y que exasperaban a la nena.

– Elizabeth -Noooooooooooo……paaaareeee……dooon ….Peeeedrooo.

El viejo seguía deleitándose con la chamaca, sintiendo en su erecto miembro la desquiciante dureza y curvatura de ese juvenil culazo, al mismo tiempo que su apestosa boca no paraba de lamerle los casi desnudos hombros  ya que la blusa que llevaba Elizabeth al ser casi un top y en los hombros sólo dos delgados tirantes, la dejaba toda desprotegida.

Con una habilidad  que sólo se da cuando la adrenalina de la calentura se inyecta en el cuerpo, usando su apestosa boca y la rasposa lengua, el viejo luchaba contra el elástico del delgado tirante de la blusita de la chica, buscando un resquicio por dónde meter la lengua y así poder jalar el tirante por los hombros y deslizarlo por su brazo, con la intención de dejar desnudos los senos de la jovencita, cosa nada fácil ya que la blusa al ser elástica y muy pequeña se estiraba al máximo por las protuberancias de la niña y ambos tirantes estaban muy tensados.

Esta labor hubiese sido no tan difícil si el viejo hubiese tenido su dentadura completa, ya que con los dientes hubiese tomado el elástico y con un movimiento de cabeza lo hubiese arrastrado al hombro para deslizarlo hacia abajo, pero así con la lengua era una labor complicada, pero eso al viejo no le importaba, él tenía paciencia, además de que sus fosas nasales eran inundadas continuamente con el exquisito aroma del perfume que emanaba del cuello de la nena.

Mientras tanto las sucias manos, con la piel de las palmas horrorosamente descascaradas, continuaban su labor de acariciar ese abdomen plano con las manos de la chica encima arrastrándolas sin poderlas ella detener y por momentos la apretaba hacia él para sentir todavía más fuerte, en su tieso miembro, la punteada que le daba al sabroso culote de la chica.

– Elizabeth -Dééjeemee… dééjeemee don Peedroo pareee aaaahhhhh…deténgase…aaaaahhhh-

Elizabeth –-Aaaaaaahhhhh…. Aaaaaaahhhh– gemía la colegiala en cada nuevo repelón que le daba la vergota del viejo, ya que sin ninguna consideración hacia movimientos salvajes con su cadera de atrás para adelante y la punteaba fuertemente, sintiendo y absorbiendo el impacto las redondas nalgas de Elizabeth.

El viejo cada vez más desquiciado dirigió una de sus manos hacia arriba tratando de alcanzar los turgentes senos de la chica, ella muy angustiada al darse cuenta de sus intenciones, con sus dos manos las puso sobre la del viejo que subía haciendo fuerzas para detener la invasora, a sabiendas de que si esas manos llegaban a sus redondos senos y, peor aún, a sus hipersensibles pezones, todo acabaría para ella.

La reacción de ella es lo que quería el lleno de mañas y degenerado viejo, quien con un movimiento rápido atrapó ambas manos de la nena por las muñecas reteniéndolas férreamente, con una mano el viejo tenía más fuerza que la fina y delicada Elizabeth, neutralizándole ambas manos, ante la impotencia de ella; todo esto lo calentaba más, y dirigió hacia abajo la mano que le quedó libre, el elástico de la mini de la chica no fue obstáculo, fácilmente se introdujo y, deslizándose, bajó un poco más ante el horror e impotencia de la chica.

Muy pronto alcanzó el borde superior del pequeñísimo y sexy bikini de la encamable jovencita y lentamente metió la escamosa mano allanándolo ante la enorme desesperación de la nena.

Elizabeth -Nooooooooo… deetééngaasee… paaareee…nooo…loo..haaagaa.

Mientras tanto la boca del asqueroso viejo seguía luchando con el tirante que no cedía ni un ápice, haciendo muy complicado su intento de despojarla de su blusa a la nena.

En eso el viejo sintió debajo de su boca algo de lo que no se había percatado, esto porque el sedoso y hermoso cabello de la nena lo tapaba, un botón de esos que se traban a presión en la parte de atrás de la blusa de la nena, unos 5 centímetros abajo del hombro en su espalda, dándose cuenta de que de ahí se trababa el tirante de la blusita de la chiquilla.

Se dio entonces a la tarea de jalar con las encías afanosamente el botón que no resistió mucho los violentos jaloneos del desquiciado y caliente viejo.

“Clik” se oyó y el tensado tirante izquierdo de la blusa, como si fuera una liga a la que se tensa y se suelta de golpe, salió disparado yendo a acabar sobre el seno semi descubierto de la jovencita.

El viejo entonces se fue sobre el otro tirante y con la boca lo forzaba vigorosamente para destrabarlo, pero no cedía a pesar de que lo jalaba afanosamente, parecía que el botón se resistía a dejar a su dueña desnuda de la cintura para arriba.

Mientras tanto allá abajo del ombligo de la nena se desarrollaba otro drama, los sudados y temblorosos dedos por la emoción del viejo, ya estaban adentro del bikini de la nena y moviéndose como si fuera una araña buscaban la entrada de su rajadita ante la enorme desesperación de la curvilínea jovencita, quien se meneaba angustiosamente tratando de evitar esa profanación, el viejo le seguía agarrando sus manos por las finas muñecas dejándola indefensa y la otra mano con todo el camino libre y con paciencia buscaba su clítoris.

Elizabeth sabía que, si el viejo se apoderaba de su sensible y muy perceptivo clítoris entonces si, adiós voluntad propia y bienvenido gozo, placer y disfrute a manos llenas.

Elizabeth «P-por favor… deténgase… se lo suplico…» imploraba desesperada la mamasota, pero el caliente viejo la  ignoro, como si no escuchara sus  ruegos.

Elizabeth Mmmmmh… Por favor… no me toque… ahí… aaaah…»

Contoneaba y culebreaba todo el cuerpo y hacia las nalgotas para atrás en un vano intento de evitar que esa arrugada mano cumpliera su caliente misión.

Todo ese contoneo de la voluptuosa anatomía de la colegiala enardecía aún más al viejo depravado, sintiendo cómo ese redondo culazo se le repellaba una y otra vez a su erecto miembro llenándolo de deleites y placenteras sensaciones.

Elizabeth – Nooooo……nnooo..por…favor…nooo…Don…Peeedrooo…aaaaahhhhh.

– Ssshhhh..entrégate chiquita….se que lo deseas…entrégate…disfruta el placer que te daré, mamasota- le dijo y se fue de nuevo a seguir su labor de destrabar el botón de la blusa con la boca.

Su mano notaba con mucho agrado cómo la zona de la entrepierna de la chiquilla estaba casi totalmente libre de pelos, apenas unos finos vellos percibía, sus dedos pronto encontraron la entrada de la intimidad de la chica y los más largos se metieron entre sus labios vaginales, la nena al sentirlos, junto sus piernas y atrapó a la invasora mano, en un último y desesperado acto de defensa, a la ves que suplicaba.

Elizabeth Noooo…porr …faaavoorr ….aahh…paaareee….ahhhhh….alli..nooo

Estaba realmente desesperada la encamable colegiala al ver lo inútil de sus esfuerzos, sabía que solo era cuestión de tiempo para que esa mano se apoderara de su intimidad.

El viejo gozaba con toda esa resistencia de la nena, eso lo calentaba más al degenerado.

El mañoso viejo le dio un mordisco en el cuello haciendo que la nena aflojara la presión que sus hermosas piernas le hacían a la mano.

-Tu panochita esta húmeda y caliente zorrita, lo estás disfrutando puta– le decía al oído el viejo, a la par que sus dedos se apoderaban del muy sensible clítoris de la colegiala.

Elizabeth cerraba sus hermosos ojos verdes y se mordía los labios de lado, al sentir como ese magreo la comenzaba a enardecer incontrolablemente haciéndole perder la razón enloqueciéndola, el viejo alternaba los masajes al cada vez más hinchado clítoris con dedeadas a la conchita virgen, le metía los dedos hasta tocar la delicada membrana del himen de la chica, con cuidado para no romperlo, ese privilegio quería que fuera para su verga.

La nena trataba de reprimir las cada vez más fuertes y agradables sensaciones que se apoderaban de ella cada segundo que pasaba, tratando de pensar en su mamá, en su casa, en su novio, etc., pero el viejo continuaba moviendo hábilmente sus dedos en su vagina, que estaba que ardía.

Ella se sentía sola, abandonada y cada vez más exhausta por tanta lucha, su voluntad muy debilitada también y con pocas fuerzas para seguir resistiendo.

“Clik” sonó el segundo botón del tirante de la blusa de la nena al destrabarse saliendo volando hasta el pecho de la colegiala, dejándole sus hermosos y redondos hombros desnudos.

Ella ya casi sin fuerzas para luchar cada ves más débil por las dedeadas que le daban, sólo protestó muy quedadamente.

– Elizabeth «Nooooo….déééjeeemee….suuuéélteemee…..- se oían los quejidos de la nena, ya que a pesar de estar en una situación nada agradable su  curvilíneo cuerpo empezaba a reaccionar a las dedeadas del tipo en su vagina.

– Elizabeth -«Aaaaahhh!…aahhh!…aahhh!…noooooood…aahhh….gemía suplicante la mamazota  .

De-detengase…p-por ffavor…aahhhhggggg!…mmmmgghhhh!…aahhh!…d-diosss..exclamaba entre gemidos

Las redondas tetas de la chiquilla luchaban por no quedar desnudas, estoicamente detenían la blusita que las cubrían casi casi, con los pezones resistiéndose a mostrarse a esos degenerados.

El viejo acerco su horrible, arrugado y barbón rostro al cuello de la jovencita posándose en su desnudo hombro, sintiendo ella su aliento que exhalaba fuego, llenándola de escalofríos que le transmitía el transpirado viejo.

Ella al percibir la cara del viejo en su redondo hombro y sentir como le chupeteaba su sensible cuello y el lóbulo de oreja, instintivamente inclinó su cabeza de lado al mismo tiempo que cerraba sus ojos, dejándole al viejo a su disposición toda esa zona de su cuerpo; la boca y la tupida barba de éste recorrían todo esa exquisita piel que subyugaba al viejo, erizándole a la nena todo los vellos de su cuerpo, estremeciéndola; la jovencita le estaba cumpliendo al sexagenario sus fantasías más morbosas.

La inquieta boca que le lamía los hombros y la oreja, dejaba en su recorrido un camino de asquerosa saliva que resbalaba, por efecto de la gravedad, hacia los pechos y abdomen de la nena.

El viejo se deleitaba con el dulce y agradable perfume que emanaba de la nena, inundándole las fosas nasales, disfrutando de ese rico aroma que lo sumergía en todo ese gozoso frenesí descontrolado, cuya fuente era la sabrosa chamaca y en lo único que pensaba era en que todo aquello durase eternamente.

El viejo entonces pudo sentir cómo aflojaba la chica sus manos que tenía retenidas, soltándolas, cayendo ambos brazos pesadamente a cada lado de la nena, sin ningún signo de querer seguir oponiéndose a sus deseos.

Tomando la blusa con la mano libre sin ninguna dificultad se la quitó, despojándola y dejándole las formidables tetas completamente desnudas, desde el hombro que chupeteaba tenía el viejo una vista espectacular de esos dos redondos melones al descubierto, sin nada que los ocultara.

Completamente embelesado contemplaba esos espectaculares senos en toda su maravillosa desnudez, se erguían turgentes, redondos, macizos y provocadores; a pesar de su tamaño la gravedad no les afectaba, se manifestaban totalmente levantados, los pezones de un color oscuro, hinchados por toda la turbación y el magreo.

Subían y bajaban las redondas tetas al compás de la agitada respiración de la chiquilla, parecían estar para ser mamados y estrujados por primera vez, era imposible no clavar inevitablemente la mirada en aquellos maravillosos melones., eran demasiado imponentes, demasiado soberbios para no babear por ellos.

-Mamita rica…susurró, en el momento que su mano libre se apodero del turgente seno palpándolo primero como no creyendo lo que sus ojos veían para a continuación estrujarlo y recorrerlo por todo su contorno.

Después con sus dedos coge el pezón hinchado y le comienza a dar un suave masaje a la delicada e hipersensible extremidad de la chica a la par que le decía al oído.

-Qué buenas tetas tienes chamaca, vas a ver cómo me las voy a comer- y gruñendo como un animal salvaje, mete luego su lengua caliente y húmeda en la oreja de la colegiala, lamiéndosela como un poseído, llenándola de múltiples escalofríos que la turbaban enormemente, al mismo tiempo que le estrujaba una de las tremendas tetas y con la otra mano la seguía dedeando allá abajo sin tregua llenándola a la casi sin voluntad colegiala de múltiples estremecimientos e instintivamente arqueaba la espalda al sentir un placer infinito que salía de su interior.

Elizabeth siente que su corazón late a mil por hora, mientras entre sus piernas siente también el palpitar húmedo de su cosita, caliente como un volcán listo para explotar.

Elizabeth -Oohhhhhhhhhhhh  oohhhhhhhhhhhhhhh  aahhhhhhhhhhhhhhh — se oían los gemidos de la boca de la chica que trataba de reprimir, pero era imposible parar de gemir, era algo en lo que poco a poco ella perdía el control.

El depravado le decía al oído.

–Mamazota, vas a ver qué culeadas te voy a dar, te voy a volver una puta en la cama y me voy a llenar las bolsas de billetes contigo, diosa.

Aquel lenguaje soez y vulgar la ponía más cachonda aún y subía el culote instintivamente para sentir aún más fuerte la vergota que la punteaba y empezó a contonear las caderas ya muy excitada, sentía que la sangre hirviendo le fluía como una corriente de aguas impetuosas.

Cerraba sus hermosos ojos verdes pues el gusto por todo eso iba en aumento cada segundo que pasaba, los latidos de su corazón se aceleraban por momentos y su estrecha y virginal rajada se humedecía por ráfagas, ella tenia sentimientos encontrados por que quería que todo aquello acabase, pero por otro lado deseaba que no tuviera fin.

Literalmente el viejo tenía sus 5 sentidos totalmente enajenados y enardecidos por el placentero momento.

La vista: sus ojos no paraban de deleitarse con los fabulosos senos de concurso y ver ese hermoso rostro de la chiquilla, excitándolo al saber que tenía esa preciosa jovencita en sus garras.

Olfato: desde que comenzó todo el magreo su nariz no ha dejado de deleitarse con ese delicioso aroma que emana de ese cuerpo de infarto, un aroma a pulcra higiene, un aroma de un cuerpo joven fresco y en plenitud de desarrollo, un aroma a miedo y temor y un aroma de su delicado perfume original que sólo usaba en ocasiones especiales la nena.

Tacto: este, ni se diga, es el que más se ha estado deleitando, sintiendo esa lozana y tersa piel joven, sintiendo el par de nalgotas de concurso de la chiquilla, sintiendo como se estremece su cuerpo en cada escalofrío que él hace que le de, sintiendo la humedad de su vagina, etc.

Oído: su aparato auditivo se ha deleitado desde que la oyó hablar por primera vez con esa dulce y melodiosa voz de una niña ingenua e inocente, se ha deleitado cuando suplicaba que no le hiciera nada o que parara de los manoseos y también cuando de repente se le escapaba un gemido de placer.

Gusto: este sentido ha sido el que menos ha entrado en acción, pero también tendrá buena participación para deleite del viejo, este sentido se ha deleitado al saborear la piel fresca y joven de la chiquilla al lengüetearle los hombros, el cuello y las orejas, gustando el delicioso sabor que irradia esa cuerpo joven y exuberante, ahí les cuento cuando pruebe los carnosos labios de la deliciosa boca de la nena o cuando mame y pruebe el sabor de los dos senos de la chica.

–- Qué tetas mamasota son enormes y qué duras están…. decía el viejo babeándose al estrujarlas y masajearlas alternadamente.

El abusivo y pervertido de don pedro sentía como la deliciosa colegiala vibraba y se estremecía por todo lo que le hacia, percibiendo como a cada segundo que pasaba la jovencita oponía menos resistencia a sus abusivas acometidas.

Elizabeth P-por favor…. de-déjeme…por favor Don pedro…aaaaaaaahhhhhhh.

Mamasota… eres la perra… mas rica de este mundo, te voy a meter la verga zorra calienta machos.

Enseguida los intrusos y experimentados dedos en estas lides del degenerado entreabrían los labios vaginales de la adolescente buscando afanosamente el delicado botón de su sensible clítoris y al encontrarlo recomenzar a frotarlo, ocasionando que la encamable jovencita se contorsionara y en su cara se dibujara un rictus de placer.

Aaaaaaahhhhh…p-pooorr…ffaaaaaaaaa….vvoooorrr…paaarreee..aaaahhh

El viejo sentía claramente como arqueaba su cuerpo por instinto la escultural jovencita y como esas carnosas y deliciosas nalgas se le re pegaba aun mas para enorme gozo de su endurecido miembro que yacía visible bajo el elástico del calzoncillo, el vejete se había sacado la erecta verga por sobre el elástico del asqueroso calzoncillo y se internaba bajo la mini de la chica para su morboso placer.

Basss…taaa, porrr faaa…vooor…suplicaba la mamasota entre jadeos

Las muy experimentadas manos y boca del viejo estaban terminando con los últimos reductos de resistencia de la colegiala, toda esa estimulación al mismo tiempo la estaban acabando.

La mano derecha del vejete totalmente apoderada  de su clítoris dándole un masaje que estimulaba  muy placenteramente al ya duro cartílago, la mano izquierda estrujaba ambos senos alternadamente y por momentos con las yemas de los dedos le daba un suave masaje a los durísimos pezones y la barbuda y sin dientes boca y lengua recorrían  afanosamente todo el cuello y los desnudos hombros de la  rica jovencita y por momentos se apoderaba  del lóbulo de la oreja de la chica dándole suaves mordiscos , ella ladeaba su cabeza para permitirle al viejo más  facilidad en su labor.

Todo eso la estaba matando de placer a la escultural jovencita, ella apoyaba sus suaves y delicadas manos sobre los peludos y sudados brazos del vejete a la altura de su muñeca de el, pero no para detener las acometidas del lujurioso viejo, si no que cerraba sus finas manos y le daba suaves apretones a esas sucias manos que le daban degeneradas caricias.

Su resistencia física estaba totalmente vencida, solo por momentos entre gemidos pronunciaba algunas palabras de que el vejete parara todo ese abuso a su escultural cuerpo.

De-dejeemee….aaahhhhhhh….poooor…favor…..don….peeedrrooo…se oía  de su boca muy débil solo como un susurro.

-Que tiernecita estas putitas, te voy a meter la verga por todos tus huecos puta, vas a gritar de placer mamasota te voy hacer mujer.

Esa golosa boca en su cuello, la mano en su vagina y la otra apretando su seno estaban desquiciando de placer a la nena que, involuntariamente, empezaba a gozar de aquello, su mente sabía que debía resistir, pero su cuerpo decía lo contrario.

La respiración de la chica era cada vez más profunda, presa de todo ese magreo que la llenaba de oleadas placenteras cada vez más fuertes; los escalofríos que recorrían todo su cuerpo hacían que los finos vellos de su piel estuvieran permanentemente erizados.

Elizabeth sentía que su cuerpo empezaba a encenderse incontrolablemente, el fogoso temperamento de su cuerpo le ganaba la batalla a su mente que trataba de reprimir esas sensaciones, no tenía como resistir todos esos estímulos, era demasiado.

El viejo la sentía vibrar, estremecerse por todo el magreo del que era objeto por el desgraciado y aprovechado vejete, ella con los ojos entre cerrados sentía que ya no podía luchar mas, su cuerpo la había vencido.

La jovencita no cesaba de retorcerse, pero ya no tanto por oponerse al abuso del viejo, sino porque sentía en su cuerpo un delicioso hormigueo desde su panochita, que se extendía por toda su curvilínea anatomía, haciéndola estremecerse, llenándola de un tremendo placer y gozo; dejando de luchar, se abandonó totalmente a los lujuriosos deseos del viejo.

Elizabeth comenzó a gemir de placer, ya entregada al viejo para su asquerosa satisfacción.

–-Ahhh ahhh ahhh  ahhhhhh  asii asiii oohh oohhhhhhhhhhhhhh.

Al viejo, al darse cuenta su reacción, se le dibujó una siniestra sonrisa en los labios imaginándose ya saciando sus mas bajos instintos en su jugoso y suculento cuerpo que para esos momentos ya estaba a punto…listo para ser poseído a la par que pensaba.

–- Je je je…este arroz ya se coció, le voy a dar una culeada a esta chamaca que no lo olvidará nunca…   je je je je.

La chiquilla no cesaba de jadear, ya sin ningún recato, dejando escapar todo ese fuego que trataba de contener y que le quemaba por dentro de su cuerpo, ella sentía cómo todo eso era mucho más que cuando se masturbaba en la soledad de su recámara; sentir las manos que la acariciaban, la estrujaban, la dedeaban; sentir esa apestosa boca cómo le chupeteaba el cuello y las orejas, llenándola de sensaciones agradables; sentir el erecto miembro del viejo cómo le punteaba sus nalgotas, excitándola; sentir ese miembro que estaba como fierro y saber que era  por ella y sobre todo oler el sudor del viejo, oler ese aroma a hombre, a macho caliente…. todo eso la enardecía, no tenia comparación; de cuando se masturbaba sola, esto era definitivamente mucho más.

Elizabeth –-Oohhhhhhhhhhhh……aahhhhhhhhhhhh…….diiioooos….. mmm,uhmm.

El viejo sentía la mano con que la dedeaba, totalmente empapada de los flujos de la chiquilla y le decía al oído:

–-Esta panochita tiene dueño de ahora en adelante zorra.

Elizabeth –- Oooohhhhhhh…si, siiiiii……don …….Pe..Pee…Peeedroo,… Uussteeed …es …su…su duuuueeeñoo…., al mismo tiempo que hacía para atrás sus nalgotas para sentir más fuerte las punteadas que le daba el viejo.

El hermoso rostro de la jovencita tenía esos bellos ojos verdes entre cerrados por las oleadas de placer que le llegaban en forma constante una detrás de otra y que le nublaban la razón, los húmedos  labios abiertos gimiendo y jadeando, presa ya su voluntad del deseo y las placenteras  sensaciones que le daba el sátiro viejo, ya no le importaba nada, tan solo saciar esa incontrolable calentura casi anormal que la invadía en toda su escultural anatomía  y que la llevaban a actuar como la más puta de las putas.

Ver esa escultural y hermosa adolescente, ingenua y casi inocente gimiendo sonoramente de placer, le inspiraba un morbo de estratosfera al viejo de don pedro, los minutos siguieron en intensos chupeteos, caricias, manoseadas y dedeadas aquel exquisito y delicioso cuerpo de la colegiala.

–-Qué culo más rico tienes mamasota!! y estas chichotas están hechas para darme placer, puta barata, zorra!!.

–-Esos insultos prendían más a la deliciosa adolescente, llenándola de sensaciones indescriptibles, le excitaba sentirse humillada y en manos de ese sátiro, sentía cómo la erecta verga del viejo palpitaba en sus nalgotas como si tuviera vida propia, ella se sentía esclava, emputecida y ese sentimiento la hacía vibrar.

El depravado le susurraba roncamente al oído al percibir en sus 5 sentidos cómo se estremecía la escultural jovencita.

–-¿Ya ves cómo te gusta nena? todas son unas putas baratas, primero no quieren y después aflojan solitas… te voy a culear mamasota ¿quieres que te meta la verga?

Cómo la prendía oír al vejete con ese lenguaje soez y vulgar cerca de su oído; cómo la calentaba esa sensación de estar indefensa, sin salida en manos de ese caliente vejete.

Elizabeth –-Ahhhhhhhhhhhh……siiii….don..Peedroo…..métamela…..hágame su mujer.

Estaba irreconocible Elizabeth, ¿dónde había quedado aquella jovencita bien portada, limpia, de buenos sentimientos, nada vulgar y que detestaba todo lo pornográfico?, en otras circunstancias jamás hubiese dicho eso Elizabeth, pero en esos momentos el deseo, la calentura, la lujuria la tenían completamente dominada.

El viejo entonces le dio vuelta quedando de frente a ella y veía embelesado a la hermosa jovencita ya totalmente entregada a sus mas depravados y sádicos deseos, los ojos del degenerado viejo le brillaban con siniestra maldad al imaginarse ya culeándose a ese tremendo bombón de jovencita.

Ella entre su  tremenda excitación veía el rostro de don Pedro transformado a como lo había visto la primera vez esa misma noche, tenia cambiado  el rostro en una siniestra mueca de lujuria, los ojos rojos por el  deseo, las venas de sus sienes se habían hecho visibles por la excitación, de la boca caía un hilo de asquerosa baba que se perdía entre la maraña de esa tupida barba , todo esto sumado a lo arrugado de su piel, a lo antihigiénico , sucio  y sudado de su aspecto , si la nena no hubiese estado tan excitada por el viejo seguramente se hubiese desmayado de ver este adefesio de la naturaleza

Ella tenía los parpados de sus ojos semi cerrados por la excitación, el horrible viejo bajo la vista, y se recreaba mirando los redondos senos desnudos de la nena, perfectamente formados, turgentes, que se alzaban majestuosos moviéndose agitadamente con el ritmo de su respiración; sus hinchados pezones estaban rodeados por una rica aureola de carne; la vista de esos tremendos melones era soberbia.

El viejo no pudo evitar tomarse unos instantes contemplando la visión de esta diosa, con esos tersos melones de carne que se erguían majestuosos y que subían y bajaban al ritmo de la agitada respiración y cubiertos de un ligero sudor que los hace brillar, los ojos del degenerado se le salían contemplando esos tremendos melones.

Elizabeth tenía su hermoso rostro expectante por el siguiente paso que daría el viejo degenerado, a la vez que se ruborizó al ser conciente de que estaba totalmente desnudada de la cintura para arriba y ante la libidinosa mirada de un caliente vejete.

Entonces el vejete dijo.

–-Mamasota estás muy buena de verdad, qué par de tetas grandes y divinas, verás que culeada te voy a echar, vas a ver las estrellas, bomboncito

Entonces el vejete volvió su atención a los carnosos y húmedos labios de la chiquilla, quedando cautivado y recordando que no los había probado aún, es más, nunca había probado los labios de una jovencita tan hermosa y se lleno de ansias de poseer esos tentadores labios.

Ella estaba expectante sentía una rara mezcla de miedo, ansiedad y real excitación

Ella se dio cuenta de sus intenciones al verlo venir sobre su carnosa boca, el horrible rostro arrugado y barbón del vejete y totalmente dócil y entregada se dispuso a recibir esa apestosa boca sin dientes en sus finos y delicados labios.

Elizabeth abrió su boca dispuesta a que el viejo gozara sus labios.

Al mismo tiempo el viejo la estrechaba por la cintura atrayéndola hacia sí, haciéndole sentir sin miramientos el duro bulto que tenía formado en la entrepierna.

–-Aaaahhhhhhh mamazota…, y le dio un beso espantosamente asqueroso; fundiéndose los dos en un fogoso beso, el viejo mancillando esos jugosos y frescos labios de la jovencita, introducía su lengua infestada de alcohol, en esa boca tan fina y delicada, avasallándola ella podía sentir en sus  papilas gustativas los repugnantes ácidos y gases de la cerveza y el tabaco que el viejo le pasaba en ese asqueroso aliento putrefacto, ella ya no oponía resistencia alguna y toda mansa se dejaba hacer.

La invasora y larga lengua del vejete le exploraba hasta la garganta y ella respondía a ese asqueroso beso con verdadera pasión, sentía como esa lengua apestosa se movía con agilidad y destreza en su boca y ella quería sentirla recorriendo todo su escultural cuerpo; ese viejo fácilmente podría ser su abuelo, pero que en esos momentos sólo deseaba que fuera su macho, ella suspiraba disfrutando como la abusaba el viejo y lo abrazaba por los hombros derritiéndose como mantequilla por el caliente beso.

El vejete disfrutaba esa deliciosa boca de donde emanaba un aliento calido, limpio y muy rico, su lengua le recorría todos sus perfectos dientes explorándoselos, ella sentía que esa tupida barba le puyaba los labios, pero eso no le importaba, lo que quería era saciar ese fuego que la estaba consumiendo en su cuerpo y no le importaba que fuera con ese repugnante viejo.

Elizabeth en lugar de rechazar al asqueroso vejete alzo sus manos desde los hombros del viejo e instintivamente las dirigió a la parte posterior de la cabeza del viejo, introduciendo sus dedos en la maraña de canosos cabellos empezándole a dar un suave y delicioso masaje con las yemas de los dedos  para deleite del viejo, lo que confirmaba que ella sí estaba disfrutando el momento sexual.

Sus bocas parecían una sola las lenguas se fundieron en una sola, sus flujos salivales se mezclaban…segregando aún más y era tal la cantidad que esta escurría como hilillos por entre las comisuras de las dos cavidades bucales

El viejo la besaba apasionadamente con su lengua enredada en la de ella intercambiando sus flujos salivales… y ella gimiendo…exhalando suspiros cargados de erotismo…de deseo carnal! , y el enardecido por el placer que le daba esa deliciosa chiquilla, a la par que sus manos bajaron a las juveniles nalgotas de la nena e, introduciéndose bajo la mini, las acariciaba y las estrujaba; podía sentir claramente como esas nalgotas se contraían rítmicamente por el movimiento de pelvis de la chica hacia delante y hacia atrás como si estuviera cogiendo.

Gozaba el escultural trasero de la colegiala que estaba totalmente entregada, las arrugadas manos recorrían las tersas y muy suaves piernotas y el culo de la excitada chiquilla, quien mansamente se dejaba manosear; la verga del viejo estaba apunto de estallar y palpitaba deseando penetrar ese culazo de infarto.

El viejo le jaló la minifalda hacia abajo con la colaboración de ella que alzaba las piernas para que la mini saliera sin dificultad, despojándola y quedando la nena solamente en su sexy bikini y sus botas a la rodilla; dejando a la vista de cualquiera que pasara sus bragas negras cubríendo la redondez de sus nalgas, mismas que mordían parte de la tela, y la hermosura de sus bien torneadas piernas.

El viejo continúo acariciando y estrujando aquellas redondas y hermosas nalgas carnudas de piel suave.

–- Vaya culo que tienes puta, te voy a meter la verga zorra, le decía a la par que la dedeaba en su agujero posterior metiéndole el dedo pulgar una y otra vez y luego dos dedos los introducía y los movía en círculos tratando de dilatar su cerrado ano.

Elizabeth cerraba los ojos, abandonándose a todo lo que el degenerado viejo le quisiera hacer, era presa de sus deseos y de su fogoso cuerpo estaba tan sensible a todo ese magreo que una sola mano en cualquier parte de su cuerpo del vejete, le bastaba para hacerla temblar de deseo.

De pronto el viejo dejando de besarla dirigió su ansiosa boca al desprotegido cuello de ella que seguía aferrada a la cabeza del vejete dándole un dulce y suave masaje a la parte posterior de su cabeza.

Elizabeth al sentir hacia donde se dirigía sintió que casi se desmayaba imaginándose ya el placer que le daría esa barbona boca cuando le mamara sus desnudos senos, sentía que su corazón iba a doscientos por hora.

El viejo subiendo las manos las dirigió a los redondos senos de la nena a la par que le besaba y le succionaba el cuello, le comenzó a masajear las tetas estrujándolas, sintiendo el viejo el pezón durísimo al tacto con sus dedos, ella sé estremeció al sentir la atrevida caricia y suspiraba muy agitada.

Por momentos el caliente vejete muerde suavemente el cuello de la chica haciéndola sobresaltarse y ella hundía mas sus dedos en los canosos cabellos del vejete, atrayéndolo hacia su corazón que el viejo noto que le latía fuertemente.

Don Pedro se regodeaba con los pechos de la chica los apretaba, masajeaba, estrujaba a su gusto y como el quería los duros senos de la colegiala alternando los estrujamientos con masajes a los dos hinchadísimos pezones de la chiquilla a sabiendas el lleno de mañas viejo lo sensible que son las mujeres en esa parte de su cuerpo los frotaba tan hábilmente que ella se arqueo un poco, producto del placer que le daba ese viejo.

Las succiones a su fino cuello y los masajes a sus sensibles pezones la estaban matando de placer, el asqueroso viejo había logrado despertar su fogoso temperamento.

–-aahhhhhhhhhhhhhh… ahiiiiii…siiiiii…uffff……. uffff …aahhhhhhh.

La boca del viejo dejaba escapar su ardiente aliento sobre su cuello, su boca que le chupeteaba el cuello era como brazas de fuego.

Entonces el viejo bajó más su arrugada cara dirigiéndola a los desprotegidos pechos de la chiquilla y, sin dejar de estrujarlos, abrió ampliamente su barbuda boca y atrapó el pezón en conjunto con la aureola, empezándole a dar una gran succión con esa boca sin dientes; ella sentía el calor atroz que emanaba de esa boca y cómo la lengua se deslizaba hábilmente sobre la inmensa sensibilidad de su pezón.

La deliciosa jovencita sintió claramente como un intenso y tremendo cosquilleo nacía en su panochita y empezó a subir por todo su cuerpo, expandiéndose rápidamente; sentía que la sangre le recomenzaba a hervir y arqueando la espalda al máximo, gemía llena de estremecedoras sensaciones que le daba la mamadota del viejo en sus senos.

Elizabeth –- Mmmmm,,aaahhhhh, aaahhh… diosss, diossss, dioosssss, qué ricoooo se sienteeeeee!!.

El viejo se daba el banquete de su vida con los juveniles senos de la chiquilla, mamaba muy hambriento los muy sensibles pechos de la jovencita y repegaba su empalmado miembro en la entrepierna de la nena.

–- Hmmmmm qué delicia de chichotas tienes condenada escuincla.

Elizabeth estaba en éxtasis, casi sin poder emitir palabras coherentes, por la excitación, todo lo que salía de su boca eran deliciosos gemidos que eran agradables al oido del abusador vejete.

–- Oohhhhhhhhhhhhhh…oohhhhhhhhhhhhhhhh….qué riiiiiccooooooo!!!; intensos escalofríos recorrían la suave piel de la nena, una y otra vez el vejete mamaba desesperadamente los pezones mientras ella se retorcía de placer y se aferraba a la cabeza del viejo, apretándola contra su pechos

La nena casi desfallecía por las sensaciones tan intensas que la empezaban a enloquecer, esa boca sin dientes en sus pezones la mataba de placer, el sentir como le atrapaba esa chimuela boca con sólo sus encías su pezón y junto con la rasposa lengua, le daba un placer nuca antes experimentado.

Elizabeth explotaba en fuertes gemidos de placer, no podía controlarse, todo era demasiado para la chica; intensos escalofríos recorrían la suave piel, el viejo, fuera de sí, también le mamaba golosamente los senos, los mordía, los estrujaba, ante la complacencia de ella que tenía su cabeza echada hacia atrás y la espalda arqueada al máximo, totalmente entregada.

Elizabeth –- Aahhh…ahhh…dooon…Peeeedrooo… asíii…asíiiiiii…uyyyyyyy, con el semblante totalmente descompuesto por la excitación.

El viejo sumergía su asquerosa cara entre los mamables pechos de la jovencita embarrándosela con su propia saliva y el sudor de ella que yacía en toda la superficie de esos dos incomparables globos de carne.

El viejo ya muy caliente con los gemidos de la jovencita mamaba con mucho sadismo los senos de la nena, haciéndola gemir cada vez más fuerte y estremeciéndola toda.

Elizabeth Ohhhhhhhh…diossssssss…..paaapiiii…..El desquiciante cosquilleo que le recorría la panocha la enloquecía haciéndola perder toda ecuanimidad; a estas alturas su virginal panochita palpitaba fuertemente como si el corazón se le hubiera estacionado allá abajo.

El viejo no dejaba de chuparle y llenarle de saliva los pechos y le decía.

–-¿te gusta puta?..Ahora vas a sentir lo que es culear, te voy a meter la verga.

– Elizabeth – Sssiii.sssii…ssiii….-gemía, indefensa, la chiquilla.

Mamaba sin tregua esas increíbles tetas como un niño hambriento, matándola de placer a la colegiala haciendo que le brotaran lágrimas abundantemente de sus bellos ojos verdes por tanto placer que le daba ese horrible viejo, ella sentía que por momentos le flaqueaban sus potentes piernas por el implacable ataque del viejo a su tan deseado cuerpo

A continuación el vejete la recargó en la pesada meza de madera y dándole la vuelta la dejo a  espaldas de el y tomó el bikini de la chiquilla y, agarrando el elástico, lentamente comenzó a bajarlo sin recibir ningún tipo de resistencia, dejándola completamente desnuda, sólo conservaba la chiquilla sus botas como única vestimenta.

Elizabeth era como un títere en manos del lujurioso viejo quien podía hacer con ella lo que le diera su regalada gana; el viejo veía las redondas nalgotas de la jovencita que estaba a punto de culear y se relamía los labios al saber que le esperaba un inmenso placer.

Así detrás de ella el viejo la empujo suavemente sobre la meza, dejando a la jovencita de la cintura para arriba sobre la superficie de la misma con sus redondas tetas aplastadas por su mismo peso de ella, quedando la muchacha en forma de una L.

La vista era impresionante de esas rotundas y majestuosas nalgas redondas alzadas, pecaminosamente desafiantes y en la plenitud de sus 18 años, el viejo no podía abstraerse de mirar ese carnoso y erguido par de nalgotas que, con las piernas completamente derechas sin flexionar, engrandecían más ese gran culo.

El viejo con cara de sádico agarro su tieso miembro de respetables dimensiones, como de unos 20 centímetros de larga, gruesa en su circunferencia, llena de venas palpitantes y la empeso a tallar contra esas nalgas de concurso.

La nena sintió la cabeza de la tranca del vejete como era acomodada en la entrada de su orificio posterior, y a pesar de la inmensa calentura en que la había transportado este desalmado y horrendo hombre, quiso poner un poco más de resistencia, el saberse observada por los amigos de don Pedro la hicieron bajar las revoluciones,

– ¡ Elizabeth -Ahhhh don Pedrooo, por favor no me lo hagaaa, están sus amigos mirando…!!, se atrevió a decir Elizabeth, quien aún se mantenía apoyada desnuda en la mesa y mirando con su carita suplicante al que iba a ser su violador.

–Callate pendejaaa calienta vergasss!!, ya te dije que nos has estado calentando por casi toda noche y ahora te convertiré en mi mujer, jajaja, diciendo esto último don Pedro empujo su apéndice vergal con decisión hacia el interior de la hermosa colegiala, quien al sentir el vigoroso apuntalamiento hacia su culo, no le quedó más remedio que cerrar sus ojos y contraer sus facciones al sentir el inmenso dolor anal que le produjo la salvaje embestida.

Don Pedro se dio cuenta que a pesar de su concentración y del empeño que le ponía para colarse en el poderoso cuerpo de Elizabeth, su verga era rechazada por aquel soberbio pedazo de culo que tenía a su entera disposición, sus amigos mientras observaban lo que estaba ocurriendo solo a metros de ellos, no dejaban de sobarse sus vergas y animaban al que era su jefe a romperle el trasero a aquella hermosa adolescente que se les había aparecido en sus miserables destinos,

–Vamos jefecito, rómpale el culazo a esa puta hasta que le sangre el hoyo, jejejeje…

–Si Pedro!, ¡vamos apurale! que yo ya quiero probar su zorra!!, esta tan rebuenota que hasta le chuparía los dedos a su ginecólogo, jajajajaj!!!, reían los rufianes…

Elizabeth al escuchar las insolencias y vulgaridades que decían los hombres ahí reunidos, y al percatarse de que ellos también ya exigían su parte para beneficiarse con las bondades de su cuerpo, y que uno de ellos pretendía penetrarla por su vagina, cayó en un estado total de pánico absoluto…

Elizabeth –Por favor don Pedro, no deje que ellos me lo hagan, snifff!!

–Callate perraaa!! Ya te dije lo puta y zorra que eras así que tendrás que prestar tu panocha a todos nosotros, jajajajaja!! Te la vamos a romper cosita ricaaa, te vamos a culiarrr!! Así que llora todo lo que quieras, total nadie te va a escuchar, y lo más seguro es que después te va a gustar tanto que mañana vendrás por mas vergaaa, jajajajaja!! Ahora quedate quieta que no puedo meterte mi verga en el culo!!.

El viejo continuaba en su afán penetrador que cada vez era más infructuoso, mientras tanto toda la calentura experimentada por la sensual jovencita se fueron disipando, ahora lo que sentía era terror, la fuerte música seguía alegrando el ambiente, pero a Elizabeth se la iban a violar en una feria, en donde solo a unos cuantos metros bailaban parejas de enamorados, como así mismo padres disfrutaban con sus esposas y pequeños hijos, y ella ahí en una zona oscura, toda desnuda y con tres viejos calientes y pervertidos.

Don Pedro ya estaba cayendo en la desesperación, pero que apretado tenía el ojete del culo esa pendeja endemoniada!, Elizabeth sollozaba y contraía todos sus músculos de las nalgas, por lo que el viejo optó a aplicarle una sonora tanda de fuertes nalgadas en el culo para que la hembra se distendiera.

–Plafff…Plafff…plafff…plafff…retumbaron los manasos del fiero mecánico a las duras y tiernas carnes de Elizabeth, el viejo noto que con esta salvaje medida la joven pareció tranquilizarse un poco, por lo que volvió a apuntar su herramienta de carne en el diminuto ano de la colegiala, cerrando sus ojos en señal de concentración empujo firme y decididamente, introduciendo así la vibrante cabeza de su taladro vergal, lo había conseguido, estaba atravesando a la tierna chamaca,

Elizabeth –Ahhhh, noooo!! Don Pedro saquelooo!!. Elizabeth sentía un tremendo dolor jamás experimentado, ni siquiera con el cojo Juan le había dolido tanto la vez que le atravesó el culo en el sótano de la escuela, y claro, si bien el cojo se gastaba medidas aceptables en su verga, don Pedro lo superaba con creces en medida y grosor…

–Aceptalo pendejaaaa!! Hace un rato me dijiste que querías culiar y ahora te haces la santita!! Jajajaa…Ya te metí parte de mi vergaaa y ahora lo tendrás todooo!! Te voy a encular como Dios mandaaa jajajaja!! Diciendo esto último el horrendo hombre se afianzo con sus gruesas manos de las suaves caderas de Elizabeth y empujo más violentamente, atravesándola con salvaje brutalidad, hasta que sintió que sus testículos chocaban con la suave vagina de Elizabeth

Elizabeth lo sintió entrarle hasta el alma, quiso gritar y escapar, pero sabía que sus intenciones serian en vano, por lo que aceptando su lamentable realidad, solo atino a cerrar fuertemente sus ojos, con su boca abierta en señal de silencioso dolor aguantaba la presión que hacía la verga de aquel viejo desconocido al interior de su cuerpo y que se la había metido por el culo, pensaba que lo que tenía introducido en su trasero no era una verga, lo sentía como si le hubieran metido un fierro incandescente y al rojo vivo.

Por su parte don Pedro se mantenía enterrado en el curvilíneo y potente cuerpo de la linda muchachita de 18 años, la veía sumisa y sometida, por lo que se dio a pegarle una buena sobada en su suave anatomía y en especial en su femenino y bien formado culo que él se había encargado de ensartar, había sido tan infructuosa la labor que pensaba que era el primero en debutar el trasero de la tierna chiquilla.

El feroz mecánico una vez ya más calmado comenzó a meter y sacar su verga de aquél glorioso culazo, sentía y experimentaba como el esfínter de Elizabeth le apretaba la verga de vez en vez, como si ella no quisiera que su verga abandonara aquella sublime parte de su cuerpo, por cada envestida que le asestaba le arrancaba un fuerte gemido de auténtico dolor, Elizabeth sentía que aquel despiadado hombre la estaba descuartizando por el culo.

Los otros borrachos espectadores se quedaron sin habla y con la boca abierta, babeaban al ver la épica batalla sexual que estaba librando su jefe con una hermosa adolescente colegiala, de esas que se visten y arreglan rico, con falditas cortas y coquetas, pero que ahora se encontraba desnuda y sometida, ellos ya querían probarla también, por lo que uno de ellos se atrevió a solicitar a su jefe que se apurara,

–Vamos Pedrito apurate que nosotros también queremos probar a la putita, le solicito el que parecía más caliente del resto…

Don Pedro que sudaba como caballo de hipódromo después de haber corrido una carrera, casi bufaba por el intenso placer que estaba sintiendo…

–Mala suerteee!!, van a tener que esperar su turno, par de inútilesss!! Jajajja, a esta potranca primero tengo que domarla, les decía sin dejar de empujar, mientras copiosas cantidades de babas caían desde su boca desprovista de dientes…

El mecánico quien no cesaba sus firmes movimientos de apuntalamiento que accionaban al interior del ano de Elizabeth, paso sus gruesas y peladas manos, producto de su rudo trabajo, por debajo del suave estomago de la joven haciendo que ella se enderezara y para así poder sobarle sus duras y sedosas tetas, el vejete se daba cuenta que con sus manos a pesar de tenerlas grandes y peludas, estas no abarcaban a palparlas en forma completa, el saber y darse cuenta de tener ensartada por el culo a esa chiquilla can carita de niña pero con un cuerpazo endiabladamente infartante, casi lo enloquecieron de calentura, por lo que comenzó un corto trayecto hacia una parte del terreno que tenía pasto, haciendo que Elizabeth se agachara para quedar puesta en cuatro patas, todo esto sin sacar ni siquiera un milímetro del adolorido esfínter de la jovencita.

Elizabeth ya puesta en cuatro, sentía como don Pedro se ensañaba enterrándole su verga por el culo. Dentro de su lamentable condición psicológica, se preguntaba cómo había llegado a esto, si solo hace algunos minutos estaba con Claudia y ella se había estado comiendo unas fresas con crema, pero ahora la estaban enculando en un espacio público, siendo observada por otros dos mal vivientes.

Don Pedro empujaba contra el cuerpo indefenso de Elizabeth como un verdadero poseído, de pronto se fijó que la joven aún mantenía sus botas puestas y esta situación lo desconcentraban, a él le gustaban desnudas y encueraditas, tal como diosito las había enviado a este mundo, por lo que sin pensarlo comenzó a bajar el cierre de estas, primero de una y luego la otra y sin mucha dificultad la despojo de sus botas, su última parte de vestimenta que le quedaban de protección a la bella colegiala, ahora si ya se sentía satisfecho, la tenía enculada y totalmente desnuda solo para él.

La culeada iba para larga, el mecánico no quería acabar, pero sabía que sus compinches esperaban turno, como unos verdaderos perros calientes se paseaban alrededor de la pareja de contendores sexuales, y la realidad no era muy diferente ya que la escena era muy similar a lo anterior, en donde el líder de la jauría estaba acoplado y pegado a la perra que se encontraba en estado de leva, en donde los machos restantes ya podían oler el atrayente e instintivo aroma de apareamiento animal.

Elizabeth sentía las peludas manos de don Pedro que la recorrían por todas partes de su cuerpo y como de vez en cuando este se inclinaba sobre su espalda para besarle con su boca desdentada y con su tupida barba sin rasurar de tres a cuatro días por lo menos, la nuca y parte de su cuello, haciendo que toda su esbelta anatomía se enervara y se le erizaran todos los pelitos de su suave piel, su culo ya se había adaptado a la enorme tranca que le metían sin compasión, con sus hermosos ojos verdes semi cerrados y su enarbolado cabello que caía en forma desordenada sobre su cara ante los feroces movimientos de empuje, mordiéndose levemente su labio inferior y por medio de suaves gemidos que ya no eran de dolor sino de natural y legitimo placer, le hacía saber a su macho que ella ya le pertenecía.

Las suplicantes solicitudes de los futuros posesores del cuerpo de la chamaca sacaron a la pareja de aquel erótico y morboso estado de placer en que se encontraban…

–Vamosle…wey, apurale y acaba luego con la pendeja que a mí ya se me revienta la verga por metérsela…

–Si pendejo te estas tardando demasiado con la putaaa, opinaba el otro…

–Tran…qui…losss ya… la… ten…drannn!!, les contestaba el mecánico entrecortadamente, sin dejar de moverse, con sus ojos inyectados en sangre y con las venas de sus sienes palpitando producto de la excitación…

–Eso nos dijiste hace un buen rato y todavía te las estas cogiendo…

–Es que ustedes calientes de mierda son muy apurones y me desconcentran!!, mejor vayan a vigilar en donde está el toro mecánico y vean que nadie se acerque, yo les avisare cuando les toque…

Los viejos aceptaron a regañadientes lo que les decía su jefe, pero era verdad, ellos también solicitarían privacidad al momento en que les tocara turno con tan suculenta hembra, por lo que dejaron a la pareja a solas y se alejaron unos cuantos metros.

Elizabeth quien a pesar de la tremenda calentura que estaba sintiendo su cuerpo, como pudo volteo a mirar a don Pedro para pedirle piedad, ella no quería ser violada por los demás,

Elizabeth –Por fa…vorrrr don Pedroooo…no deje que me lo me…tannnn sus amigosss…

El obeso y fornido mecánico se sintió como un Dios al ver a la tierna chiquilla suplicándole su intervención para no ser tomada por el resto del grupo, pero aun así no estaba dispuesto a no cumplir con su palabra, ya que ellos siempre que lograban engatusar a alguna despistada hembra la compartían, ese era el acuerdo del grupo,

–Lo siento pendejaaa!! ¡Estas riquísima, pero mis amigos también te van a violar jajajja!!, Te van a rajar la zorra a vergazosss!! Nosotros compartimos a todas las putas que nos encontramos por el camino, jajaja, y tú no serás la excepción, así que disfruta y aprontate!!, con esto último el vejete inicio una serie de firmes y rápidas metidas de verga…

–Don…Pe..drooo…es…que… yo… soy… vir..gennnn!! Ohhhhh!! Diossssss!!, gemía la jovencita ante las bestiales arremetidas que le daban a su cuerpo y culo.

El mecánico creyó no escuchar lo que le decía la tierna chiquilla que estaba enculando, por lo general, todas las hembritas de la edad de Elizabeth ya se acostaban con sus estúpidos noviecitos, es por lo mismo que cuando se encontraban con tan suculentos bocados, preferían metérsela directamente por el culo y no por la panocha,

–No mames pendejaaa!!…Vuelve a repetir lo que me dijiste, solicito don Pedro ahora moviéndose suavemente…

–Es verdad don Pedrooo, soy vir…gennnn…, le confirmaba Elizabeth con su carita llena de vergüenza mezclada con calentura al mismo tiempo, con lágrimas en su rostro, pensaba que este viejo la podía salvar de su casi segura violación y desvirgamiento vaginal, además el haber estado copulando y gozando analmente con él, la hacían sentirse un poco más familiarizada con este horrendo mecánico que solo conocía desde hace una hora aprox.

El viejo al volver a escuchar esto último tuvo que sacar todas sus fuerzas de auto control para no eyacular, ya que el solo imaginarse a el mismo metiendo su verga en una vagina cerradita y virginal casi se corrió en el culo de la colegiala, y más encima era la de esta misma pendeja con cuerpo de Diosa que gloriosamente había logrado encular…

–Y dime pedazo de puta, si yo no dejo que esos pendejos te la metan. te portaras bien conmigo?

– Elizabeth -Siii, don Pedro me portare bien, pero no deje que me violennn…

–Tratoo? Le consulto el vejete estirándole la mano para sellar el compromiso…

–Trato, respondió Elizabeth en forma quedita, quien, al todavía estar enculada y puesta en cuatro patas, como pudo estiro hacia atrás su blanca y delicada manita, para adquirir el compromiso con don Pedro…

–Escuchame pendeja, le dijo el vejete sacando su verga del orificio de Elizabeth, el cual al quedar vacío se cerró en forma casi automática, –Recoge tus ropas que nos largamos ahorita mismo,

–Pero para donde me llevara?, se atrevió a preguntar Elizabeth a quien la cordura le llego de un sopetón,

–Tu no me preguntes nada!!, quieres que evite que esos pendejos te la metan?…

–Si, si, don Pedro pero no me hará nada?

–jajajaja!! Nada de lo que ya no hayamos hecho ricura, pero ahora solo los dos, o quieres que les avise a los otros que les llego su turno?, vamos decide!!…

–Está bien!, decidió Elizabeth no muy convencida, pero prefería seguir dejándose encular por don Pedro, a que esos canallas la violaran, esto sumado a algo de calentura que aun predominaba en la mente de la chamaca…

El mecánico como un rayo se puso su overol de trabajo, mientras Elizabeth aun desnuda recogía sus ropas, en esto sintió que era tomada con fuerzas por el brazo, el mecánico la llevo en andas adonde se encontraba estacionado un viejo auto, con mucho cuidado abrió la puerta del copiloto y metió a la joven para el sentarse al volante, el vejete tomo las ropas de Elizabeth y las arrojo a los asientos traseros, para luego tomar una vieja frazada y pasársela a la encuerada colegiala diciéndole,

–Cúbrete! con esto será suficiente, no iremos muy lejos, Elizabeth ya roja por la vergüenza de encontrarse desnuda con un viejo asquerosamente feo y desmadejado, solo atino a cubrir su cuerpo con aquella cobija sucia e inmunda que llegaba a estar tiesa quizás por qué tipos de secreciones que se habían llegado hasta a secar en ella, pero que ahora protegían sus desnudeces, fue cuando escucho hablar por radio al mecánico…

–Gerencia!!, aquí Pedro Ventura…

–Diga Ventura…cambio…

–Me retiro por hoy, me acabo de enfermar…jejeje…

–Lo siento Ventura…tendrá que esperar a mañana…la feria está en su momento pick y no podemos arriesgarnos…

–Parece que no me escuchaste pendejooo!, interrumpió don Pedro a su inter locutor, –Yo no te estoy pidiendo permiso!!….te aviso que me retiro y ya para mañana en la noche estaré disponible para dirigir el desarme de la feria…te queda clarooo idiotaaa!!, ahora anotalo para que le avisen al dueño, después yo hablo con el!!…

Luego de algunos segundos de silencio, Elizabeth no supo porque le había gustado tanto que don Pedro pusiera en su lugar a ese pesado tipo que estaba al otro lado de las comunicaciones radiales, reacción que hiso que instintivamente ella cerrara sus piernas para contraer algo que ya le estaba haciendo falta en aquella zona prohibida que poseía al medio de la parte superior de sus muslos, al mismo tiempo que mientras observaba como don Pedro se desenvolvía en sus asuntos volvió a inconscientemente morderse su labio inferior.

–Está bien Ventura, permiso autorizado, se escuchó de pronto por la radio, el mecánico puso el motor en marcha y aseguro ambas puertas del viejo vehículo.

Los despistados compinches de don Pedro solo se dieron cuenta de la fuga cuando sintieron la puesta en marcha del motor, y solo atinaron acercarse al vehículo cuando este ya se ponía en marcha lentamente…

–Y que pasa wey!! ¿Adonde te marchas con la putita…y nuestro turno a qué horas…?

–¡Pues ya no hay turno pendejo, me voy con mi mujer!! Jajajaja!!….toma la radio, quedas a cargo hasta mañana!!, y cuidadito con andar soltando la lengua porque los despido a los dos!, escucharon dúo de idiotas, y si quieren remojar la verga vayan buscándose otra puta, porque esta perra es mía , les quedo claro zopencos! hijos de la grandísima puta!!

Los incrédulos hombres miraron a Elizabeth quien lentamente fue cubriendo su rostro con la manta dejando a la vista solamente sus hermosos ojos verdes, estaba muerta por la vergüenza.

Con esto último don Pedro fue tomando velocidad circundando la feria hasta llegar al camino pavimentado, Elizabeth escondida con la frazada vio como sus botas quedaron tiradas y olvidadas en el suelo al lado de la mesa en donde había estado apoyada y ofrecida a este viejo que ahora la había declarado como de su propiedad, veía a toda la gente de la feria como disfrutaban con las entretenciones y ella iba desnuda en un auto, con un viejo que se la llevaba en dirección desconocida.

La escultural Claudia esperaba aburrida junto al toro mecánico ya iban a ser casi 40 minutos que llevaba esperando a Elizabeth, pensaba que de seguro su amiga se había encontrado con algún chavo del colegio y este le había invitado algo por allí, estaba en estas cavilaciones cuando un cacharriento automóvil pasaba a solo 10 metros de donde ella estaba, pero su vista se encontraba hacia donde estaba la gente, por lo que ni siquiera se dio cuenta de esta situación.

El cojo Juan con el maestro Tulio, luego de beber sus coronas bien heladitas y transpiradas se dieron nuevamente a la tarea de intentar encontrar a la encamable colegiala, como unos verdaderos estrategas militares se propusieron hacer una exhaustiva operación rastrillo, desde donde estaba el toro mecánico hasta el otro extremo de la feria, estaban haciendo los últimos detalles cuando fueron observados por Claudia quien al verlos no dudo para ir a consultarles por su amiga…

–Hola Profe!, saludo coquetamente la Claudia a su profesor con quien ella ya había tenido algo a cambio de unas cuantas notas para salvar el año escolar…

Al cojo Juan casi se le cayeron los pantalones al ver el también endemoniado cuerpazo que se gastaba la zorrita de Claudia…

–Pero si no es mi alumna favorita! Exclamaba el maestro Tulio con sus ojos de sapo aún más hinchados que antes, producto de la casi automática aceleración sanguínea al recordar la exquisita forma en que Claudia lo había masturbado y mamado la verga en su oficina. Aquella ves el trato había sido una buena follada, pero Claudia toda una experta en calentar vergas había hecho que el viejo se viniera antes, para así evitar tener que dejarse follar por él. El viejo la miraba de pies a cabeza empelotándola con su caliente mirada.

–Yaaa no me venga con esas que después vamos a arreglar cuantas, le dijo la rubia, con una mirada de coqueta complicidad, –Yo venía por otro asunto…

–No faltaba más, pues díganos mi reina en que podemos servirle, le decía el cojo quien también tenía puesta su mirada en el par de tetas de la rubia que se notaban hinchaditas y paraditas…

–Les quería preguntar si Uds. no han visto por aquí a mi amiga Elizabeth, vinimos juntas a la feria y de pronto se me perdió….

–¿Pero ¿cuál es tu amiga?, pregunto don Tulio haciéndose el desentendido, –A si, si, ya la recuerdo es la chamaquita de ojos verdes, pues no la hemos visto…

–Ahhh, solo preguntaba por si acaso…si la ven por ahí le pueden decir que me llame al celu… o que la estaré esperando junto al toro mecánico…

–Pues no faltaba más mi reina si quieres yo te puedo acompañar hasta que ella llegue, no vaya a ser que algún baboso de estos te falte el respeto, proponía el cojo Juan, preso por la calentura, al ver a la amiga de Elizabeth quien estaba tan rebuenota como ella misma.

–Juan acuérdate de nuestro asunto, le recordó el maestro Tulio, quien por ahora estaba más interesado en Elizabeth que en la rubia, en eso los interrumpió Claudia para decir,

–¡No, pero gracias don Juan!  yo se cuidarme solita, jijiji, le dijo mirándolo mientras jugaba coquetamente con un mechón de su rubio cabello y lo mordisqueaba felinamente con su blanca dentadura, diciendo esto último dio media vuelta y se dirigió al toro mecánico…

Las calientes parejas de degenerados quedaron embobadas mirando como Claudia se retiraba moviendo todas las curvas de su cuerpo para beneplácito de sus perversas miradas.

–Pero que zorra es para sus cosas esa putita de Claudia maestro, que tal si nos vamos donde ella y nos ofrecimos para buscar a la Elizabeth, así luego les damos una cervezas y nos las llevamos a algún hotelucho, le dejo a la Elizabeth a Usted, y yo me encargo de la Claudia que le perece maestrito, jejeje…

–No es mala idea pinche cojo!, pero ¿quién te dijo que la Claudia iba a querer acostarse contigo?, esa zorra no hace nada sin algo a cambio, te lo digo por experiencia propia, le decía el maestro con aires de filósofo.

–Pues yo ya tengo la fórmula infalible, para que ese par de putas se acuesten con nosotros y por las buenas maestrito, jejeje…

–Así?, y dime como la haríamos, preguntaba con cara suplicante el maestro Tulio que sus bolas ya estaban que se le reventaban por todo el semen que se le acumulaba con el solo imaginarse acostado con Elizabeth, y quizás por qué no, después hacer una cambiadita con el cojo, así se las culiarian a las dos juntas, era lo que pensaba su degenerada mente…

–¡Pues lo primero es encontrar a esa yegüita de la Elizabeth, luego por la labor realizada les invitamos unas tandas de Tequila del más barato, es solo que ellas acepten y le juro maestro que a la tercera tanda de Tequilas ese par de putas no sabrán ni de la zorra, jajajaja!!, es una receta que me dio un amigo, y ya la he probado profesorcito y resulta!!

–Eres un cabron!! pinche cojo de la grandísima puta!!, vamos entonces a enganchar a la Claudia y luego nos dedicamos a buscar a la otra hembrita, jejejeje!!

Claudia al llegar nuevamente al punto de encuentro seguía mirando en todas las direcciones posibles, intentando buscar a su amiga, la realidad era que ya se estaba preocupando de verdad por Elizabeth, sabía que su amiga no era como ella, –Ay Elizabeth   !! ojala no te hayas metido en problemas, pensaba para sus adentros.

Cuando la singular pareja de aprovechadores llego hasta donde estaba la rubia colegiala, fue el cojo Juan el que hablo primero,

–Escuchanos mi reina, aquí con el profesorcito nos entramos a preocupar por tu amiga, que tal te parece si te ayudamos a encontrarla,

–Pus, no sé, yo creo que mi amiga debe andar por ahí, en cualquier momento aparecerá…

–Entonces dejanos acompañarte ricura, solicito el maestro Tulio, que ya al estar tan cerca de la rubia se le estaba empezando a asomar el colmillo de la lujuria, –Así cuando llegue tu amiga, nos podemos ir a servir alguna cosilla en cualquiera de los puestos, jejeje.

–Está bien, dijo Claudia, (par de viejos calientes, pensaba para sus adentros) –Pero no les aseguro de ir a servirnos algo, ya que estamos esperando a mi novio que viene con unos amigos, les mentía la rubia para no comprometerse con el par de vejestorios.

–Pierde cuidado rubita, apenas llegue la Elizabeth, las acompañamos hasta que llegue tu novio, y luego nosotros nos retiramos, jejeje que te parece?, consultaba el cojo Juan, quien también contribuía para hacerse del par de hembras. Claudia solo asintió con un ligero movimiento de hombros.

–Toma pinche cojo, ve y comprate unas chelitas, jejeje, para que nos sirvamos alguna cosita mientras esperamos, jejeje, propuso el profesor Tulio dándole unos billetes al cojo.

Una vez que el cojo Juan se fue a comprar las cervezas el maestro Tulio no perdió tiempo para comenzar una lasciva conversación con la estudiante,

–Pero mira que 0andas lindas mi preciosura y cuando iras a mi oficina, para ver algún asuntito con respecto a tus notas,

–Ay nooo!… Como cree, le contesto la Claudia, con un rictus de enojo en su semblante, –Usted es un mentiroso, después de lo que me hiso hacerle me arreglo solo un par de notas y el acuerdo era el promedio…

–Pues tú tampoco cumpliste con tu palabra lindura, el trato era una follada y apenas me la mamaste y me pajeaste.

–Además que es Usted un hablador, por ahí me contaron que se anda vanagloriando que nos acostamos y eso no fue así…

–Jajaja, seguro que deben ser de esas putitas que me tienen ojeriza, mentía el maestro Tulio, –Pero la verdad chamaca, es que si no te aplicas vas a perder el semestre y aun te queda el próximo, recuerda que yo siempre estaré presto a ayudarte, claro que eso tiene un costo mayor a una simple mamada…

–Calleseeee!!, le interrumpió Claudia moviendo su cabeza para que el profesor se diera cuenta que el cojo ya venía de vuelta con las cervezas, haciéndose espacio entre medio de la gran cantidad de gentes que circundaba por el sector.

Pasaron unos 20 minutos en que el trio estuvo esperando que Elizabeth apareciera, Claudia ya estaba realmente preocupada por su amiga, los tres miraban en todas direcciones por si la veían, a la vez que se empinaban sus cervezas…

–Bien yo creo que tu amiga no aparecerá rubita, de seguro que se fue con algún compañerito a hacer quizás qué tipo de cochinadas, jejeje, le decía el maestro a Claudia…

–Pues si quieren se pueden ir yo iré a buscarla, dijo Claudia quien no presto atención a la vulgaridad emitida por el maestro, la rubia ya se estaba asustando de verdad, por la prolongada desaparición de Elizabeth,

–De eso ni decir, le contesto el viejo Tulio, –Cojo ve por la parte de al frente y revisa todos los tugurios, esa chamaca tiene que estar adentro de uno de ellos, yo con la Claudia buscaremos en este otro lado y nos juntamos al otro extremo de la feria para ver cómo nos fue…

Una vez de acuerdo el trio se puso manos a la obra y comenzaron la búsqueda.

Don Pedro manejaba por unas oscuras calles solitarias, Elizabeth iba hecha todo un atado de nervios de no saber para donde la llevaban, fue cuando se fijó que el horrendo hombre tomaba su celular y marcaba un número telefónico, iniciando una conversación de mucha familiaridad con la persona a la cual le hablaba…

–Hola wey!!…sí, sí, todo bien….si si…escuchame… es solo que te quería avisar que esta noche ocupare tu taller, si, si, aún mantengo las copias de llaves que me diste…mi casa queda al otro lado de la ciudad, y la cabaña esta aún más lejos, lo más cercano es el Pie Grande, jejeje…sí..si…es una pendeja que esta para partirla…jajajja…cómo? A ver espera!. Don Pedro se volvió para donde estaba la colegiala, –Como me dijiste que te llamabas pendeja?, le pregunto a la asustada chiquilla.

— Elizabeth!, le contesto la colegiala en forma triste y tímida.

–Se llama Elizabeth!!, jajajaja si, si, algún día te la presentare, comooo?…no mamesss!!!, don Pedro escuchaba con atención lo que le decía el otro hombre que estaba al otro lado de la conversación, –No mamessss pendejoooo!! Y es casadaaa!!,… jjajajajaja, es lógico que se te haga la difícil, siempre son así al principio, pero ya verás que después que te la culiees va a andar colgada de tu vergaaa!!, si claro la cabaña esta toda destartalada pero ocupala cuando quieras…hablamos, dijo el mecánico a modo de despedida.

Al viejo mecánico de don Pedro la ansiedad por cogerse a Elizabeth por la forma normal, ya lo consumían, la joven le había confidenciado que era virgen, extraño caso para los tiempos en que se vivía, ya que por lo general era casi imposible encontrarse un magnifico ejemplar femenino en estas condiciones y menos con las infartantes medidas que se gastaba la pendeja que llevaba en estos momentos sentada a su lado y desnuda, solo cubriendo su cuerpo con un viejo cobertor que el mantenía en su auto para casos de emergencia como este.

Pero no todo le iba a salir tan fácil al perverso mecánico, en el momento que ya faltaban un par de cuadras para doblar y llegar al taller de su hermano, se encontró con un llamativo control policial, al ver al policía haciéndole señales para que aparcara a un costado de la calle se percató y alarmo, de cómo explicaría el llevar a una joven adolescente de 18 años desnuda sentada en su auto…

–Solo esto me faltaba!!, bufo el viejo Pedro dándole manotazos al volante, –Escuchame bien pendejaaa!!, si la poli se llega a dar cuenta que estas encuerada, le diremos que eres puta y que te recogí en el centro, escuchasteee!! Luego yo veré la forma de ir a sacarte de la comisaria, entendiste?

– Elizabeth -Pero don Pedrooo!, yo no soy prostituta…

–Les dirás que eres puta y se acaboooo!! Y mucho cuidadito con dártelas de viva, porque una vez saliendo de la cana, te busco donde sea y aparte de pelarte el culo a palos, te vuelvo a encular, pero ahora delante de todos los mecánicos de la feria que son como 20 y luego te dejo con ellos, escuchaste maldita zorraaaa!!

–Si… si… don Pedro, les diré que soy pu..taaa…

Un joven policía ya se acercaba al vehículo con una linterna, Elizabeth y don Pedro esperaban expectantes a como se darían las cosas, unos metros más adelante otro grupo de uniformados mantenían contra el muro a tres delincuentes que habían hecho bajar de un automóvil, y todo esto sumado a la fuerte luminosidad que provenía de las luces que proyectaba el carro policial estacionado al otro lado de la calle.

–Sus documentos y licencia por favor, solicito el policía, don Pedro rápidamente saco lo solicitado desde la guantera, el fiscalizador una vez que hubo comprobado que al parecer todo estaba en orden solicito nuevamente, –Ábrame el maletero, revisión de rutina.

Cuando don Pedro bajo del vehículo el joven uniformado se percató que la compañera de aquel ordinario viejo que estaba controlando era solo una jovencita, esto lo puso en alerta, y olvidándose del maletero rodeo el vehículo hasta llegar a la ventanilla de Elizabeth, y no conforme con ello y para asegurarse abrió la puerta.

Lo primero que pudo deducir fue que la bella joven era solo una chiquilla de no más de 18 años quizás, luego se percató que ella iba descalza y que al parecer solo estaba cubierta con un viejo cobertor, alumbro un poco más hacia el interior del auto y comprobó que la ropa de la joven estaba en los asientos traseros, volvió a mirar a la asustada Elizabeth y consulto,

–Que significa todo esto señor…

–No sé a qué se refiere, le dijo don Pedro con cara de enojado…

–Pues le explico, al parecer esta joven va sin ropa, es familiar suya, amiga, no se dígame algo, usted es el que sabe…

–Acaso nunca habías controlado un auto con una puta en su interior…

–Es eso verdad?, pregunto el uniformado dirigiéndose a Elizabeth, –Permítame sus documentos señorita. Elizabeth como pudo tomo su blusa desde el asiento trasero y saco el pequeño porta documentos en donde siempre andaba trayendo solo su identificación y la credencial escolar, para luego pasárselo al joven policía que ella calculaba que tendría solo un par de años más que ella.

La encamable colegiala quiso decirle la verdad, el joven justiciero tenia cara de buena persona, además que todo el lugar estaba lleno de policías, sería fácil librarse del viejo que la había violado y raptado en la feria, pensaba la atribulada Elizabeth, y cuando estuvo a punto de decir la verdad sus ojos se toparon con la dura y fría mirada de d on Pedro, que en esos momentos le prometía las penas del infierno si se le ocurría hacer una pendejada.

–Es verdad, soy pu…taaaa, dijo finalmente…

–Pues bien, señor aquí están sus documentos, Usted puede retirarse, pero la señorita quedara en calidad de detenida por ejercer la prostitución en la vía publica, y dirigiéndose a Elizabeth le indico, –Tome sus cosas y baje del vehículo, haremos el control de identidad y luego se sube a la patrulla le decía a una espantada Elizabeth, ya que se encontraba así al estar escuchando que se la llevaban presa por puta.

–Pero que pendejooo!! ¡Y para que te la llevas presa si no estábamos haciendo nada!!, le gruñía don Pedro, intentando evitar la detención de la hembra que él quería que fuera su compañera sexual por el transcurso de la noche.

Mientras todo esto ocurría a un lado de la calle, al otro extremo de esta, sentado en la patrulla policial, el sargento Eustaquio Sinforoso, no perdía detalle de lo que estaba ocurriendo solo a tres metros de donde él se estaba zampando la mitad de un pollo asado con patatas fritas, veía como sus jóvenes colegas de menor jerarquía y que estaban bajo sus órdenes hacían todo el trabajo, esto era lo que más le gustaba de su labor, que él no hacía nada y solo mandaba, pero cuando vio que uno de ellos se transaba en una fuerte discusión con un civil, se dijo que ya era la hora de trabajar.

El sargento Sinforoso bajo de malas ganas del carro policial, dedujo que lo que pasaba no era de mayor gravedad por lo que sin pensarlo mucho se dirigió al vehículo que estaba siendo controlado, con una presa de pollo en la mano, para poner orden y a enseñarles a esos novatos como se hacía el trabajo.

–¡Silencio, silencioooo!! Llego diciendo el sargento, para tomar conocimiento de cuál era la situación. Don Eustaquio Sinforoso llevaba 27 años en la policía, moreno, y de típicos bigotes mexicanos, de nariz ancha y alargada, de mediana estatura, con una ponchera de 30 litros por lo menos de abdomen, ninguna chaqueta de su uniforme le cerraba, por lo tanto tenía que usarlas abiertas, de pecho ancho que denotaban que en su juventud debió haber tenido excelente condición física, muy distinta a la que tenía actualmente, ya estaba fogueado con todo tipo de procedimientos, sabía muy bien cuando era la mejor opción de sacar provecho personal de la situación o simplemente pegarse a reglamento.

–Mi sargento se trata de un 256, ejercicio de la prostitución en la vía pública, informo el joven cabo a su superior, el sargento los miro de uno a uno inspeccionándolos incluyendo también a su joven colega, a la misma ves que terminaba de darle el ultimo mordisco a su pollo asado, tirar el hueso para atrás y terminar chupándose los dedos.

–A ver anciano, dijo el sargento Sinforoso, dirigiéndose hacia don Pedro sacando su bastón de mando y pegándose con él en las manos, –Adonde recogió a la putita?

A don Pedro le dieron ganas de agarrarlo de los bigotes mexicanos y despachárselo con el mismo palo que este se pegaba en las manos.

–La recogí en el centro!!, no se para que tanta alharaca si a solo cuadras de aquí está lleno de putas , pueden ir allá y llenar su cacharro con ellas…

–Mmm…lo se… lo se…, admitía el sargento, –Veo que usted es mecánico, le dijo apuntando con su bastón al overol lleno de grasa de don Pedro…

–Pus si, y que hay con eso…

–En la comisaria tenemos un carro que es de mi capitán y hace semanas no podemos echarlo a andar, Ud., cree que si por uno de estos días se pudiera dar una vueltita y darle una miradita, solo tendría que repararlo y decir que fue el sargento Sinforoso quien lo mando…

Don Pedro que ya se había dado cuenta para donde iba la situación, solo atino a reírse…

–Jajajaja!!, claro que puedo ir mi general!!, le dijo el viejo mecánico en tono sarcástico y dándole a entender que él ya estaba claro con el acuerdo que indirectamente le estaban proponiendo.

–Bien, aquí no hemos vista nada, termino diciendo el sargento a cargo del procedimiento, –Pero me gustaría darle una mirada a la puta, me gusta saber cuáles son las que andan puteando por mis calles…

–Pero mi sargento, el reglamento dice, intento rebatir el joven policía,

–Que reglamento ni que nada pendejo!!, le grito muy enojado el sargento a su subalterno, haciendo gala de su apellido, –Las calles están llenas de delincuentes y de droga y tu anda preocupado de putas novato de mierda!!, diciendo esto último se dirigió hacia donde estaba Elizabeth quien se encontraba con sus ojos llorosos al ver como un trio de desconocidos decidían por su futuro y que se referían hacia ella como una puta.

El sargento Sinforoso se agacho lentamente para estudiar a la ramera que el bajo su autoridad le estaba permitiendo su libertad, estos tipos de procedimientos le encantaban, pero cuando vio la clase de puta que andaba trayendo el mecánico en su auto casi se puso a vomitar, instintivamente dirigió su bastón hacia el cuerpo de Elizabeth, levantando con este el sucio cobertor que cubrían sus desnudeces, solo basto mirar un poco y fue suficiente, su mente trabajo a mil por hora, para luego decir a su subalterno, cursale una infracción empadronada con todos sus datos personales por andar putiando en la calle sin carnet de sanidad y una vez llenado me lo llevas a la patrulla y Uds. tortolitos se pueden retirar.

Pero que pedazo de mujeron se iba a culiar aquel detestable mecánico, pensaba el viejo y caliente policía, por unos momentos sintió las tremendas ganas de desistir del trato que había hecho y mandar el auto de su capitán a la verga, para llevarse a esa Diosa a la delegación y ver cuál sería la mejor forma de beneficiársela, pero aún le quedaba toda la noche por patrullar, el secreto estaba en la infracción, ya vería como la haría.

Una vez puesto en marcha el vehículo, no pasaron ni 5 minutos cuando llegaron al taller de don Cipriano, hermano de don Pedro. Una vez que bajaron del vehículo y pudieron entrar por la puerta chica, el viejo encendió las luces del taller, Elizabeth quien con una mano sostenía su ropa y el documento que le había pasado el joven policía y que le recalco que tenía que cancelarlo en un plazo de 30 días, con la otra mantenía agarrado el cobertor y sus ropas, pudo ver que en el interior de este había una gran cantidad de vehículos en reparación, pero al medio de estos resaltaba una lujosa camioneta que debido al color y ciertos toques interiores, la colegiala intuyo que la dueña debía ser una mujer, –¿de quién será? pensó por unos segundos, fue en esto que don Pedro le arrebato de las manos la infracción que le habían pasado a Elizabeth por ejercer la prostitución en la vía publica…

–Jajajajaja, ya ves pendeja sin querer ya podríamos decir que eres legalmente toda una puta profesional, jajajaja este documento lo certificaaa!! es como tu diploma de honor en lo que es el puterio!! Jajajaja!! se burlaba de la pobre Elizabeth, a la vez que el agarro de un brazo y se guardaba el documento en uno de sus bolsillos, para luego casi arrastrarla a una oficina interior en la cual la asustada jovencita pudo ver que en esta solo había una cama. –Pero no te preocupes esta noche debutaras como tal, le decía don Pedro mientras frente a los asustados ojos de Elizabeth procedía a desnudarse por completo, — Te convertiré en toda una hembra, te voy a culiar hasta que no te queden ganas ni siquiera de mear, ¡jajajaja!! ¡Te convertiré en mi perraaa!! ¡Serás mi putaaa!!, le gritaba el vejete con desesperación.

A Elizabeth desde hace rato que se la había esfumado ese agradable cosquilleo que de vez en cuando tan gratamente asaltaban su cuerpo, habían sido muchas situaciones de tensión las que había vivido en el transcurso de esta infernal noche, como para encontrarse excitada con tan horrendo hombre, que casi la había exhibido en público y en su total desnudes, y que para colmo le había hecho decir a unos policías y de sus propios labios que ella era una vulgar puta callejera, pero nuevamente la aguardentosa voz de don Pedro la sacaban de sus tristes cavilaciones…

–Y que estas esperando putona, ahí está la cama, esta será nuestro centro de operaciones, jejeje o más bien dicho nuestro nidito de amor, jejeje, vamos quitate ese cobertor y acuéstate, que ahora si probaras lo que es culiar con un verdadero macho taurino, jajajaja!!

–Don Pedro, por favor ya fue suficienteee, se atrevió a solicitar erróneamente Elizabeth, pensando que tal vez este viejo caliente se podría compadecer de ella, –Yo me quiero ir a mi casa…

–Claro que te iras para tu casa reinita, pero eso será mañana y ya convertida en toda una puta, jajajaja!! En mi putaaaa!! Te lo voy a meter hasta por las fosas nasales, jajaja!! Escuchaste pinche zorraaaa!!, diciéndole esto último de un solo zarpazo le arrebato el cobertor, dejándola totalmente desnuda frente a su caliente mirada, vamos súbete a la cama y ponte en posición de culeo, jajajaja!!

Elizabeth ya casi entregada a su triste e injusto destino se subió lentamente en la cama, mientras el ordinario sujeto de don Pedro se pelaba la verga soslayándose con el erótico espectáculo que le brindaba la hermosa y desnuda chiquilla, quien en estos momentos solita se había puesto en 4 patas para que la encularan…

–Jejeje!! Es muy apetitoso lo que me ofreces pendejita rica, pero ahora lo vamos a hacer de la otra forma, ya te lo dije, te convertiré en mi mujer con todas sus letras, lo haremos de la forma normal y natural, como verdaderamente lo hace un hombre y una mujer, así que por favor …solo lo diré una vez, ¡date vuelta y ábrete de piernas porque te lo voy a meter por la zorraaaa!!

Elizabeth lo quedo mirando directamente a sus aborrecibles ojos, estaba aterrada por lo que se proponía este vil y casi anciano hombre, lo veía asquerosamente peludo y fofo, los pelos de su pecho y hombros más parecían grasienta suciedad que pelos masculinos, se preguntaba cómo había sido capaz de haber estado culeando con él, solo hace un par de horas o tal vez menos, y haberse dado el lujo de sentir placer, se avergonzaba de ella misma haberse declarado de su propiedad, y todo producto de su cuerpo que cuando le hacía sentir rico la impulsaba a hacer y decir todo tipo de peladeces, ella no era así, porque… porque!!, se preguntaba en forma apesumbrada, ese hombre era verdaderamente detestable, y lo que le pretendía hacer ahora era desquiciante, siempre había imaginado que su primera vez iba a ser por amor, o sea ni siquiera con Rodrigo su novio había querido llegar a concretar algo, con la finalidad de salvaguardar su más íntimo reducto de amor para reservarlo para cuando ella estuviera enamoradamente casada.

Elizabeth se paró como resorte de la cama retrocediendo unos cuantos pasos, y muy envalentonada y desafiante por la segura intención de no dejarse violar por aquel asqueroso viejo, le dijo,

–No don Pedro yo no lo hare con Ud.!, le dijo con su carita llena de ira, y pensando en su Rodrigo…–Usted no tiene derecho…

–Jajaja!! Así que no quieres hacerlo?, le interrumpió el fiero mecánico, –Pus eso lo veremos ahorita mismo!!, ya vas a ver si no tengo derechos!!, Elizabeth lo vio tomar una escoba que había apoyada en una pared, para luego tomarla con sus dos manos y quebrarla por la mitad, lo vio venir con el grueso palo bien asido, y con solo verle el siniestro rictus que se apodero del feo rostro de don Pedro se arrepintió de lo que había dicho, la iban a apalear, sintió que le temblaban sus poderosas piernas y mientras más se acercaba el vejete más ganas le daban de mearse ahí mismo.

En la feria, Claudia el cojo Juan y el maestro Tulio ya se habían aburrido de buscarla, después de haber dado tres vueltas completas intentando dar con el paradero de Elizabeth, se encontraban ya sentados esperando la primera ronda de tequilas que habían solicitado, para apagar la sed, Claudia se había auto convencido que lo más seguro era que su amiga se había encontrado con algún chavo y había decidido largarse con él, en cualquier momento le llamaría se consolaba y conformaba. Con los tequilas ya en la mesa, el trio se propuso a brindar por la velada.

–Bueno rubita brindemos por la salud de Elizabeth que tiene que andar por allí pasándola bien y tu aquí preocupada por ella, jejeje, decía el maestro Tulio.

–Sí, es verdad ella es muy responsable con sus cosas lo más seguro es que en cualquier momento aparecerá, o me llamara, si no me ha llamado es porque está bien, termino por convencerse la Claudia.

–Así se habla reinita, salud, dijo el cojo Juan.

A los hombres le llamo la atención como Claudia se bebía de solo dos sorbos el contenido del vaso sin ni siquiera arrugarse, por lo que prontamente solicitaron otras dos rondas, ya que se percataron que la rubia bebía mas que ellos mismos.

Y en efecto la juventud de la hembra sumado a su excelente estado físico le permitían beber alcohol sin ningún tipo de problemas, el trio conversaba y se reían de las estupideces que el alcohol les hacía decir, el maestro Tulio dedujo que la cosa iba para bien por ahora dejaría de lado las tremendas ganas que le tenía a Elizabeth, con este otro portento de chamaca que tenía a su disposición se conformaría, por lo que se empezó a medir en su ingesta de alcohol, no así el cojo que estaba tomando como desaforado y haciéndose el lindo con la rubia colegiala, al paso que iba no aguantaría mucho dilucidaba el profesor.

Claudia por su parte y al son de la fuerte y movida música reggaetón, y ya con bastante alcohol en su mente, pero no como para perder los estribos, se sentía entretenida con ese par de viejos calientes que se estaban gastando el sueldo del mes en todas las porquerías que le estaban comprando, entre globos con forma de corazón, peluches, y distintos tipos de artilugios artesanales, cadenas, anillos, tobilleras, etc. Solo era cuestión que un vendedor se acercara a la mesa de ellos ofreciendo sus productos y el par de degenerados se peleaban para decidir quién era el que se lo compraba.

Ya desde hace un buen rato que la rubia sentía como por debajo de la mesa grasientas manos le recorrían sus muslos, no supo en que momento ya se encontraba sentada al medio de este par de patanes, y cada vez se apretaban más a sus curvas. En un momento dado se acercó un joven muchacho a sacarla a bailar,

–Señorita, gustaría bailar un rato , le pregunto el jovencito que era casi de la misma edad de Claudia. La rubia entretenida al ver la cara de espanto que pusieron sus compañeros de juerga al darse cuenta que quizás la palomita se les podía echar a a volar, solo dijo…

–Ay qué pena, me encantaría bailar con Ud. joven pero no sé si mis tíos aquí presentes me darán permiso, contesto metiéndose coquetamente el dedo índice entre sus dientes y mirando a sus supuestos tíos. (Realmente esta Claudia sí que era una zorra con letras mayúsculas.)

El maestro Tulio que en esos momentos era el más sobrio de los tres, salto al instante,

–Pero por supuesto sobrinita vaya a bailar no más pues, no faltaba más, solo que no se nos vaya muy lejos, mire que después a lo mejor nos iremos a bailar para otro lado…

–Ay gracias tiito, Usted sí que es bueno conmigo, le dijo la rubia, dándole un beso en el cachete al caliente profesor, mientras el cojo Juan ya bebía directamente de la botella que habían pedido que les trajeran a la mesa.

El baile comenzó y Claudia comenzó a mover su figura al son de la música, el joven por más empeño que le ponía para apegarse al cuerpo de aquella hermosa joven rubia y con cuerpo de Diosa, esta se le separaba, cuando el muchacho posaba sus manos en su cintura o caderas, ella iba y muy sutilmente se las sacaba.

Claudia bailaba el reggaetón en forma espectacular, pero a pesar de que estaba bailando con un imberbe muchacho casi de su edad , su baile estaba dirigido al par de vejetes que la habían estado acompañando por el transcurso de esa noche, se movía en forma sensual y provocativa, para que ellos vieran bien lo que quizás podrían tener al alcance de sus manos, ella sabía que los tenia calientes y eso le gustaba, por lo que ahora con su baile pretendía calentarlos aún más, el muchacho solo estaba siendo utilizado por ella en su afán de mantener al borde de la lujuria a su maestro y al cojo Juan, que este último ya estaba a punto de pararse e ir a golpear al inocente muchacho producto de los celos que intempestivamente estaba sintiendo, lo que no sabía la rubia, producto del alcohol en su mente y cuerpo, era que ella ya estaba aún más caliente que sus dos compañeros de mesa.

Cuando la tanda de bailes termino para que las parejas descansaran la rubia volvió a la mesa para sentarse a un lado del maestro Tulio, el cojo Juan ya casi estaba noqueado por las inmensas cantidades de tequila que se había zampado, situación que aprovecho el maestro, era ahora el momento propicio,

–Ya rubita, no te hagas, me tienes más que caliente, porque no nos vamos a acostar y terminamos lo que dejamos pendiente en mi oficina, le decía a la vez que posaba su grasienta mano en uno de los poderosos muslos de la rubia…

–Ay no! ¡como cree!!, yo no soy una chica tan fácil, además que yo tengo novio, le decía la rubia a la vez que revisaba su celular para ver si tenía algún mensaje de Elizabeth.

–Veras que seré bueno contigo, pídeme lo que quieras, pero por favor vamos a acostarnos, yo sé que tú puedes hacerlo y tu novio no tiene que por que enterarse,

–Lo que yo quiera?, consultaba la rubia con una interesada coquetería y sin dejar de revisar su teléfono…

–Si mamita lo que tú quieras le proponía el vejete al borde del llanto…

–Pues yo quiero las notas de los dos semestres, y de todos los ramos, jijiji…

El maestro Tulio quedo impactado con lo que podía Claudia, eso era mucho, él no podía intervenir en las notas de los demás profesores,

–No seas zorra para tus cosas!, tu sabes muy bien que yo no registro las notas de todos los profesores,

–Pero a fin de cada semestre puede hacerme los certificados, Ud. tiene los timbres del colegio, ya los he visto en su oficina, jijiji…

El maestro Tulio, se preguntó como no lo había pensados antes? La Claudia tenía razón, bastaría con solo sacar dos certificados en blanco y luego el los llenaría con notas falsas, además que podría hacerlo con otras alumnas que estuvieran en las mismas condiciones que la Claudia, esta muchacha sí que era un genio, determinaba.

–Tú deberías dedicarte a estudiar Ingeniería Comercial!!, rubia calienta vergas, mira que si tienes madera para negociar y estrategia para convencer, pero aun así tu precio es muy alto para solo una noche de amor…

–Eso tiene solución maestrito, lo podríamos discutir en la cama, jijiji…

–Hecho pendeja, vámonos ahorita mismo!!, bufaba el vejete con sus marcados e inflamados ojos de batracio reptilesco.

–Bueno vámonos ahorita mismo profe!, ay qué pena… y que pasara con don Juan, pobrecito, lo dejaremos aquí durmiendo?.

–Este cojo de mierda, casi nunca se mide con el alcohol, dejémoslo aquí, él se sabe cuidar solo mi reina, jejeje…

–Ok maestro, dejémosle aquí, total no creo que le pase nada…por favor lléveme mis cosas, estoy muy cansada, termino diciendo la rubia.

Así ya una vez de acuerdo la pareja conformada por el profesor y la alumna hicieron abandono de la feria para ir a tomar un taxi, Claudia caminaba tres pasos más adelante, siempre revisando sus mensajes en el celular, mientras el maestro Tulio, luchaba por no quedarse atrás, haciéndose espacio entre las personas, los 5 globos rojos con forma de corazón que entre él y el cojo le habían obsequiado a la chiquilla le dificultaban la visión, más la bolsa llena de peluches y de las demás chucherías que le habían comprado, pero la Claudia muy responsable con el acuerdo contraído con su profesor de vez en cuando se detenía para esperarlo, el pobrecito que venía todo cargado, pero ella se mantenía siempre atenta a su celular.

En el trayecto hasta la casa de la rubia colegiala, al viejo Tulio le faltaban manos para saciar sus ganas de sentir las curvas de la espectacular chamaca que se iba a ir a servir, el taxista ni el mismo se creía lo que había escuchado, cuando la pareja de pasajeros lo habían abordado, el hombre mucho más viejo que la mujer, asquerosamente feo y gordo, había solicitado ir a un motel, pero lo que más lo confundió fue escuchar a la misma hembra que era casi una adolescente, si no fuera por las marcadas curvas de su figura, solicitar que mejor se fueran para su casa ya que estaba solita, además que así podrían esperar a otra chiquilla que el parecer tenían que esperar. Ese viejo sí que era bravo para sus cosas pensaba el pobre taxista.

Mientras esto sucedía en la feria, en el taller de don Cipriano, la escena era muy distinta, Elizabeth solo atino a taparse desesperadamente su carita, sintió que era tomada brutalmente desde sus cabellos, escucho cuando don Pedro tiro al suelo el palo que traía en sus manos, para luego ser arrastrada por toda aquella inmunda habitación de taller en donde todo apestaba a grasas aceitosas mezclado con basura, movía sus manitas hacia todos lados en su inútil afán de encontrar algún apoyo para no caerse, hasta que sintió que era arrinconada contra una pared, en donde vio que su violador, un asqueroso viejo de quizás hasta 60 años y que aun la tenía bien asida de sus cabellos, tomaba impulso con su otra mano para asestarle una fuerte cachetada en el rostro que por poco casi la deja aturdida, cuando aún no reaccionaba del feroz golpe recibido en la cara vio que la manaza del vejete ya venía nuevamente de vuelta, para recibir otro aún más brutal en su otra mejilla.

Don Pedro, quien se encontraba totalmente salido de sus cavales, nuevamente arrastro el desnudo y portentoso cuerpo de la encamable colegiala, para ubicarla frente a frente de cara a él, y para que no se le olvidara quien era el que mandaba, le asesto otra aún más fuerte cachetada en el rostro arrojándola de bruces en el suelo.

Elizabeth aun no era consciente de lo que le estaba sucediendo, en su vida jamás había sido golpeada, y ahora extrañamente la estaba golpeando brutalmente un asqueroso mecánico que pretendía convertirla en su mujer a como dé lugar.

–Ves lo que consigues con tus estupideces maldita zorra estupidaaaa!!, le gritaba el desnudo vejete, con su verga aún más parada que antes, por el exquisito placer que sentía al estar golpeando a tan suculenta y virgen hembra. Elizabeth estaba en estado de Shock, aunque quería pedirle a aquel energúmeno que ya no la golpeara, de su garganta no salían las palabras, el viejo continuaba vociferando, –Acaso no te acuerdas que ya en la feria estuvimos culeando y te comportabas como una verdadera putaaa, jajaja!! Y ahora me sales con las mamadas que yo no tengo derechos!!, pues ahorita mismo te hare conocer los derechos que yo tengo sobre ti, y tomando nuevamente el palo que había tirado en el suelo, a la vez que el mismo tomaba el cuerpo lleno de curvas infernales de la tierna estudiante, la acomodo dejándola en 4 patas, para luego con palo en mano, tomando impulso y con todas sus fuerzas: Plaffff!!, retumbo ahogadamente el palo que recibió en sus carnes del culo, la sumisa colegiala,

–Ahora te portaras biennn!! Perraaa inmundaaaa!!

–Ahhhhhyyyyyyyy!! Pudo por fin emitir el grito de dolor, la garganta de la adolorida joven una vez que recibió el castigo ejemplarizador que recibió de su verdugo, –Noooo, don Pe…drooo…por fa…vorrrrr…ya… no me pe…gue…..Snifff, snifff…

–Esta noche te voy a enseñar a que te comportes como mi mujer trola de mierda!!, quieres recibir otro palo en el culo, perra asquerosaaaaa!!

– Elizabeth -Noooo don Pedroooo!! ¡Por favor ya noooo!!  me portare biennnn!! Sniff…snifff!!

–Y para que vayas sabiendo muy bien cuáles son mis derecho sobre ti, ahorita mismo lo sabrás, decía don Pedro a la vez que se ponía de rodillas atrás del cuerpo de Elizabeth que aún se mantenía en 4 patas, y sin previo aviso y tomando a la colegiala por sorpresa le abrió el par de portentosas nalgas, acomodo su verga que ya estaba que se reventaba de tanto semen acumulado, y se lo mando a guardar de un puro envión hasta lo más recóndito de su glorioso y excelso pedazo de trasero, para comenzar a culearla en forma salvaje y rabiosa, como para enseñarle quien era el que mandaba, –Jjajajajaj pero que rico y apretado tienes el culo pendeja endemoniada, tomaaaa!!, tomaaaaa!! ¡Este es mi derecho sobre tiiiii puta pendejaaaaa!!  le gritaba por cada feroz clavada que le daba por el culo.

Elizabeth ya no decía nada, solo se dejaba culiar para que aquel exaltado mecánico no la fuera a matar a palos, solo se dio a aguantar las feroces arremetidas y apuntalamientos a los cuales estaba siendo sometida en contra de su voluntad, –Plafff, plafff, plafff, plafff, retumbaban las sonoras series de feroces nalgadas que recibía la jovencita en las carnes de su glorioso y bien formado culote, sentía como don Pedro sacaba y metía su verga con desesperado aceleramiento, enculandola hasta la saciedad.

Pero el vejete no era tonto, a pesar que se lo estaba pasando muy bien gozando a plenitud de un joven y hermoso culazo de 18 años, sabía que la chamaca tenía otra parte de su cuerpo que le prometía placeres aún mayores, por lo que fue gradualmente aminorando sus arremetidas hasta que con mucho cuidado retiro su poderoso artefacto carnal del precioso reducto que por segunda vez en la noche había disfrutado, para luego ponerse de pie y nuevamente tomo violentamente los cabellos de Elizabeth y la hiso que se enderezara, la joven quedo de rodillas, con la gruesa verga de don Pedro solo a centímetros de sus hermosos ojos verdes,

–Ahora quiero que me la chupes, putona y ponle empeño, porque o si no tú ya sabes lo que te pasara, Elizabeth recién se fijó que el vejete aún mantenía el palo en sus manos, por lo que aun con sus ojitos llenos de lágrimas, procedió a con una mano despejarse el rostro de cabellos enarbolados y con la otra se asió a la verga que ahora le estaban pidiendo que chupara, a pesar del profundo asco que esta asquerosa herramienta de carne le provocaba, al verla toda aceitosa con restos de jugos de sus propios interiores, que extrañamente pulsaba de arriba hacia abajo, de inflamadas venas azules y verdosas hinchadas, y que en su base estaba frondosamente cubierta por una gran cantidad de antihigiénicos pelos gruesos y negros, fue abriendo su angelical boquita, tal como en una ocasión ya lo había hecho con la verga del maestro Tulio y se la zampo de un puro bocado casi hasta la mitad, con el único afán de dejar contento al viejo que por ahora era su dueño según el mismo le había dicho y para que este no siguiera pegándole.

Cuando don Pedro sintió como su verga era apresada por la dulce y fresca boca de Elizabeth, si sintió en el mismísimo cielo, pero que rica tenía la boca esa chamaca endemoniada, la colegiala envolvía con su lengua parte del tronco y del glande, haciendo que su dueño casi perdiera los sentidos de la razón, sin pensarlo dos veces don Pedro se agarró firmemente de los cabellos de Elizabeth y comenzó el mismo a dirigir la mamada de verga, moviendo aceleradamente la cabeza de la joven tal cual como si se la estuviera follando por la boca.

Elizabeth ahogada al máximo por tanta intromisión de verga en su boca y garganta, ya estaba babeando grandes cantidades de saliva que escurrían por las comisuras de sus labios, de vez en cuando se atragantaba, era mucha la cantidad de saliva que caían también desde sus mismas fosas nasales, que por la presión ejercida por aquella satánica verga, la gran cantidad de flujos salivales mezclados con líquidos pre seminales buscaron el camino de las narices de la jovencita para salir expulsados con violencia desde esta por cada atragantamiento que sufría la pobre chiquilla. El vejete ajeno a todo esto solo gozaba follandose la boca de Elizabeth, con sus ojos entrecerrados y con su asquerosa boca abierta y desprovista de dientes daba a demostrar el inmenso placer que estaba experimentando.

–Que bien lo mamas perraaaa!!, exclamaba el horrendo mecánico, inconsciente de que al él no se lo estaban mamando, simplemente era el quien se estaba follando la cabeza de Elizabeth.

Por su parte la hembra resistía con mansa y dócil entereza a lo que le estaban haciendo, ya estaba clara de lo que le sucedería si se ponía a reclamar o a hacer problemas, ahí era don Pedro el que mandaba asumía ya la pobre y entregada Elizabeth.

El viejo de una se la saco de la boca para no eyacular dentro de ella, y producto del acelerado impulso en que la habían estado utilizando oralmente, la joven cayó de espaldas, su hermosa carita estaba embalsamada con líquidos extraños y saliva mesclada con semen, don Pedro en el acto se encargó de desparramárselas aún más por toda su cara, hasta que sus poros absorbieran esta exquisita y a la vez asquerosa esencia masculina, siguió con sus fenomenales tetazas, que también estaban bañadas con estos líquidos, don Pedro se encargó de desparramarlos por todo el cuerpo de Elizabeth, quien daba la impresión de estar totalmente aceitada.

Elizabeth una vez ya recuperada de tan salvaje tratamiento, se dio cuenta que el vejete, a pesar de su apariencia decrepita, la tomo en brazos sin ningún tipo de complicación, para de una forma no tan violenta como la había tratado anteriormente, arrojarla sobre la cama que desde hace rato la tenía nerviosa, ya que prácticamente sabía lo que iba a pasar en ella.

Elizabeth muy enervada y asustada por los acontecimientos que se veían venir, vio al viejo que con su inmensa tranca desafiando a los cielos, ir a hurgar entre sus ropas para luego decirle y darle conocimiento…

–Escuchame pendejaaa!!, le decía mientras en sus manos mantenía la infracción por prostitución, y la identificación escolar de Elizabeth, –La verdad es que no quiero volver a pegarte, pero si me obligas a ello no dudes que lo hare, si miras bien te darás cuenta que aquí en mis manos tengo estos dos documentitos tuyos, que tienen todos tus datos personales, los cuales me los dejare de recuerdo, me vas entiendo?, le preguntaba don Pedro mirando con cara de demonio a la asustada Elizabeth, quien le asintió con un ligero movimiento de cabeza,–Quiero escucharte estúpida? ¡Di que entiendes!!, le volvió a decir mirando el palo que estaba a un costado de la cama, cosa que Elizabeth capto al instante de lo que pasaría si no le contestaba…

–Si don Pedrooo…le entiendo!, contestaba la tierna y desnuda joven que con una mano intentaba tapar sus tetas y con la otra su tierno y tímido tajito.

–Bien, te aclaro que ahora vamos a dedicarnos a follar como animales calientes, y quiero que pongas de tu parte para hacerme sentir bien y satisfecho, porque o si no, aparte de volver a darte la pateadura de tu vida, el lunes a primera hora voy para tu colegio y les cuento a todos tus profesores que su alumna sale a putiar por las noches te queda claro putita, jejeje, sin mencionar que ahora puedo ir hasta tu casa, no me interesa saber con quién vives, pero de seguro que se mostraran muy interesados en saber lo que hace la zorra de su hija, cuando le dan permiso para salir a divertirse, y yo creo y estoy seguro que tu no quieres eso, para ti ricura, verdad!

Elizabeth quien ya iba entiendo de que se trataba tanta explicación e imaginando la cara de decepción que pondrían su madre con su abuelito, el saber que a su hija le habían cursado una infracción por ejercer la prostitución en la vía publica, sin mencionar de lo que opinarían sus profesores y compañeros, a ella que siempre fue tan buena hija, responsable en sus deberes escolares, siempre interesada en participar en ayudantías y cosas por el estilo, con todo esto su vida se vería acabada, todos estos pensamientos casi la hacían enloquecer, por lo que solo se dio a contestar,

Elizabeth –Si don Pedro, yo no quiero eso para mí, snifff!!, por favor hare todo lo Ud. quiera!! pero no vaya para mi casa a acusarme, snifff…snifff, ni tampoco a mi colegiooo!!…buaaaaa!! buaaaaaa!! Sniffff!! Snifffff!! lloraba desconsoladamente.

–jajajajajaja!! Eso si esta mejor mi amorrr, desde hoy día pasas a ser mi mujerrrr!!, mi hembraaaa!!, mi putaaaaaa y en todas sus letrasss!!!, te voy a emputecerrrr!!, te voy a violarrr todas las veces que yo quiera, jajajajaja!!

El viejo ni el mismo se la creía de haber tenido tanta buena suerte de haberse encontrado una tierna jovencita, virgen y casadera, de esas que se arreglan rico con ropas que hacen resaltar las formas de sus cuerpazos recién desarrollados, se notaba que la colegiala era limpiecita y pulcra con su presentación personal y ahora la tenía solo para él, sin mencionar las suculentas medidas que se gastaba, esas endemoniadas y diabólicas curvas que casi lo hicieron enloquecer cuando recién la vio en el puente de la feria junto a su encamable amiga que también estaba tan rebuenota como ella, pero esta zorrita estaba mejor pensaba el detestable vejete para sus adentros y ya aprontándose a tomar lo que la joven poseía al medio de sus piernas y que por esas cosas del destino estaba destinada para uso exclusivo solo para él.

Elizabeth lo vio venir a acostarse en esa inmunda cama en donde la convertirían en mujer, por cada movimiento que el viejo hacía para acomodarse junto a su cuerpo, la cama rechinaba obscenamente, cosa que la ponían aún más nerviosa…

–Ya putita entregate dame unos besitos jejejeje, le decía el vejete a la vez que la abrazaba y buscaba su fresca boca, Elizabeth no sabía que hacer estaba muy lejos de querer entregarse por las buenas a ese desalmado y caliente vejestorio, pero sabía que su destino dependía de ello.

Don Pedro, dejando la sesión de besos para más tarde, tomo la mano en que la joven cubría sus senos y la dejó a un lado, también retiro la otra con la cual Elizabeth protegía su vagina, una vez que logro que la asustada colegiala dejara a la vista sus más preciados tesoros, se sintió conforme, el viejo por muy caliente y macho que fuera para sus cosas, temblaba por la emoción de estar acostado con una hembra de tales características, asquerosamente comenzó a lamerle la suave cara, como a su vez a hablarle en sus perfumados oídos,

–Desde hoy pasas a ser mi juguete personal, mi potranquita rica, serás mi hermoso y personal objeto sexual, y voy a jugar contigo hasta que me harte, hasta que te revientes de tanta verga que te voy a meter, a la vez que con sus asquerosas manos comenzaba a sobarle las tetas y recorrerla por todo el resto de su cuerpo, –Mmmmmm… que bien hueles ricura, mmmmm… siii…cosita ricaaaa te voy a enyeguecer!!… y esmerate en satisfacerme, porque si me llego a aburrir de ti, te ofreceré a todos mis amigos para que jueguen contigo cuando les den ganas, y te hare putiar en las calles para ganarme un buen dinerito a costas tuyas, así que por favor no me jodas con tus mamadas de que eres virgen y pura, pórtate bien y anda abriéndote de patas, vamos ricura hazlo, ábreselas a tu macho pedazo de zorraaaa!!…

Elizabeth escuchaba asqueada los repulsivos planes que tenía don Pedro para ella, ese aliento bucal a podrido, aliento a viejo, ya casi la hacían no soportar tanto manoseo a sus respetables formas, de pronto escucho la primera solicitud de don Pedro, ahora que era prácticamente su dueño,

–Ponte de rodillas al final de la cama y chúpamela de nuevo pendejaaa!!, quiero ver ese culo bien levantado, hazme una buena mamada!!, solicito don Pedro mientras él se acomodaba de espaldas para disfrutar la nueva felación que estaba inquiriendo, Elizabeth como pudo fue tomando ubicación de cómo le habían ordenado, y una vez con sus dos temblorosas manitas bien sujeta a la peluda base de su erguida y portentosa verga, y pensando en que ella no quería que este horrendo hombre se acercara ni en la más mínimo a su casa o al colegio, se lo metió en la boca para comenzar a chuparlo y a lamerlo con sus ojos cerrados, procurando no pensar en otra cosa que no fuese en hacerlo sentir bien, y además para que don Pedro no se enojara con ella.

Con deleitosa concentración se la mamaba, con su boquita bien apretada, su cabeza subiendo y bajando, y haciendo círculos de vez en cuando, chupando sin parar un solo momento, como una verdadera poseída por el demonio, lamiendo, moviendo la lengua circularmente por el venoso tronco y el glande, concentrada también en soportar el repulsivo asco, y esperando cual sería la próxima orden de su macho.

–Ohhhhh!! Pero que zorra eres para chupar la verga mamitaaa!!–Eso es así…así…Mmmmm…Arghhhhh!!, gruñía el vejete, ante la sabrosa mamada que le estaba prodigando Elizabeth, –Cometelo todooo todoooo!! Tragátelo todoooo putaaaaa!!…

Luego de unos 10 minutos de una morbosa y rica felación, Don Pedro se lo saco de una, le parecía que la chamaca había aprendido muy bien cuáles eran sus nuevas obligaciones, el vejete la quedo mirando ensimismado, que rica se veía la pendeja arrodillada en la cama y con las comisuras de sus labios chorreándole restos de líquidos pre seminales, con sus tetas brillosas por la sudoración obtenida por la morbosa tarea en que había estado ocupada.

El viejo determino que ya era hora de poseerla, de hacerla suya, verdaderamente se la quería meter hasta el corazón, hace mucho tiempo que no se sentía tan atraído de esta forma por alguna hembra, y claro Elizabeth era una chiquilla hermosa, que jamás este viejo horrendo y degenerado hubiese tenido la oportunidad de poseer, si no fuera por el extraño curso de los acontecimientos.

El caso es que una inmensa e instintiva necesidad animal por destrozarla a vergazos se apodero de su desequilibrada mente, tal vez fuese por su olor, por su aroma a pulcra inocencia, o por su belleza.

Don Pedro perdido en un mar de degenerados deseos la tomo con fuerzas para dejarla recostada de espaldas en aquel sucio colchón, Elizabeth anticipándose a lo que se venía cruzo instintivamente sus piernas en señal de protección de su casi natural y depilada vagina de escasos y finos bellitos negros y sedosos, el vejete al notar la reacción de la asustada colegiala, le dijo,

–Ahora te la voy a meter pendeja así que no me salgas con tus mamadas, te la voy a meter de una, para que así todo sea más rápido para ti y no sufras tanto, jejejeje, aunque yo sé que igual te va a doler, pero si te portas bien veras que te va a gustar tanto que después me andarás buscando para que te de verga, jajajaja!!, serás mi mujer pendeja, te voy a culiar como jamás nadie te lo volverá a hacer y en el momento en que te lo meta no lo olvidaras nunca, jajajaja, decía el detestable hombre a la vez que iba tomando ubicación entre los hermosos muslos abiertos de Elizabeth, que el mismo se había en cargado de ir abriendo.

Elizabeth comenzó a llorar de miedo, era injusto lo que le estaba sucediendo, se la iban a culiar adentro de un sucio taller mecánico, que ni siquiera sabía adonde estaba ubicado, atrás quedaban sus sueños de casarse virgen y enamorada, que pasaría ahora con Rodrigo, con qué cara le miraría a sus ojos, el que era tan bueno, tan noble, y ella dejándose culiar por un horrible mecánico que hasta podría ser fácilmente su abuelo.

Sintió su cuerpo aplastarse por el de don Pedro, el vejete ya se había montado sobre el potable cuerpo de la colegiala, que estaba casi ahogada debajo de él y con sus bellas piernas abiertas, esperando lo desconocido, el vejete acomodo su armamento en la entrada de la pequeña rajadura intima de Elizabeth, paso sus brazos por debajo de la espalda de la joven para afianzársela desde sus suaves hombros, la apretó contra el en señal de poderío de macho, y ya sin esperar nada más empujo con todas sus fuerzas hacia el interior de la vagina de la tierna colegiala, Elizabeth experimento ahora si un inmenso dolor casi animal jamás sentido en su vida, ni siquiera el palo en el culo que le habían dado hace poco le había dolido tanto, al sentir la gruesa cabeza de la verga de don Pedro intentar calar su vagina.

–Ahhhhhhh, nooooo, por…fa…vorrrrrr!!, grito Elizabeth,

–Arggghhh, que apretada la tienes chiquilla del demonio, le decía don Pedro justo al lado de su oído, a la vez que le propinaba otro feroz apuntalamiento vergal-vaginal que tampoco tuvo éxito, Elizabeth solo lloraba silenciosamente por el dolor en su vagina, y por todo lo que estaba viviendo, las lágrimas brotaban copiosamente desde sus hermosos ojos verdes y rodaban lentamente por su carita, su visión solamente era el techo de esa mugrosa habitación y los canosos pelos de don pedro que casi le tapaban la mirada, –Preparate pendeja porque ahora sí que te la meto, el mecánico con mucha concentración y morboso ímpetu volvió a empujar con fuerzas desmedidas sobre los apretados pliegues vaginales de la joven, y para buena suerte de él y mala suerte para ella, estos cedieron ante la impecable estocada vergal que les habían asestado, permitiéndole el ingreso hasta la mitad de su gruesa verga, a ese endemoniado cuerpo de Diosa, que él había estado deseando ya desde hace unas tres horas por lo menos,

– Elizabeth -Aaaaaayyyyyyyyyyy!! Ayyyyyyyyyyyyyy!! Buaaaaaaa!! Buaaaaaaa!! Don Pedroooo!!, por favorrrrrrr!! Ya..no…me… la… me….taaaaaa!! Sniffffffffff! Snifffff!! Sniffffff!!, Elizabeth sentía que la rompían por dentro, sus carnes se rasgaban ante la brutal intromisión a su deleitoso cuerpo,

–Callateeee zorraaaa mal paridaaaa! ¡y acepta mi vergaaaaa! Tomaaaaaa!!, bramo don Pedro dándole un tercer y aún más brutal empuje en donde Elizabeth termino por comerse vaginalmente toda la verga de don Pedro, había entrado totalmente, solo los pesados testículos llenos de semen caliente y espeso habían quedado fuera del cuerpo de la hermosa joven recién estrenada sexualmente.

Estaba hecho, Elizabeth ya no era más virgen, Don Pedro Ventura, un asqueroso y viejo mecánico se había encargado de tomar y usurpar la virginidad de la tierna colegiala, recién convertida en mujer, dejándosela para el por el resto de su miserable existencia.

El vejete permaneció ensartado dentro del cuerpo de Elizabeth y en toda su longitud vergal, por espacio de unos dos minutos aproximadamente, el calor interior del cuerpo de aquella joven Diosa y que envolvían a su verga era el mayor placer que jamás en su vida había experimentado, no quería salirse jamás de aquella apretada vagina que en estos momentos en forma forzosa le albergaba a su gruesa tranca, en la habitación solo se escuchaba los sonoros sollozos de la hembra recién desvirgada.

Una vez que el viejo caliente y degenerado de don Pedro determino que ya era tiempo suficiente para que aquel apretado reducto amatorio se acostumbre a sus dimensiones vergales, concluyo que ya había llegado el momento de empezar a moverse, para que esa joven y tremenda colegiala viera y supiera lo que era culear con un verdadero macho caliente,

–Que rica tienes la panocha pendeja, le decía el vejete babeando y con sus ojos cerrados, –No me saldría de tu cuerpo jamás, eres una verdadera potranca hecha para ser follada por un verdadero potro salvaje, pero ahora sabrás lo que es culiar de verdad ricura, jajajaja!!, Te hace sentir lo que jamás nadie te lograra provocar y te juro pendeja que te va a quedar gustando tanto que querrás repetir la operación cuanto antes, Jajajajaja!!, Te voy a culiar y te voy a preñar!! ¡Serás la madre de mis 4 hijos que te voy darrrr!!, le decía riéndose y burlándose a una ensartada y adolorida Elizabeth, que aún mantenía su boca abierta en un ahogado grito de dolor, con sus ojos bien abiertos y vidriosos producto del enajenante impacto emocional y de calvario carnal.

Don Pedro comenzó a moverse lentamente en forma culiatoria, metía y sacaba su tranca solamente hasta la mitad, el calorcito y las placenteras sensaciones que le prodigaban la vagina de aquella núbil Diosa a su verga eran indescriptibles, Elizabeth por su parte aplastada y dejándose ensartar, ni siquiera podía moverse por intenso dolor que sentía por cada apuntalamiento que le daban con animal ensañamiento, sentía que prácticamente la estaban empalando por la zorra, el vejete cada vez se movía más fuerte intentando adentrarse el máximo posible hacia el interior de aquel curvilíneo y juvenil cuerpo, la cama rechinaba rítmicamente antes los fieros bombeos que hacia el mecánico.

Fueron pasando los minutos y don Pedro cada vez se movía más fuerte y rápido, aserruchaba, metía, taladraba profundamente en los interiores de Elizabeth, haciendo círculos con la intención de agrandarle la panocha a la entregada jovencita, el hombre sudaba como animal, las lágrimas en los ojos de Elizabeth ya se habían secado, por ahora soportaba estoicamente las bárbaras y crueles arremetidas de verga que le metían a su cuerpo, ella también sudaba, lo comprobaban algunos cabellos pegados en su cara y ciertas gotitas de transpiración que se le acumulaban entre su cara y narices, no se dio cuanta cual fue el momento en que cerro sus ojos para dejar al viejo que tenía montado sobre su curvilíneo cuerpo hiciera con ella lo que quisiera, el dolor fue pasando en forma paulatina, la cosa era que por ahora la culiada que le estaban pegando era de campeonato y ella sintiéndola con sus piernas bien abiertas y con sus ojos cerrados.

Don Pedro sabía que tenía que aprovechar esta instancia, no estaba muy seguro que si después de la primera acabada se le fuera a parar de nuevo, por lo tanto determinaba que tenía que prolongar lo más posible aquella culiada de antología que se estaba pegando con una bella estudiante de 18 años, los gritos de dolor con los bramidos que había pegado Elizabeth gradualmente habían ido aminorando, ahora en aquella habitación lo único que se escuchaba era el prolongado rechinar de la cama ante los bruscos movimientos que hacían sobre ella y los suspiros de dolor y placer de ambos amantes ante la desnaturalizada follada que se estaban pegando.

Elizabeth totalmente confundida no sabía qué hacer, el dolor en su vagina había ido aminorando, aun sentía dolor, pero era una extraño dolor que la hacía sentir rico, noto que mientras más profunda era la clavada, el dolor parecía que más iba a desaparecer y como es lógico que ella quería que desapareciera, lentamente comenzó a empujar hacia adelante, a los pocos minutos de estas extrañas sensaciones en el cuerpo de la colegiala, Elizabeth ya no se movía para que desapareciera el dolor ni nada parecido, ahora ella ya estaba culiando por autentica y genuina calentura, en un momento don Pedro pensó que la chamaca lo había abrazado para sujetarse, pero cuando en un lapso que él se detuvo para estudiar lo que allí abajo estaba ocurriendo, con placentera emoción comprobó que la joven seguía moviendo sus caderas de atrás y hacia adelante, por lo que a modo de agradecimiento comenzó a moverse y a meter verga en una forma casi demencial, ahora sí que se venía lo bueno pensaba el feliz y amachado vejete,

–Ahhhh que rico te meneas putitaaaa!!, Te lo dije!! yo sabía que iba terminar gustándote, jajajajaja!!, le decía preso por la excitación…

Aun así Elizabeth se sentía avergonzada, se preguntaba cómo podía estar sintiendo tan rico mientras este asqueroso hombre mancillaba su cuerpo de esa manera, mas no podía dejar de mover su cintura y caderas, su mente le ordenaba que se aferrara más firmemente al viejo cuerpo del que ahora ya se había convertido en su hombre, ella no lo quería admitir pero a estas alturas ya se la estaba pasando muy bien acostada con don Pedro, lentamente de su mente fueron desapareciendo aquellas terribles imágenes de cuando el detestable hombre le había pegado, pero su conciencia aun le recordaban que a pesar de todo lo antes descrito, a ella se la estaban violando, sin contar de las continuas imágenes de ver a su trabajadora madre esperándola con el desayuno servido, o de su abuelito que tanto la aconsejaba y la cuidaba protegiéndola de los mal vividores, o de Rodrigo su trabajador y fiel novio…

Pero su cuerpo le invitaba a olvidarse de todos ellos, las gratificantes clavadas que le daban a su perfecta anatomía iban a terminar por enloquecerla de placer, don Pedro estaba siendo muy bueno con ella, pensaba en las nebulosas de sus subconscientes, hasta que ya queriendo terminar con todos esos sentimientos encontrados su mente decidió claudicar a todos sus pesares, y se entregó en cuerpo y alma a todo lo que aquel libidinoso viejo verde quisiera hacer con ella.

Sus delicadas manitas con uñas muy bien cuidadas, lentamente comenzaron a deslizarse por las anchas espaldas de don Pedro, Elizabeth en un momento se sintió emocionada, de estar en tales circunstancias con un hombre mucho más viejo que ella, y que este le estuviera haciendo sentir a vergazo limpio, esos gratificantes y arrebatadores escalofríos de placer a su cuerpo.

Don Pedro quien ya se sabía ganador de aquella caliente contienda de sexo, separo su cuerpo levemente para admirar a la diosa que poseía ensartada con su armatoste, la vio con sus idílicos y perdidos ojos verdes semi cerrados, como también pudo ver que de sus rojos labios caían una pequeña cantidad de saliva, señal de demostración inequívoca que aquella hermosa hembra ya había sucumbido a los deliciosos placeres de la carne, noto que por cada profunda clavada que le enterraba por la panocha, la hembra emitía un audible: –Shhhhhhhh!!… Aaahhh!!

El vejete sin perder el tiempo y aprovechando la ocasión, busco con febril desesperación aquellos preciados labios rojos semi abiertos que le prometían el paraíso, Elizabeth lo recibió casi con agrado para luego fundirse ambos en el más apasionado beso con lengua que ambos jamás en sus vidas se habían dado en ocasión alguna.

La pareja se besaba cada vez más lascivamente, la potente colegiala guiada por un nuevo afecto recién nacido y aflorado desde sus revolucionadas progesteronas, fue subiendo sus manitas hasta la nuca de don Pedro, y por segunda vez en la noche se daba a aplicarle nuevamente un delicado masaje con la yema de sus dedos al áspero pellejo reinado con gruesos y desmadejados pelos canosos, en la cabeza del hombre que se la estaba culiando a la fuerza.

Elizabeth ahora se comía y devoraba como una posesa las rosadas encías desprovistas de dientes de don Pedro, sus delicados dedos se perdían entre los hirsutos pelos canosos del mecánico, jugaba asquerosamente con su lengua y la de él, revolviendo la gran cantidad de babas de ambos que se acumulaban dentro de su fresca boquita y que ella se encargaba de ir tragándoselas todas, era una autentica deidad de placer en lo que se había convertida la tierna chiquilla, el viejo aún no se la quería creer, por lo que le devolvía a modo de agradecimiento unas sólidas y profundas arremetidas vergales, para hacerle ver que desde ese día él era su único macho.

Don Pedro apenas se pudo separar de los desesperados labios de Elizabeth, y sabiéndose y el haber comprobado que él era ya el ganador le dijo,

–Te dije que te iba a encantar mi verga pendejaaa!! Vamos dime que te encanta mi vergaaaa!!, exclamaba don Pedro sin dejar de arremeter con violencia…

Elizabeth no le contestaba nada, la inmensa y desquiciante calentura que se había apoderado de su persona, no se lo permitían. Sus quejidos y suspiros de placer, comenzaron a subir de volumen e intensidad, convirtiéndose en gritos y en alaridos de auténtico placer carnal y sexual, don Pedro mantenía su frenético ritmo de mete y saca, y conforme aumentaban los gritos de la colegiala, mas aceleraba y ganaba fuerzas en sus movimientos, hasta que sus oídos escucharon lo que el ya anhelaba oír, los gritos y palabras que exclamo Elizabeth fueron claros y concisos,

Elizabeth –Ahhhh…siiiiii…ricoooooo…papiiiiii!!…

–Te gusta cómo te la meto pendejaaaaa!!, le consultaba el caliente vejete,

– Elizabeth -Siiiii, don Pedroooo, métamela todo lo que quieraaaa, mas adentroooo, mas adentroooo!!, exigía la chamaca a la vez que meneaba con fuerzas sus caderas para hacer más profunda la clavada,

–Eres la mejor zorra que me he culiado pedazo de puta! Vamos dilo! Di que eres mi putaaa!!, exigía el viejo quien seguía serruchando y bañado por el sudor y la calentura del momento,

Elizabeth –Siiii papiiii!! Yo soy su putaaa!! Soy su putitaaaaa!! soy su mujerrrrrr!!, Elizabeth no era consciente de todas las peladeces, que le estaba diciendo al viejo que había sabido llevarla a tal estado de calentura.

Don Pedro veía claramente la descompostura que estaba sufriendo la hermosa jovencita, que en estos momentos movía sus caderas rítmicamente a las clavadas que el calientemente le concedía, gratamente comprobaba, que el cuerpo de Elizabeth estaba siendo preso de unos fuertes y brutales espasmos de placer, veía como la nena se retorcía e intentaba acoplarse aún más férreamente a su propio cuerpo, además que creía sentir como los músculos vaginales de la tierna chamaca se contraían abrazándole y comprimiéndole la verga, y como totalmente salida de sus cavales le pedía,

Elizabeth –Sigaaaa!!, sigaaaaaa!! métamela enteraaaaa!!… estoy a punto de … métamela más fuerteee!! Todaaa…Todaaaa!!

El feliz y fiero mecánico comenzó a empujar hacia el interior de la joven sin cejar en su empeño, hasta que ambos pubis, uno suave y casi depilado, en contrate de otro que era bien peludo, se quedaron pegados haciendo desquiciantes círculos copulatorios, sin despegarse ni siquiera un milímetro, por lo que ambos cuerpos ya estaban casi al borde de un fenomenal orgasmo, hasta que para el gozo de don Pedro, pudo notar que en la inminente explosión que se venía en el cuerpo de su compañera de coito, su vagina derramaba unos abundantes y calientes chorros de líquidos vaginales, no sabía si estos bien eran de orina o de otro tipos de líquidos, pero de lo que si estaba seguro era que estos le estaban bañando en forma exquisita a su ya casi adolorida vergota.

– Elizabeth – Asii!!, así!!… don Pedroooo!! Deme más fuerteee… deme más fuerteeee!!… continuaba vociferando Elizabeth con su espalda totalmente enarcada y con su vagina totalmente levantada, en el afán de que don Pedro no le sacara su verga de su cosita.

El viejo sentía que su verga estaba enterrada hasta lo más profundo de las tiernas entrañas de aquella dulce y caliente potranca que se encontraba perdida en la total calentura. Hasta que el cuerpo de Elizabeth no fue capaz de resistir tanto gozo, una formidable y placentera corriente eléctrica que le nacía desde lo más profundo de su zorrita, se expandía a raudales hacia todas las extremidades de su cuerpo y que le hicieron explotar en el más formidable y grandioso orgasmo sentido en su vida, que ni siquiera el cojo Juan le había hecho experimentar, cuando la hiso debutar por el culo.

–Siiiiiiiiiiiiiii!!!, grito Elizabeth como una verdadera posesa, su grito placentero fue emitido desde lo más profundo de su ser y de su alma, el cual recorrió y retumbo por todos los rincones del vacío taller de don Cipriano, y que pudo haberse escuchado fácilmente en toda la cuadra de donde se encontraba el Pie Grande, debido al silencio de aquellas altas horas de la noche.

De la misma forma don Pedro determino que este era el momento exacto para verter su apremiante y urgido simiente al interior del cuerpo de tan estupenda y curvilínea estudiante. En el momento en que Elizabeth emitía su placentero grito de éxtasis el viejo la callo con un asqueroso beso en la boca el cual daba la impresión que se la estaba comiendo, para luego separase y notificarle,

–Eres una Diosa pedazo de zorraaaaa! Ya no aguan…tooo…masssss!, me voy…a…co…rrerrr… adentro de…tu…cuer…pooooo!! Ohhhhh que…ri…cooooo, la…vas….a …re…ci..birrrrr, pu…taaaaa!! to…maaaaaaa!!, gruño con desesperación, y fijando su mirada, en el hermoso rostro descongestionado de Elizabeth, derramo en el interior de su estómago 6 a 8 potentes chorros de hirviente y reproductivo semen, el cual salía escupido en abundancia y con fuerzas desde su verga, quemando las entrañas de la excitada Elizabeth quien sentía la potencia y virilidad de su macho, pensaba que aquello era lo más hermosa y gratificante experiencia jamás vivida en su existencia.

Estuvieron pegados en esa posición un espacio de tiempo indeterminado, Elizabeth con sus bellos muslos bien abiertos y con don Pedro aun incrustado con su verga al interior de su cuerpo, había sido la follada de sus vidas para ambos, y que el viejo estaba totalmente dispuesto a repetir en cuanto sus fuerzas se lo permitieran. Lentamente el mecánico se fue saliendo y desclavando del portentoso cuerpo de Elizabeth, ambos quedaron tendidos en la cama exhaustos, para que sus transpirados cuerpos pudiesen asimilar el placer recibido, y para a su vez se regulasen sus ritmos cardíacos y sus agitadas respiraciones se normalizaran.

–Eres una verdadera puta en la cama a la hora de culiar ricura, el sueño de cualquier macho caliente como yo, jajajaja!!, le decía el vejete a la misma vez que la abrazaba y la hacía apegarse a su obesidad. –Ha sido una de las mejores folladas que me he pegado en mi vida, por hoy creo que será suficiente pendeja, descansemos un ratito y luego te iré a dejar a tu casa, mira que quiero saber dónde vive mi mujer, jajajaja!!

–A Elizabeth, a quien ya se le había pasado a medias la calentura, y exigiéndose a ella misma entrar en razón, le contesto,

–Don Pedro, no es necesario que me vaya a dejar creo que me puedo ir sola, tomare un taxi, la jovencita no quería que aquel viejo con el cual se había estado revolcando supiera donde ella vivía.

–Nooo!!, le contesto el vejete, –Desde hoy día eres mi mujer, y yo soy tu marido, y no permitiré que mi hembra ande por las calles sola en la noche, o quieres que aparezca por ahí algún viejo degenerado y te culie, jajajaja!!, se reía ya que él estaba claro que era exactamente lo que le había ocurrido a la encamable chamaca que el ya veía como de su propiedad.

Una vez que descansaron desnudos y abrazados por un tiempo indeterminado, en el cual Elizabeth fue retornando a su triste realidad y en donde asimilaba que había sido violada, el viejo determino que ya habían descansado lo suficiente, le ordeno a Elizabeth que se vistiera mientras él se ponía su overol de trabajo, había pensado en llevarse a su casa a la colegiala para poder seguir follándosela al día siguiente, pero sabía que eso le podía traer problemas, ya que la familia de la joven se podía preocupar y comenzarían a buscarla, se conformaba que al tener en su poder la falsa prueba que certificaban de que Elizabeth era una vulgar puta, ya que esto le garantizaban unos futuros y placenteros encuentros con la colegiala todas las veces que él quisiera, además que idearía la forma para poder dejársela y llevársela a vivir con él, hasta que se hartara.

–Don Pedro…no tengo mis botas, le dijo la chamaca al recordar que sus botas habían quedado tiradas en la feria,

–No importa mira ponte estas, le dijo el vejete a la vez que de a un lado de la cama sacaba unas rosadas chalas de mujer,

–Pero y de quién son?, preguntaba Elizabeth, un poco preocupada por tener que calzarse algo que era de otra persona,

–No te preocupes, son de la María, es una sobrina que de vez en cuando se encierra con mi hermano para hacer sus cochinadas, pero es tan limpiecita como tú, e igual de zorra y puta para sus cosas, jajajajaja!!

Y así una vez vestidos hacían abandono del taller, Elizabeth a quien la ferviente calentura que horas antes le habían envuelto y cautivado ya la habían abandonado por completo, ahora los sentimientos de culpa le atacaban sin misericordia, se preguntaba cómo pudo haberse entregado en la forma en que lo había hecho a ese odioso y detestable hombre que la había forzado sexualmente y que daba el aspecto de que llevaba unos buenos días sin bañarse, y ella haberlo disfrutado.

Nuevamente sus lágrimas volvían a brotar angustiantemente desde sus ojos, sentía ganas de matarlo, pero con el solo recordar lo bruto que él había sido con ella al momento de metérsela, instintivamente le nacían unas tremendas ganas de volver a quitarse la ropa, tirarse de espaldas en la cama y abrirle las piernas, para que el tomara lo que ella ya pensaba que solo le correspondía a él, para luego volver a recriminarse y preguntarse que por que ahora sentía eso tan raro hacia don Pedro, un asqueroso viejo que solo hace algunas horas le había pegado y violado al mismo tiempo, le había robado lo más preciado que ella poseía y que había sido su virginidad, nuevamente pensaba en su familia, en su vida escolar, en Rodrigo, y lo que más le dolía y se reprochaba era saber que don Pedro la había hecho gozar una verdadera perra.

Los sentimientos que asaltaban a la muchachita eran totalmente contradictorios.

Antes de salir de aquella nauseabunda y sucia habitación, pudo ver la gran mancha de sangre que había quedado en el inmundo colchón, señal irrefutable de su desvirgamiento a manos de don Pedro, el vejete al ver como la joven miraba la escena con sus ojos bañados en lágrimas por lo allí ocurrido, le dijo proféticamente,

–No te preocupes putita, dejémoslo así no más, total, quizás a que pedazo de yegua mal parida se irán a culiar nuevamente en esa cama y encima de nuestros jugos cuando ya estén secos, jajajaja, reía a la vez que la sacaba a empujones de aquel caliente taller mecánico, en donde se quedaba para siempre su virginidad mancillada. (Faltaba poco para que amaneciera)

(4 horas antes aproximadamente en la casa de Claudia)

Una vez que ya estaban en la sala de estar de la casa de la rubia estudiante, el maestro Tulio, no se creía que estaba a punto de acostarse con Claudia, sabía que los padres de ella no llegarían hasta el mediodía del domingo, por lo tanto, tenía todo el tiempo del mundo para follársela como el quería ya desde hace mucho tiempo.

Mientras él suertudo y feliz profesor se encontraba perdido en un mar de perversos y lascivos deseos, la rubia servía otras dos copas de tequila para hacer la previa de lo que sería el encuentro sexual con su profesor, a cambio de los certificados de notas semestrales de su último año de colegio.

Claudia quien en este momento ya ni se acordaba de la suerte de su amiga, producto del alcohol en su mente, se mantenía nerviosa, mitad por la fealdad del viejo con el cual estaba a punto de acostarse, y mitad por saberse también muy caliente de estar a punto de cometer tal abominación.

Los vasos servidos quedaron en la mesita que se encontraba justo al lado del sofá en donde estaba sentado el caliente maestro, este no despegaba sus ojos de sapo de las pronunciadas curvas que ya estaba a punto de poseer, hasta que ya no aguantando más y queriendo un poco más de acción, se atrevió a solicitar…

–Caliéntame rubita, hacete alguna cosita rica para que mi verga este como fierro al momento que te la meta…

Claudia quien también ya estaba deseando que de una buena vez por todas, que aquel anti estético y repugnante viejo verde se la metiera, poso sus infernales curvas enfundadas en el ajustado vestido negro tipo mini falda que llevaba puesto, para inclinarse y posar sus apetitosos labios muy cerca del rostro del vejete para preguntarle,

–Quiere que lo caliente?,

–Siiii mamasota caliéntame todo lo que quieras, le pedía ya casi rogándole…

–Y mis certificados?

El viejo Tulio, ya todo traspirado y tiritando por la emoción le dijo,

–El primero estará listo para esta misma semana, y el otro…, el vejete lo pensó por un momento, –Tu misma me dijiste que eso lo conversaríamos en la cama, le contestaba como buen estratega a pesar de lo caliente que lo tenía la putita de Claudia.

La rubia le regalo una de sus más calentonas sonrisas, para luego depositarle un leve beso en los gruesos y asqueroso labios de aquel lujurioso hombre obeso y sexagenario,

–Espéreme aquí, me iré a poner más cómoda, le dijo la potente Claudia a su maestro.

No fueron más de tres minutos en que la bella estudiante se demoró en ir a su cuarto y volver, pero el viejo casi se volvió loco cuando la vio aparecer desde su cuarto totalmente desnuda, sus ojos de réptil perecieron crecer tres veces más de cómo eran en su tamaño normal, Claudia camino lentamente hacia donde estaba el suertudo profesor que ni se daba cuenta como se le caían las babas ante el morbos espectáculo que le estaba brindando una de sus más bellas alumnas.

Cuando la rubia colegiala ya se encontraba solo a metros del hombre que sería su primer macho como corresponde. Se dice esto ya que todos sabemos lo muy puta que era Claudia para sus cosas, pero debido a su ambiente escolar y a sus jóvenes y ocasionales amantes inexpertos y primerizos en cuestiones sexuales, sus folladas anteriores siempre habían sido con ropa, o a medio vestir, folladas a la rápida, mamadas en alguna plaza o en algún auto, pero ahora era distinto, se iba a acostar totalmente desnuda con un hombre por primera vez en cumplimiento del acuerdo adquirido y también por venganza del estúpido de su novio que había preferido largarse con sus amigos a haberse quedado con ella que tanto había esperado esta oportunidad en que iba a estar sola en su casa. El muy come mierda solo tenía que haber traído un amigo para que su amiga del alma también lo hubiese pasado bien, pero sus planes no habían dado fruto, y el que se iba a regodear con su cuerpo a su total antojo era su detestable profesor, que desde hacía ya dos años que vivía acosándola, y a ella le había encantado haberlo calentado en todo este tiempo.

El degenerado viejo quien miraba el escultural cuerpo desnudo de Claudia que se encontraba solo a un metro de él, se permitió a estudiarla, parte por parte, curva por curva, de una forma descarada y quizá un tanto arrogante por su parte, ya que a estas alturas sabía muy bien que faltaba muy poco para cumplir con uno de sus mejores sueños.

Recorría e inspeccionaba con calentona observancia la hermosa anatomía de la rubia: Uno setenta de altura quizás, unas tetas perfectas y totalmente proporcionadas a su físico, la tersa y suave piel de su vientre totalmente al desnudo, con un pequeño y coqueto piercing de cadenita en su femenino ombliguito, unos muslos y piernas maravillosas y finalmente con su alisado cabello rubio peinado hacia un lado su viciosa cara de putita, que más parecía la de una joven actriz pornográfica, que la de una real estudiante de secundaria como lo era ella, aun así la chamaca se veía hermosa.

Claudia grácilmente poso su dorado cuerpazo en un sillon que estaba a solo un metro del maestro Tulio, que no perdía ni un detalle de las desquiciantes curvas que la rubia le estaba ofreciendo,

–Y así profe?, …le caliento un poquito más?, le preguntaba con una voz de putita profesional…

–Siii mamitaaaaa!! Estoy que largo mis lecherazos en los mismos pantalanes…

–Ay que sed maestro, me podría acercar mi tequila porfi!…

–No faltaba más mi reina, le contestaba el viejo caliente, sumido por una calentura que aceleradamente iba en aumento, a la vez que se paró como espiral tensado, y con su grasienta y temblorosa mano le acercaba la copa a la empelotada Claudia, quien se sentía como una diosa, que podía hacer lo que ella quisiera con aquel caliente profesor.

Claudia a sabiendas que ya no había nada más que esperar, se compadeció del pobre hombre, y dejando de lado cualquier tipo de pudor o sentimiento de rechazo corporal debido a su fealdad, se paró del sillón para quedar de pie junto a él, paso sus desnudos brazos por ambos hombros de su maestro, sintió que la prominente panza del hombre no le permitía adosarse como ella hubiese querido, pero el vejete al ver el pedazo de mujeron desnudo que tenía ya en sus manos la tomo y se la afianzo con brutal y ansiosa desesperación,

–Ay profe no sea tan apurón!, jijiji, le decía y reía la rubia chiquilla quien aún mantenía su trago en una de sus manitas, al notar el ímpetu en que el vejete le manoseaba casi por completo su desnudo cuerpo, evidenciando asi las tremendas ganas que tenía el maestro Tulio por metérsela…

El vejete buscaba con ahínco los sabrosos labios de la desnuda Claudia, quien no lo dudo mucho para dejar besarse por el aun vestido hombre, lentamente y a medida que el asqueroso beso continuaba el viejo se fue tranquilizando, la rubia por momentos sentía asco, pero al ir sintiendo la dureza que se le clavaba en su desnudo y perfecto vientre que no tenía ni siquiera un milímetro de grasa , poco a poco lo fue soportando, al minuto la encamable colegiala ya estaba entregada y caliente, ella conocía muy bien los placeres del acto de apareamiento, por lo que muy sutilmente se fue separando del que iba a ser su amante por aquella noche, para pasarle la otra copa aun servida y tomarlo de su gorda y aceitosa mano e invitarlo a que fuera a su habitación, en donde se libraría la lujuriosa contienda sexual.

La rubia lo guiaba, ambos próximos amantes cruzaron de la mano la sala de estar para llegar al dormitorio de la joven, cada uno llevaba su trago, y una vez que ya estuvieron al lado de la cama, y mirándose penetrantemente a los ojos se mandaron de una el contenido de los vasos, dejándolos en el velador a un costado de la cama, cuando la rubia quiso apagar la luz de la lámpara, el vejete se interpuso,

–No lo pienses putita, aun pienso que tu precio es un poco alto, así que lo vamos a hacer con la luz encendida, no quiero perderme ni un detalle de tu cuerpo al momento de metértelo y cuando ya estemos culiando, además que no sería justo, me has estado calentando toda lo noche, y este momento no lo voy a desperdiciar, jejejeje…

La Claudia no dándole importancia a la solicitud de su profesor solo le dijo,

–Ay profe usted que es, jijiji…

La estudiante se subió gateando a la cama, el caliente profesor se empezó a desnudar casi con desesperación, al minuto ya se encontraba en las mismas condiciones que Claudia, quien al verlo en su total y asquerosa desnudes, casi estuvo a punto de arrepentirse, pero se dijo para sí misma, “todo por mis certificados, jijiji”.

El viejo no lo dudo para el también subirse a la cama, esperaba expectante a que fuese la rubia quien tomara la iniciativa, ella por su parte se hinco sobre el lecho, para ver cuál sería su primera misión para ganarse los tan preciados certificados de notas, fue en eso que se fijó en la parada tranca que se gastaba el maestro Tulio, la vez en que se la había chupado en su oficina había sido casi en las penumbras y rápido, ya que cualquier persona podía entrar y sorprenderlos, pero ahora la veía en toda su magnificencia, esta era de medidas que se podrían decir normales, pero para Claudia siempre acostumbrada a mamar y servirse simples verguitas de sus novios, la vio como si fuese la verga de un animal, totalmente poblada por gruesos pendejos negros, terriblemente gorda y pulsando excitadamente rápido, todo esto fue mucho para la caliente estudiante quien instintivamente se lanzó con una lujuriosa expresión en su bello rostro, para comenzar a lamer verga en forma reiteradamente desesperada, hasta que de un solo golpe se lo engulló hasta lo más profundo de sus garganta, manteniéndose en esa posición durante unos deliciosos segundos, en los que el feliz del maestro Tulio aprovecho para empujar y adentrarse aún más en aquella gloriosa garganta que lo estaban llevando al verdadero paraíso.

La veía puesta en 4 patas, moviendo aceleradamente su rubia cabellera de atrás hacia adelante, como una real enajenada mental, mamándole la verga, ordeñándolo con sus labios, como una verdadera corderita recién nacida, notaba en la punta de su tranca que ya casi faltaba muy poco para adentrarse en la faringe de la caliente chamaca, pero la sabrosa y profunda mamada que le estaban dando a su verga continuaba, con movimiento de lengua a veces suaves y en otras ocasiones violentos e intensos, el vejete pensaba que se le iba la vida en aquella magistral chupada de verga que le estaba dando su alumna.

–Ohhhhhh rubita como me comes la vergaaaa!! Exclamaba el vejete, a la vez que dejaba que fuese Claudia quien hiciera el trabajo mamador como ella lo estimara conveniente,

–Mmmm…srrrppppphhh…srpssssss, era lo único que podía emitir la estudiante quien solo se aplicaba a chuparle el pico a su profesor,

Claudia había perdido los sentidos con esa gorda verga que mantenía alojada en su boca y que no podía dejar de succionarla, aunque ella quisiese, pero también sentía la imperiosa necesidad, a que su degenerado profesor se la metiera. El grosor de aquella gloriosa tranca de carne la tenían en tal estado de calentura que ahora sí que no estaba dispuesta a dejar pasar la oportunidad a que se la metieran, decidió que su profesor se la tenía que culiar sí o sí.

Lentamente se la fue sacando de la boca, a la vez que sorbía todos los restos de líquidos pre seminales que bañaban el tronco del ahora alargado miembro viril, dejándolo totalmente limpio, pero bien reluciente debido a la humedad de sus labios, ella misma hiso que el hombre se tendiera de espaldas en su camita, para luego en forma inmediata se levantó y fue pasando una pierna por sobre la panza del maestro Tulio para quedar a horcajadas sobre el pero sin metérsela todavía, lanzándose a devorar su repulsiva boca como una verdadera posesa, mordiéndole suavemente los gruesos labios, jugando con su lengua y con la de el. Era una auténtica diosa y un prodigio erótico por la lascivia, lujuria y morbosidad en que ella se encargaba de llevar la situación.

El maestro Tulio aprovechaba su posición para acariciarle las tetas, para lamérselas con desesperación, para chuparlas y mamarlas como si él fuera un bebito sediento de leche, la chamaca estaba divina pensaba, en sus grasientas manos sentía las suavidades de su piel con olor a crema corporal, olía a sexo, olía a hembra, su verga ya latía desesperadamente por adentrarse al interior de aquel cuerpazo. A cada latido de su verga, se producía un leve contacto con su panochita, produciéndole una placentera y arrebatadora sensación, ahora sí que le tenía ganas a la endiablada chamaca.

Claudia le tomo por las muñecas, mirándolo con una cara de puta pervertida y aun encaramada sobre su panza peluda, el vejete que sus ojeras ya estaban que se reventaban por lo hinchadas que las tenía producto de la inmensa calentura que ya casi lo consumían, solo se dejaba hacer por aquella erótica vampiresa.

–Vamos putita…ya dejate de mamadas y dejame meter….

–Shhhhh!!, lo hiso callar la estudiante, dándole a entender que ella sabía lo que hacía, al tiempo que tomaba su trofeo de carne y se lo ubicaba posándoselo en la entrada de su rubia vagina, a la vez que cerraba sus ojos en señal de concentración para dejarse caer casi con brutalidad, penetrándose ella misma y dando un sonoro gemido de placer.

Claudia se la había embocado y metido todo sin la ayuda de nadie, para luego comenzar con unos suaves movimientos de sube y baja, sintiendo y deleitándose con las increíbles y ricas sensaciones que le provocaban el estar ensartándose en la tranca del maestro Tulio, quien yacía recostado y casi incrédulo de la increíble follada que le estaba empezando a dar Claudia, la hembra por su parte y por por la expresión de su cara se notaba que también se lo estaba disfrutando de lo lindo.

La rubia continuaba con los mismos suaves y cadenciosos movimientos de cintura y caderas, exprimiéndosela hasta mas no poder, al tiempo que notaba como una verdadera puta profesional, que al vejete cada vez se le ponía más dura la verga, por la que gradualmente fue acelerando sus movimientos, por cada segundo que pasaba ambos amantes sentían que más placentera y gratificante era la culiada de concurso que se estaban pegando, el viejo también empujaba su apéndice hacia arriba para empalar aún más ala caliente mujer que se lo estaba follando, a la vez que se decía para el mismo, que esta Claudia sí que sabía darle placer a un macho.

–Le gusta lo que le hago maestrito? Le preguntaba la joven hembra a su profesor, con sus hermosos ojos semi cerrados , producto dela acalorado excitación en que se encontraba,

–Siiiii zorrita realmente te mueves ri….coooooo! por Dios ni…ñaaaa!!… como me sorbes la ver…gaaaa!!

–Me he ganadooo mis cer…ti…fi…ca…dossss?…

–Claro que si linduraaaaa…, pero el otro lo conversaremos después, por ahora sigue cabalgandomeeee….. pu…taaaaaa!!

La rubia estudiante, ya más preocupada de su propio placer que de los certificados escolares inicio una acelerada cabalgada, con la única intención de dejar secas las bolas de profesor Tulio, se meneaba con auténtica calentura, en ciertos momentos ondulaba su cintura, arremetía y exprimía la verga que tan deliciosamente ella sola se estaba culiando para luego volver a una rítmica cabalgada que ya la estaban llevando hasta el mismísimo cielo.

El degenerado profesor determino que ya había dejado mucho tiempo que la acalorada puta que sabrosamente lo estaba cabalgando, se sintiera dueña de la situación, ahora le enseñaría lo que era culiar de verdad con un verdadero macho caliente, se enderezo como pudo y trabajosamente, ya que la Claudia quien se encontraba perdida en el mar de la lujuria no podía dejar de menearse violentamente, esto al profesor le encantaba, una vez enderezado y cuando la rubia quiso lanzarse a besarlo el profesor la tomo de sus suaves y pronunciadas nalgas y se la desclavo de una, arrojándola de espaldas a la cama, Claudia no sabía muy bien lo que estaba pasando, cuando lo vio venir asquerosamente a montarse sobre su curvilíneo cuerpo, se lo imagino como uno de aquellos asquerosos monstruos que aparecen en las películas de hentai, pensaba que solo le faltaban los tentáculos, pero esto la calentaban aún más.

El vejete se hecho con su aplastante y pesada humanidad sobre las curvas de la joven estudiante para comenzar a besarla en sonoros movimientos de lenguas y saliva, poco a poco comenzó a bajar por su anatomía, pasando por sus tetas que aprovecho de lamérselas por unos segundos, para luego pasar por su suave estomago con piercing incluido hasta llegar a su suave triangulito de dorados y suaves bellitos crespos y brillosos, abriendo asquerosamente su bocota de Tiranosaurio Rex, se zampo de un solo mordisco la pequeña ranurita que tenía Claudia al medio de sus piernas, movía su lengua como enajenado intentando penetrarla con ella lo máximo posible, se la sentía apretada y chiquitita, no se explicaba cómo solo hace unos cuantos minutos, aquella reducida grieta de amor se había comido en toda su extensión su gruesa tranca carnal, esto lo hacían calentar aún más.

El asqueroso hombre que ya se sentía dueño de aquel dorado cuerpo de la colegiala, ya se sentía enamorado de aquella rica panocha que se estaba comiendo, hacía mucho tiempo que no disfrutaba de los sabores de una zorra de 18 años, determinaba que era un excelente trato el que había hecho con Claudia, aun así pensaba que la rubia se había excedido un poco en el precio, por lo tanto era ahora cuando tenía que aprovechar que esto haya valido la pena.

La chupada de zorra continuaba, el vejete la veía ondular su pelvis al mismo compas en que él se la estaba comiendo , con sus bellas piernas bien abiertas y de par en par, con sus ojos cerrados, señal clara que la rubia lo estaba disfrutando, el con sus gruesos labios que no se separaban ni un centímetro de la panocha de Claudia, aspirando y comiéndose todas las aromáticas esencias que fluían desde el interior de su zorra sin desperdiciar nada, y con los desquiciantes gemidos y exclamaciones de placer que emitía la tierna chamaca, eran como la música de fondo, de aquella morbosa escena.

–Te gusta que te coma tu panochita putita calienta vergass, se atrevió a preguntar el viejo con cara de reptil, una vez que se separó de la sabrosa grieta para tomar un poco de aire…

–Siiiii ma…estro… siga…chu…pan…do…me…laaaaa!!, pedía Claudia sin dejar de menear su pelvis de arriba hacia abajo buscando los gruesos labios que tan gratificantemente le estaban haciendo sentir…

–Ya vas a ver trola de mierdaaa!! En un rato te voy a meter la verga hasta sacártela por la boca, para que no te queden ganas de andar haciendo tratos conmigo, le decía el maestro a la vez que se volvía a zampar la panocha, Claudia con sus cejas fruncidas por la calentura, solo pudo emitir un calenturiento…

–Ohhhhhh, al volver a sentir la pestilente boca de su profesor y el imaginarse la tremenda follada que le prometían.

Las lamidas en el tajo de Claudia de por si cada vez se volvían mas asquerosas, pero la rubia quería que el hombre no parara jamás de hacer lo que le estaba practicando, era la primera vez que se la chupaban, fue un momento imprevisto que ya no aguantando mas tanto chapoteo de lengua en su íntimo reducto amatorio, que comenzó mover sus caderas y cintura como una culebra, además de bufar como una total poseída…

–Ahhhh ricoooooo…..profe….profeee…no pare… no pare…sigaaa comiéndomela todaaaa!!!, ohhhhh Diossssss!! diossssss!!, cosa que el profesor no se hiso de rogar y fue cuando se dio cuenta que la rubia había alcanzado un gran orgasmo, ya que sus poderosas piernas y muslos le atenazaron por la cabeza, oprimiéndolo con fuerzas hacia su jugosa panocha que no paraba de soltar líquidos que iban a dar en mayor parte a su boca y cara, quedando al final con todo su rostro de sapo mojado por las femeninas eyecciones.

Claudia quedo a patas abiertas, con su respiración totalmente acelerada y con su mirada vidriosa puesta hacia el techo, jamás había tenido un orgasmo de esas características, el vejete que recién se acordó de su tranca ya adolorida de tanto semen acumulado se montó nuevamente en las suavidades del cuerpo de aquella niña Diosa, y sin preguntar nada simplemente se lo metió hasta el fondo.

La rubia solamente se dejó que se lo metieran y al recordar lo prometido por su maestro, eso de metérselo tan adentro hasta sacárselo por la boca no dudo en secundarlo con el empeño, por lo que ya a los pocos minutos nuevamente estaban culiando como verdaderamente lo hacen un macho y una hembra.

El maestro Tulio se movía como desesperado sobre aquel femenino cuerpo de 18 años, a la vez que lengüeteaba asquerosamente el hermoso rostro de Claudia, la rubia quien se meneaba al mismo ritmo de su profesor y gozando con las lamidas en su cara, sentía que después de esta follada no podría volver hacerlo durante un mes, ninguno de sus novios había sido capaz de arrancarle un orgasmo real y verdadero, solamente no eran más que unos tímidos escalofríos los que había llegado a sentir con alguno de ellos , este viejo sí que era caliente pensaba, y sentía como su verga se adentraba en su cuerpo como si esta estuviera envuelta en llamas.

La culiada feroz continuaba, y así lo demostraban los sonoros crujidos de la rosadita cama de Claudia, que parecía que en cualquier momento se iba a quebrar, estos sonidos nunca antes ella los había escuchado, ya que se dijo que sus anteriores folladas había sido solamente por ahí y a la rapidita, pero ahora que los escuchaba en su propia habitación y en su cama misma determino que le encantaban estos sonidos, y hasta le parecía sentir que todos los muebles de su habitación vibraban y rechinaban al ritmo de la follada que le estaba pegando su profesor.

Estaba en estos pensamientos cuando sintió que el viejo se separaba de su cuerpo,

–Ahora te quiero en 4 patas pendejaaaaa!!, Claudia que se lo estaba pasando muy bien, no lo dudo mucho y rápidamente adopto la posición que ya había escuchado, y que ella nunca había practicado, pero que bien se sintió cuando ya estaba puesta, se sentía como una perra, le encanto sentirse meramente un animal, esos babosos que había tenido por novios no le llegaban ni a los talones a su maestrito que si sabía cómo follar a una mujer como ella.

El profesor Tulio ya desde hace rato dueño de la situación, se apegó al cuerpo de Claudia para apuntar y acomodar su verga a la entrada de la zorra, empujo con fuerzas hacia su interior metiéndosela hasta la misma raíz, la rubia lo recibió casi llorando por la emoción, bajo su cara para posarla en las rosadas sabanas de su camita, que ya estaban mojadas por tantas exudaciones corporales de ambos cuerpos, sentía en sus espaldas la blanda panza del macho que la estaba montando por detrás y que cada vez iba acelerando más los movimientos de meter y sacar.

El viejo la culiaba lentamente y en forma acompasada, la sensación de tener su verga metida en tan esplendoroso cuerpo lo tenían al borde de la eyaculación, pero el ver como se agitaban las carnes de la rubia por cada movimiento que el hacia lo aleonaban a querer seguir aguantando su explosión de semen, además que le daba miedo acabar dentro de la rubia, ya que la podía dejar embarazada y ahí sí que tendría problemas, hasta que de tanto mirarle el culo a aquella pendeja que tan rico le movía las nalgas dejándose follar, nuevamente el colmillo de la lujuria volvía a asomar en su caliente temperamento, mientras tanto la estudiante no paraba de gemir y moverse de lo tan rico que lo estaba pasando, sintió cuando el profe se la saco dejándola vacía, a la vez que noto como este caliente viejo verde comenzaba a lamerle el culo, situación que le hicieron ver las estrellas, sentía como la lengua del hombre le lamia aquella parte prohibida, pero era tan rico que ella no podía negarse.

Cuando el vejete noto que el culo de la hembra ya estaba bien mojado con sus salivas puso en práctica la sodomítica idea que había cruzado por su mente, tomo firmemente a la chamaca por una de sus caderas para que no se le fuera a arrancar al momento de la irrupción, acomodo su vergota en el rosado anillito de Claudia y se propuso a empujar. La iba a encular.

Claudia quien se mantenía entretenida sintiendo como le lengüeteaban el culo, no pensó nunca lo que su profe se proponía a hacerle, y cuando se sintió bien sujeta de sus caderas y al sentir como la tranca de aquel asqueroso viejo se posaba tímidamente a la entrada del diminuto y virgen puntito que tenía por culo, por primera vez en la noche se sintió aterrada, por ahí nunca se la habían hecho, algo había escuchado, pero ella estaba lejos de querer experimentarlo en ninguna ocasión , ni siquiera con el más bello de los príncipes azules y menos con este auténtico viejo degenerado que ya se estaba preparando para penetrarla analmente…

–Nooooo!!, fue su primer grito desesperado al notar de lo que pretendían hacerle…

–Callate putaaaa!! Acuérdate que tenemos un trato…jajjaja!! Le decía el amorfo profesor….

–Maestro esto no entraba en el tratoooo!!…Ohhhhh! Uffffffffffffff!!, no em…pu…jeeee!!, le grito al sentir el primer apuntalamiento….

–Grita todo lo que quieres pendeja, porque ahora te voy a encularrrrr, jajajajaja!!… y trata de disfrutarlo, porque te doleraaa!! Te viso que no podrás cagar como en una semana, jjajajajaj, le decía y a la vez burlándose de aquella rubia estudiante que siempre se creyó superior a todos los demás…

–Maestro Tulioooo…por fi…no me la haga por ahiiiii….que me va a doler…., le pedía la Claudia, intentando mirar hacia atrás…

–Lo siento putaaaa, me has tenido más que caliente en todo este tiempo, y si quieres tu certificado del primer semestre , este es el precio…, diciendo esto último y tomando impulso con máxima concentración, el profesor empujo con fuerzas demenciales hacia el indefenso cuerpo de la rubia, logrando ensartarla por el culo de una y limpiamente.

–Buaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhh!!, Saquelooooooo!! Viejo degeneradoooo!! Por ahí no se haceeeeeee!! Fueron los fuertes y lamentosos alaridos que dio la hembra ensartada, una vez que se sintió enculada, sus ojos se abrieron como platos y sin ni siquiera pestañear, todo su curvilíneo cuerpo temblaba y no de placer, era solo un espantoso y animal dolor el que sentía la bella chamaca.

Pero Claudia era una hembra brava, ella no lloraba, pero si opuso una encarnizada resistencia a no dejarse follar por el culo. El viejo solo reía y babeaba de tener ensartada por el culo a tan estupenda y buenota estudiante, la mantenía bien agarrada de sus caderas para que no se le fuera escapar, Claudia movía su culo en todas las direcciones posibles en su afán de que se la desclavaran, pero su enculador captor era más fuerte que ella, aun así la hembra lograba avanzar pequeños tramos en su huida, está más decir que todos estos movimientos y apretamientos de culo que hacia la rubia, lo único que lograban era que al vejete se le parara aún más la tranca, haciendo más difícil el desclavamiento…

–Saquelooo…saquelooooo…que me dueleeeee!! Viejo cochinoooo!!, vociferaba la adolorida joven,

–Jajajajaja!! Estas loca si crees que te la voy a sacar, aceptalo pendeja te acabo de encularrrr!!! Ahora sí que te tengo como yo queriaaa, como a una verdadera perraaa, has visto como culean los perrrosss?’, pues es así mismito como nos vamos a poner a culiar ahoraaaa, jajajajaja!!, a la vez que le decía esto último el profesor volvía apuntalarla para alojárselo lo más adentro posible…

–Ufffffffff, gemía Claudia sintiendo e imaginando lo profundo que se lo habían metido, hasta que ya viéndose perdida, y como ella era toda una zorra, se atrevió a decirle a su profe… –No se mueva que me dueleee!!, pero oiga profe, si yo me dejo encular como Ud. quiere, me haría los dos certificados este mismo semestre?, Ohhhh diosssss!!, gemía de dolor ante el mas mínimo movimiento que hacia su verdugo….

–Eso lo veremos después maldita perra interesada, todo dependerá a cómo te portes! aún queda mucha noche por delante!!, jajajajaja!!

Sabiendose bien enculada y teniendo claro que ya no tenía nada más que perder la rubia intento calmarse y dejar que su profe la enculara de la forma que él quisiera.

Don Tulio, sí que se la estaba pasando bien con aquella rubita, y todo por la codicia de la pendeja, pensaba y reía para sus adentros, sintiéndose ya con más confianza y notando que la pendeja se estaba ofreciendo a cooperar, se afianzo aún más firmemente a esas suaves caderas, para comenzar a culearla y hacerle ver cómo era follar con un verdadero potro en estado de celo, metiendo y sacando su verga del ensangrentado culo de Claudia.

El viejo se propuso a darse el máximo de placer posible no importándole el inmenso dolor que le estaba provocando a la adolorida colegiala, durante unas deliciosos clavadas anales, en donde la rubia gemía, gritaba y aguantaba estoicamente su suplicio, don Tulio pudo disfrutar de tan excelso disfrute, consiguiendo que su erección y placer se tornasen mucho más consistentes e intensos, de lo que era hasta ese momento.

–Toma perraaaa!! Esto eras lo que andabas buscando desde hace ratoooo!!

–Ahhhhh don Tuliooooo, más despacio que me va a descularrrrrrr!! le pedía con su rostro lleno de dolor. Ohhhhh!! Dueleee!! Dueleeeeeee!!

Durante unos buenos minutos en que el vejete no paraba de meter y sacar su verga del apretado esfínter de la rubia, y notando que la yegua a la cual estaba domando ya se mostraba más amansada, se propuso a parar un poco la faena , estaba bañado en sudor, al igual que Claudia que daba el aspecto de como si recién hubiese salido de darse una ducha , por todo lo majada en transpiración debido a los firmes y violentaos movimientos de verdadera apareamiento animal que le estaban pegando.

Cuando la estudiante noto que su maestro aminoraba el ritmo de la culiada, no supo el por qué a ella le dieron tantas ganas de seguir moviéndose, las clavadas eran netamente dolorosas, pero lo que la confundía era la sensación de sentir se una perra, de que la tuvieran puesta en 4 patas y que un horrendo vejestorio se la estuviera metiendo por el culo, hasta que ya no aguanto más y prácticamente le ordeno,

–Métamela entera viejo cabronnnn!!, hágame cagar el culo a vergazos pero siga metiendomelaaaaa!! Muevaseeeee enculemeeeeee!! Acaso eso no era lo queriaaa!!, Claudia al soltarle todo este tipo de peladeces a su profe, más se encabritaba y calentaba al mismo tiempo, al maestro Tulio casi le da in infarto cardiaco al notar el nivel de calentura de la hermosa joven que cada vez lo sorprendía mas por lo excelente que era para la cama, por lo que comenzó un frenético mete y saca que llegaba hasta lo más profundo de las entrañas de la rubia y caliente chamaca, –Ayyy profe me esta matandoooo , me va a mataarrrrrrrrrr!!! Ahhhhhh ricoooooooo probarlo por el culooooo profersorcitooooo!!

–Tomaaaaa!! Pinche trolaaaaa de mierdaaaaa!! Eres todaaa una putaaaaa!! Y eso que no querías perraaaa mal paridaaaaa!! Jajajaja!!

–Lo quieroooo!! Lo quierooooo… todoooooooo… adentro… del culoooooo!!, Claudia ya babeaba presa de la excitación y de todas sus desinhibiciones que había logrado sacar al dejar se encular por un asqueroso viejo con cara y ojos de sapo.

El vejete quien se mantenía bien ensartado al medio de las bien formadas nalgas de la estudiante, se inclinó por sobre sus espaldas buscándole la boca para besarla, la hembra lo recibió con desesperación, ambos se devoraban las bocas, quedando clogando gruesos hilos de babas cada vez que se separaban producto de los férreos movimientos que se daban, uno enterrando hacia adelante y la otra levantando aún más el culo para que aquella gruesa verga no fuese a salirse de sus interiores anales.

De pronto la Clau se quedó quieta y con sus ojos bien abiertos, el viejo Tulio noto esta extraña reacción de la caliente y rubia jovencita, vio que desde su cintura hacia abajo la pendeja temblaba, el temblor de nalgas cada vez se hacía más encabritado, por lo que dedujo que la chamaca estaba al borde de su primer orgasmo por el culo, hasta que la escucho bramar,

–Ohhh Diosssss!! …Ohhhhh Diosssss!!… Que es esto Dios mioooooo!!…profe….me estoy corrien…dooooo..por…el cu…looooooo!!

El viejo maestro de escuela, al notar en el estado que tenía a una de sus más bellas estudiantes, clavo su virilidad hasta lo más profundo se sus viseras, arrancándole un sonoro y prolongado grito de placer, a la vez que notaba los fuertes espasmos y contracciones anales en que la joven inconscientemente le apretaba la verga, mientras mas fuerte gritaba la chamaca , más profundo se lo metía…

–Te gusta yegua de mierdaaaa!! Te gusta que te metan vergaaaa por el culoooo!!

–Siiiiiiiiiiiii…profe ahhhhhhh, ohhhh, mmmmmm, ayyyyyy!! me sigo corriendoooooo, ohhhhh Diosssssss, siento que meoooooo! Siento que me meooooooo!! Ricoooooooooooo!!

El vejete se la saco de una, Claudia se desplomó en su cama presa de inevitables contracciones y espasmos de placer, don Tulio la miraba masajeándose la verga con una cara de auténtico degenerado, la veía con sus ojos blancos como una posesa, su enervante calentura se plasmaba, en las abundantes cascadas de flujos y líquidos femeninos que emanaban desde sus entrañas y que salían desde su zorrita y por el culo al mismo tiempo, entre gritos y gemidos de auténtico placer, las contracciones fueron pasando quedando casi aturdida con pequeños tiritones en su escultural cuerpazo, cuando ya todo había pasado para Claudia y mientras aun no volvía a su estado normal levanto su carita que más parecía la de un femenino demonio recién sacado del infierno, por el rictus de puta recién saciada en que la había dejado el maestro Tulio, este ya no aguantado mas tanta lujuria, y dándole rienda suelta a uno de sus más desequilibrados deseos para esa noche de impúdica obscenidad, tomo delante de los ojos de Claudia uno de los vasos en que anteriormente habían tomado Tequila y pasándole este a la aún caliente muchacha, esta lo puso en la punta de su verga, hasta que por fin para el vejete llegaba su momento del orgasmo,

–Arrrrrrrggggghhhhhhh!! Gruño mientras copiosas descargas de abundante semen blanco lechoso y caliente se iban depositando en el vaso sostenido por Claudia, quien no perdía detalles, los vio salir expulsados con fuerzas, el primero casi llego a un cuarto de vaso, seguido por tres de la misma potencia e intensidad y seguido por otros cuatro que a medida que salían eyectados iban disminuyendo en poderío.

Claudia quedo fascinada por la gran cantidad de semen que había juntado en el vaso y que ya sabía que era solo para ella, su espesura, su blanquecino y a veces semi transparente color que tenía aquel liquido potente y varonil, se apoderaron de sus más insanos deseos de hembra, y ella el saberse la causante de toda esa expulsión de verdadera leche de macho, se bajó de la cama en forma casi desesperada quedando de rodillas ante el maestro Tulio, y teniendo aun el vaso lleno de semen en sus manos, en forma instintiva procedió a bebérselo y siempre mirando con sus ojos de viciosa a la degenerada cara de su profesor.

El maestro Tulio miraba la función que le estaba dando esa putilla, con cara de ser un feliz y autentico degenerado, se fijaba en como el botoncito de la garganta de Claudia subía y bajaba al estar bebiendo y tragando todo su semen, hasta que la rubia colegiala lo vació todo, se había bebido hasta la última gota, para luego tirar el vaso hacia cualquier parte y quedar mirando al que había sido su macho con una sonriente cara de puta recién estrenada, ala ves que se sobaba su vientre a la altura de su pierceng,

–Y ahora profe… me gane mis dos certificados, le consultaba haciendo ademanes de niña mimada…

–Si pendejaaaa, el primero ya te lo ganaste! y con creces!!, jejejeje, le iba diciendo a la vez que la tomaba de sus poderosas formas para volver a dejarla acostada en la cama, el vejete se acostó con ella y tapo a ambos con los gruesos cobertores, para luego apagar la luz de la lámpara y abrazarse a su curvilíneo cuerpo desnudo de la Claudia, y una vez ya estando en total oscuridad dentro de la habitación, le dijo–Ahora que ya estamos acostados en la cama como marido y mujer vamos a discutir lo de tu segundo certificado putita, jejeje…tal como tú lo dijiste!!

–Si pendejaaaa, el primero ya te lo ganaste! y con creces!!, jejejeje, le iba diciendo el maestro Tulio a Claudia a la vez que la tomaba de sus poderosas formas para volver a dejarla acostada en la cama, el vejete profesor se acostó con ella y tapo a ambos con los gruesos cobertores, para luego apagar la luz de la lámpara y abrazarse al curvilíneo cuerpo desnudo de la Claudia, y una vez ya estando en total oscuridad dentro de la habitación, le dijo –Ahora que ya estamos acostados en la cama como marido y mujer vamos a discutir lo de tu segundo certificado putita, jejeje…tal como tú lo dijiste!!.

Sentada a la derecha en el destartalado coche del siniestro don Pedro, Elizabeth iba contrariada y aun espantada por lo sucedido recientemente, no podía creer en la terrible situación que había vivido, había sido violada, pensaba en como su virginidad había sido arrebatada por un desalmado, asqueroso y vil vejete. Recordaba que varias horas antes se encontraba dormida en la seguridad y calidez de su habitación cuando fue interrumpida por su mejor amiga invitándola a la Feria, fue en esto que al acordarse de Claudia pensó en avisarle que ya iba de regreso y que tal vez en 30 minutos estaría llegando a su casa, decidió enviarle un mensaje,

–Y a quien le enviás mensajes a esta hora pendeja!?, le vocifero don Pedro mientras manejaba y cuando se percató que Elizabeth estaba enviando un mensaje desde su teléfono, la pobre que aún estaba muy apenada por la traumática experiencia sufrida en manos de aquel iracundo vejestorio, le contesto con la verdad para que él no se volviera a enojar y le pegara nuevamente,

–A una amiga… se suponía que andábamos juntas en la feria…, yo la estaba esperando a ella… cuando lo conocí a Ud…. y sus amigos, le respondió con voz temblorosa.

–Ahhh sí!, jajajaja!! te refieres a la otra putilla que andaba contigo en busca de verga, la rubia jajajaja!!, si!… la recuerdo bien!, no estaría mal que me la presentaras…que tal si un día de estos nos pegamos una fiestecita entre los tres… que me dices lindura, acaso no te parece una buena idea?,

–No lo creo don Pedro, no sé si ella quisiera ir a una fiesta conmigo y con Ud., además que ella tiene novio y… El mecánico la interrumpió y no la dejo terminar lo que le estaba diciendo, y al estar en un semáforo en rojo aprovecho esta situación para intimidar a la pobre y asustada jovencita, quería que una vez que él ya se retirara dejándola en su casa, no se le olvidara quien era desde este día su único y verdadero dueño,

–Me importa una verga si ella tiene novio, o está casada o soltera…!!!, le gritó el vejete, –El caso es que cuando yo te lo diga tú vas y me la traes!!! Acabo de decidir que me la quiero coger!!! Y tú me ayudaras!!! Entendiste escuincla de mierda!!! Diciéndole esto último la tomo bruscamente de sus cabellos y la jaloneo hacia su cuerpo para que ella lo mirara directamente a su cara, para luego continuar…–Te recuerdo que desde hoy pasaste a ser mi mujer! Mi puta personal!! Serás mi zorraaa!!! Así que andate preparando pendeja, en un tiempo más te iras a vivir conmigo y nos casaremos!!! Jajajaja!!! Te llenare de chamacos!!! Jajajaja!!! Pero antes te hare putiar por las calles… quiero que por las noches andes culiando y ganando dinero para mi…jajajaja!!! Además te deberás abrir de patas y culiar con todos mis amigos y todas las veces que yo te lo ordene, así que dejate de contestarme estupideces, te queda claro grandísima putaaaa!!!

Elizabeth quien estaba totalmente espantada con todos los planes que tenía don Pedro para su futuro, estaba al borde del llanto le veía las arrugas de su cara, ese destello en sus enrojecidos ojos le daban un aspecto demoniaco, ni que decir de sus cariadas encías sumado a varias piezas dentales que no estaban en su lugar, el vejete continuaba, –Y tú tienes la culpa pendeja, nadie te mando a andar por ahí levantando vergas a diestra y siniestra, así que te lo repito… cuando yo te ordene algo tu solo debes obedecer, o acaso se te olvido que tengo en mi poder tu certificado oficial de puta… por lo tanto desde ahora tu solo vives para darme dinero y para mi verga… jajajaja!!! Diciendo esto último la bajo violentamente frotándole la cara contra su tranca, para luego de unos breves segundos de restreguéo levantarla y arrojarla hacia el lado del copiloto.

Elizabeth con todo su pelo alborotado y respirando agitadamente solo lo quedo mirando con su carita de asustada, no entendía ni comprendía por que este viejo se creía su dueño, aunque sabía que si no le obedecía en lo que él le solicitara su vida estaría perdida, como le podría explicar a su madre y a su abuelito del porque le habían cursado una infracción por ejercer la prostitución en la vía publica, o que dirían sus maestros y compañeros del colegio al enterarse que ella… la que siempre destacaba con excelentes calificaciones salía por las noches a prostituirse, esto era mentira!!, pero como podría explicárselo a todos …no le creerían, y por Dios!!!, pensó de pronto, con qué cara podría ver a Rodrigo su novio si este llegaba a enterarse de lo que supuestamente ella hacía por las noches y a espaldas de todos sus seres queridos, miro casi con rabia al hombre culpable de toda su desdicha, y que más encima solo hace un par de horas le había robado su virginidad violándola adentro de una oficina con cama que había al interior de un taller mecánico, no le quedaba más opción… tenía que obedecer y hacer caso en todo de lo que le ordenara don Pedro, se consolaba a medias pensando que tal vez así podría seguir llevando una vida normal.

Una hora antes en la casa de Claudia, paradójicamente y por esos misterios de la vida acontecía una situación no igual, pero si muy similar a lo que anteriormente le habían solicitado a Elizabeth, pero ahora era a la hermosa Claudia a quien le solicitaban colaboración para que otro viejo degenerado y sinvergüenza se beneficiara con el despampanante cuerpo de nuestra candorosa e inigualable Elizabeth.

Estando aun acostados, Claudia y su horrendo profesor con cara de sapo, ambos desnudos y abrazados después de haber descansado unos buenos minutos tras la bestial follada que el obeso maestro y la escultural estudiante se habían pegado, fue la rubia y alocada colegiala quien toco primero el tema de cuál sería el precio que tendría que pagar por su segundo certificado de notas.

–Y profesorcito? Me va a decir que es lo que tendré que hacer ahora para ganarme mi segundo certificado?, le consultaba intentando ser lo más candorosa y sexi que pudiera, y esto no le costaba mucho, pues la jovencita era muy atractiva para los ojos de cualquier macho en estado de calentura.

–Claro que te lo diré ricura, jejeje, veras rubita…, al viejo cuando hablaba le caían vistosas gotas de babas por ambos lados de sus gruesos labios de batracio, –Fue verdaderamente un placer haberte reventado el culenque, jejeje! así que tu primer certificado ya te lo ganaste, jejeje, pero siendo realista y viendo las serias complicaciones que esta situación me podrían traer en el colegio si es que alguien me descubriera, esto hace que el precio por tu segundo certificado sea algo un poco más elevado, no sé si me entiendes lindura, jejeje…

–Pues diga no más don Tulito… para que soy buenita…todo por mi segundo certificado de notas, jijiji…le dijo coquetamente a la vez que le prodigaba una serie de eróticos besos en las peludas y canosas tetillas fofas del vejete con cara de sapo.

Al sexagenario maestro el solo hecho de estar acostado desnudo con una de sus más potentes y hermosas alumnas y por la emoción y excitación que le causaba la desvergonzada solicitud que estaba a punto de soltarle a la curvilínea Claudia ya se le estaba volviendo a parar la verga, por lo que sin pensarlo dos veces se dio a poner en conocimiento cual sería el precio por el segundo documento en cuestión.

–Escuchame bien chamaca, ahora te voy a decir cuál es el precio por lo que me pides, este tiene varias condiciones…deberás pensarla bien porque o si no hasta aquí no más lo dejamos, claro que antes de irme sea cual sea tu respuesta igual te pegare una última follada, jejeje. Claudia escuchaba atentamente. –En vista de lo rica y buenota que eres para culiar… quiero que estos 5 meses que restan para que termine el año escolar nos sigamos acostando por lo menos dos días a la semana.

Claudia al escuchar la infamia que pretendía su profesor en forma casi automática se separó del grasoso cuerpo de don Tulio, este viejo de mierda se estaba excediendo en el precio pensaba la ahora atribulada chiquilla, una cosa era que ella se haya calentado por culpa de los tragos y por el interés de sacarle a como dé lugar los certificados de notas acostándose con él, pero otra muy diferente era que ella siguiera dejándose follar si como fuesen novios, aparte de que era inmensamente asqueroso y feo.

–Noooo!!…yo no me seguiré acostando con Usted!! O sea… el trato era solo por hoy!!! Exclamo Claudia quien ante tal desvergonzada solicitud volvió de una a la cordura.

El degenerado profesor al notar que su alumna daba muestras de no querer acceder a lo que él estaba solicitando se adelantó y la atrajo nuevamente hacia su cuerpo oprimiendo las suaves tetas de Claudia contra su suelto y peludo pecho canoso…

–Está bien, le contesto el vejete, –Si no quieres no hay problema… pero eso no impedirá a que te culie nuevamente antes de irme, jejeje…el lunes puedes pasar a buscar tu certificado, pero el otro lamentablemente no te lo puedo dar, esto se lo decía con la única razón de intentar tocar la parte interesada de la mente de la muchacha, luego comenzó a darle una serie de asquerosas lamidas en el lozano rostro de Claudia, la colegiala ahora sentía asco al estar en tales condiciones con un viejo con cara de reptil y de casi sesenta años de edad, y para rematarla tenerlo acostado desnudo en su propia cama y con ella en iguales condiciones.

La Claudia pensaba muy aconjodamente que la anterior follada con su maestro no había servido de mucho, si bien ya tenía el certificado del primer semestre, este no servía de mucho si no obtenía el segundo, pero el precio que estaba poniendo aquel asqueroso hombre con ojos hinchados era demasiado alto, ella no se veía acostándose dos veces a la semana con aquel perverso y degenerado vejete, sabía que el hombre ya se estaba preparando para volver a metérselo, por lo que la estudiante de 18 años ya se acondicionaba psicológicamente para un nuevo coito, había asumido que tendría que volver a culiar con su maestro.

Llevaban varios minutos en en que el viejo la punteaba haciendo movimientos de como si ya la estuviera culiando, la cama ya crujía exquisitamente también preparándose para lo que se venía.

El viejo con una de sus manos le apretaba sus mandíbulas haciendo que ella abriera su boca para el introducir su mórbida y pegajosa lengua para luego soltarla, y por debajo de las cobijas pasear a su regalado antojo sus sebosas manos y recorrer las suavidades del femenino y joven cuerpo que tenía a su alcance, la rubia colegiala experimentaba en su plano vientre como la sudada y blanda panza del vejete se movía hacia todos lados en el afán de su dueño por mantenerse pegado lo más posible a ella, y en el momento que sintió la dura y caliente punta de la vergota de su amante ocasional entrar a medias en su núbil vagina y el estar siendo nuevamente acomodada de espaldas para dar paso al apareamiento sexual, se dijo para sí misma que tal sacrificio debía valer la pena, ya no había nada que perder y si un certificado por ganar…

–Acepto!! Le soltó de una y claramente.

El viejo quedo paralizado por unos momentos ante la mágica palabra de la descocada e interesada jovenzuela…

–Jejeje…pero mira que interesada me saliste putita mal criada…el viejo se mantenía enterrado con solo un cuarto de verga en la dorada y apretada panocha de la Clau, –Pero veras cuando me interrumpiste hace un rato yo aún no terminaba de decirte cual es el precio… aún faltaba la otra mitad y la más importante lindura…estas segura que podrás cumplir con lo que te pida?…

–Le cumpliré profe…pero es que me da miedo… quedar embarazada, le dijo con sinceridad y entre cortadamente, a la vez que le iba abriendo sus piernas para que el viejo quedara montado más cómodamente, la rubia continuo…–La verdad… es que necesito el segundo certificado…, pero dígame… cual es la segunda parte del trato?, consultaba con sus ojos cerrados y con sus bellas pernas abiertas experimentando el delicioso cosquilleo que le causaba el tener metida a medias aquella gorda tranca de macho,

–Pus…si te da miedo que te pueda preñar… todas las semanas te daré un dinerito para que te compres pastillas, jejeje ves?, todo tiene solución en esta vida… ahora te diré la segunda parte de mis condiciones putita…, el vejete metió sus manos por debajo de los hombros de Claudia para afianzársela mejor, y midió bien sus palabras para que la estudiante lo apañara en su nueva solicitud… –Tengo entendido que tú eres muy amiga de la Elizabeth …

–Así es… pero… que tiene que ver mi amiga Elizabeth con todo esto? Claudia sentía como la gruesa verga del profe le habría la vagina, ya que esta estaba adquiriendo una dureza y rigidez aún más mayor que en la follada anterior, no quería desconcentrarse de aquel rico estado, y era lógico si el viejo se calentaba hasta más no poder con solo pronunciar el nombre Elizabeth.

–Aunque no me lo creas tu amiga tiene que ver en todo esto, el viejo se lo metió otro poco, –Ohhhh pero que calentita es tu panocha por dentro cosita ricaaaaa!!!

Claudia sintió el leve adentramiento de verga, pero aún no estaba del todo caliente, eso sí que igual estaba sintiendo muy rico. Su profesor la tenía intrigada todavía se preguntaba que tenía que ver Elizabeth con todo esto.

–Pero vamos… dígame!… que es lo que quiere saber de ella?, le volvía a decir una a medias ensartada Claudia…

–Quiero… que me ayudes a… culiarmelaaaaaa!!, diciendo esto último el vejete empujo con fuerzas al ya entregado cuerpo de la joven estudiante quien recibió y albergo en su vagina la verga del maestro Tulio en todo su grosor y longitud.

Claudia quedo impactada con semejante solicitud, mil ideas pasaban por su mente, a la vez que sentía como el viejo profesor se echaba sobre su cuerpo y comenzaba lentamente a moverse metiéndoselo y sacándoselo en forma aceitosamente acompasada intentando de aprovechar y de sentir al máximo las gratificantes sensaciones que le provocaban en la verga al estar al interior de la panocha de la rubia colegiala.

La ensartada estudiante intentaba por todos los medios posibles ordenar las ideas, se preguntaba porque este viejo caliente le hacía tal solicitud, Elizabeth era su mejor amiga y por nada del mundo haría una barbaridad del calibre que le estaba solicitando el mismo vejete que en esos momentos le tenía metida la verga hasta lo más recóndito de su ser.

Las ideas revoloteaban como alocadas mariposas en su mente, meditaba en la vileza de tal solicitud, como así mismo veía difusas imágenes de su amiga del alma desnuda y ensartada en la verga de aquel hombre tan feo y degenerado, no supo por qué motivo el solo imaginársela en tales condiciones le bajaron unas desesperadas ganas de abrirse aún más de piernas, para que su profe se la metiera más profundo de lo que ya se la tenía metida y para poder así sentir más rico aun de lo que ya estaba sintiendo.

Por su parte el profesor Tulio estando montando y aserruchando el febril y curvilíneo cuerpazo de la Clau, se daba cuenta que la joven poco a poco se iba perdiendo en las constelaciones de la calentura, sabía que el silencio de la rubia era por algo, si se hubiese negado a su segunda tanda de solicitudes lo habría hecho al instante meditaba sin dejar de empujar su verga para adentro, la vio con sus ojos cerrados y sus labios semi abiertos, acerco lentamente sus asquerosa boca de reptil a los de la hermosa y semi caliente joven, ella no se movió solo abrió sus labios y ambas bocas se unieron, sus lenguas se buscaron hasta enredarse una con la otra, así fueron exquisitos los minutos que estuvieron atracándose y culiando apasionadamente, como si la última cláusula del contrato entre ambos ya estuviera firmada.

En el mismo momento en que el vejete se aprontaba a separarse del asqueroso beso con lengua con la clara intención de continuar presionando a Claudia para que ella le ayudara a concretar una violación con la dulce Elizabeth, y que la respuesta más segura en aquel morboso y erótico momento sería un categórico si, el fuerte zumbido de vibración del teléfono de la rubia chamaca saco a la pareja de aquel placentero estado de mal sana excitación.

Claudia a pesar de lo muy rico que se la estaban culiando como pudo estiro su mano hasta el velador, tenía que revisar el mensaje que se anunciaba como entrante ya que podrían ser sus padres, por nada del mundo quería que la sorprendieran acostada con el profesor más feo que existía en el colegio, de muy malas ganas tomo su teléfono y reviso, mientras el viejo no paraba de empujar firme hacia el interior de su vagina, su sorpresa fue grande una vez leído el mensaje, era de Elizabeth y le decía que llegaba en 30 minutos a su casa, esta situación hizo que la calentura y lo rico que había sentido se esfumaran en el acto,

–Profe!… salgase!! ¡El mensaje es de Elizabeth …y dice que llegara en cualquier momento!!!…

El profesor Tulio hubiera dado su vida por no salirse del potable cuerpo de Claudia, pero con solo escuchar el nombre Elizabeth reacciono con la verga puesta en su mente y supuso que este sería el mejor momento para convencer a la interesada colegiala que le ayudara en sus viles propósitos.

Mientras la extraña pareja de amantes se vestía rápidamente en la oscuridad de la habitación de Claudia fue el hombre quien comenzó la conversación…

–Y qué me dices rubita?… ahora que ya está por llegar la otra chamaca…me ayudaras a convencerla u obligarla para que se acueste conmigo?, jejeje…

–No sea tan cara dura viejo cochino!… yo no forzare a mi amiga a hacer algo que ella no quiera… si no fuera porque necesito esos certificados yo nunca lo hubiera hecho con Usted, le dijo en el momento en que ya terminaba de darle los últimos toques a su corto vestido negro,

–Jejejeje…pero a pesar de tus palabras lo disfrutaste como una cerda si hasta te bebiste todos mis mocos…jajajaja!!!

–Estaba ebria…solo lo hice por eso…ahora acompáñeme al ante jardín a esperarla…

Una vez apostados y ambos fumando en el antejardín de la casa, el caliente vejete de don Tulio continuaba en su afán de querer convencer a la estudiante en su desalmada solicitud…

–Mira…hagamos un trato pendeja…, le decía mientras le mandaba una senda chupada a su cigarrillo, –Si me ayudas a convencerla y lo logramos…te prometo que para esta misma semana te doy los dos certificados, y te libras de tener que acostarte conmigo lo que queda del año… y si no nos resulta, lo dejamos tal como estamos, o sea ya no te pediré más tu ayuda con la Elizabeth, pero eso sí que nos juntamos para follar dos veces a la semana tal como te dije hace un rato…que te parece?, es un trato justo…

–Mmmm…no lo sé…no creo que Elizabeth quiera hacerlo con Ud. Además, que ella tiene muy poca experiencia en estas cosas, le decía Claudia a la vez que levantaba su mirada en todas direcciones para ver si su amiga aparecía por algún lado…

–Pues intentémoslo ricura… piénsalo!! son tus certificados de notas, así tendrías que esperar solo que pase el año sin tener la necesidad de estar preocupada de exámenes y de todo ese tipo de mamadas que a ti tanto te aburren…jejeje. El viejo profesor era un auténtico degenerado, por algo era tan amigo del cojo Juan, si él quisiera se las podría violar a ambas juntas, pero estas chamacas eran muy conocidas en el colegio, y no estaban en situación de vulnerabilidad, como si estaban otras que el simplemente las violaba y las golpeaba a su regalado antojo, además que el cojo había tenido suerte haciéndose con el diario de Elizabeth, pero él no tenía nada como para presionarla, o como otras alumnas que por un poco de droga o algo de dinero se dejaban hacer de todo.

Claudia no podía dejar de pensar en el excelente trato que le proponía el profesor Tulio, pero se trataba de su amiga del alma, ella no podría hacerle ese tipo de canallada, sabía que Elizabeth no era como ella, o como sus otras amigas, mientras continuaba mirando hacia la esquina de fondo escuchaba las continuas suplicas del degenerado profesor para que ella intercediera en sus calientes pretensiones de hacerse con el cuerpo de su amiga de infancia, pensó que si Elizabeth por lo menos hubiera sido de otra forma tal vez habría aceptado, pero ella la conocía bien, sabía que no aceptaría bajo ningún precio andar acostándose con cualquiera y menos con tan espantoso vejete, pero a lo mejor era algo de eso lo que le faltaba a su amiga, despertar un poco de su ingenua personalidad, si hasta capaz que sacara algo beneficioso para ella en todo esto, y lograr que viera que la vida está llena de oportunidades y situaciones para sacarle provecho.

Estos erróneos pensamientos sumado a la codicia de la joven hicieron que en algo flaquera en la lealtad con su amiga,

–Lo intentare…pero no le prometo nada, le dijo finalmente a su profesor.

–Jejejeje…sabía que aceptarías ya que es un excelente trato, le contesto el degenerado en forma emocionada. Al vejete con solo pensar que tal vez estaba solo a minutos de acostarse con Elizabeth ya tenía la verga como fierro, solo faltaba que la endemoniada chiquilla llegara de una buena vez, ahora sí que no se le iba escapar se prometía, como así mismo ya se imaginaba que si la situación se le presentaba algo favorable fácilmente podría acostarse con las dos juntas, si hasta ya se sobaba las manos por tener tanta buena suerte.

–Le dije que solo lo intentare…sigo pensando en que la Elizabeth na va a querer hacerlo…

–Tu solo háblale bien de mí, yo me encargo de lo demás…le haremos una pequeña fiesta de bienvenida, te queda algo de licor?,

–En el estante hay otra botella de tequila que está cerrada…

Don Tulio recordó claramente como la rubia se había calentado rápidamente con los tequilas que le invitaron en la feria el con el cojo, como así mismo a su mente llegaron nítidas las proféticas palabras del cojo Juan: “si le damos de beber del tequila más barato, ese par de putas no sabrán ni de la zorra!!”…

–Óyeme rubita…te quiero hacer una consulta, jejeje…a tu amiga le gustan los golpeaditos de Tequila…

–Ufffff…le encantan…y a mí también!! No me va a decir que va a preparar unos golpeaditos con sal? jijiji…

–Pues eso mismo es lo que estoy pensando lindura, y no te esfuerces mucho con tu amiga, total si no quiere que la vamos a hacer, le dijo el suertudo profesor para confundir a su bella estudiante…

Ya eran las tres de la madrugada cuando Claudia vio que un destartalado automóvil se estacionaba en la esquina de su casa, don Tulio solo hacían algunos minutos que se había ido a la cocina a partir limones y preparar los vasos, luego de un buen rato vio que en el interior del cacharro había una pareja de enamorados besándose en forma apasionada, pero no podía verle las caras, a lo lejos veía que la pareja se notaba bastante entretenida haciendo quizás que tipos de cosas, vio por fin que la mujer que había estado acompañada de un hombre al cual no pudo verle la cara, bajaba del vehículo, y que por la misma ventana del copiloto se despedían con otro romántico beso de enamorados, luego vio que el destartalado automóvil dio la vuelta en la misma esquina en donde había estado estacionado, hasta que desapareció algunas cuadras más abajo, ahí recién se pudo dar cuenta que era la misma Elizabeth en cuerpo y alma a quien habían venido a dejar en aquel cacharriento vehículo.

(Minutos antes en el cacharro de don Pedro)

–Llegamos putita, jajajaja!!! No puedes negar que allá en el taller lo pasamos de maravilla pendeja…

Elizabeth por su parte solo tomo sus cosas y ya se aprontaba para bajarse del auto, cuando fue tomada por el viejo fuertemente del brazo,

–Y que modales son esos perra de mierda!, crees que te vas así no más y sin despedirte de tu macho!?,

–Don Pedro… por favor…allá afuera esta mi amiga y no quiero que me vea con Usted, podría sospechar algo…

–Acaso te doy vergüenza escuincla calienta vergas!!!, acuérdate que desde hoy soy tu marido… soy el que te culeaaaa!!! Y aunque no te guste tu eres mi mujer!!!, así que despídete como corresponde… dame un beso con harta lengua o si no soy capaz de bajarte de mi coche y culiarte delante de tu amiga y de todos los vecinos que quieran ver el espectáculo, así que convénceme que soy tu marido!!!

La colegiala a sabiendas que don Pedro era capaz de hacer todas aquellas atrocidades que le estaba diciendo, acerco su fresca boca a la del vejete, este al recibirla se la comenzó literalmente a comer, prácticamente se la estaba succionando e intentaba absorber todo lo que ella tuviera dentro de su cuerpo, por su parte la joven solo se dejaba hacer, después de este asqueroso beso por fin se podría ir a la casa de Claudia y olvidar las traumáticas experiencias vividas en aquella horrorosa noche de feria.

El salivoso besuqueo continuaba, el vejete no quería separarse de su joven Diosa que el mismo se había encargado de estrenar sexualmente por su vagina, deseaba ver que es lo que pasaba ahora que tenía prácticamente intimidada a la encamable colegiala, pero en la mente de la mocosa de 18 años ya estaba pasando de todo, Elizabeth se preguntaba como ella era capaz de estar besándose con aquel ordinario tipejo, recordó como su cuerpo le había hecho sentir tan rico después que el vejete le había enterrado el pico en su virgen zorrita, y de hecho en estos mismos momentos ya sentía al medio de sus piernas ese agradable cosquilleo que le prometían placeres aún mayores.

El asqueroso beso fue aumentando en intensidad y ansiedad, las manos del mecánico fueron tomando una descarada confianza en el curvilíneo cuerpazo de la tierna colegiala, a la vez que sus lenguas ya se enredaban una contra la otra, concretamente el vejete ya la había pasado a su asiento y la tenía montada en su regazo, hasta ya le había subido el vestido a la altura de su cintura, la chamaca estaba muy nerviosa ya que iba desprovista de ropa interior, esta había quedado destrozada en el basurero del taller mecánico, sentía como el vejete ahora después de haberle soltado la boca le besaba el cuello combinándolo con salivosos chupeteos en la oreja.

Elizabeth estaba paralizada ya que se daba cuenta que el ordinario viejo no tenía ninguna intención de soltarla, y le preocupa que Claudia estuviera viéndolo todo.

Por su parte el desalmado don Pedro se daba cuenta como su técnica poco a poco iban haciendo claudicar a la tierna colegiala que el mismito había convertido en mujer solo hace un rato, sentía como la suave piel de Elizabeth se erizaba, su tacto y suavidad eran incomparables todo en ella era perfecto, su tersa y fina piel eran un verdadero banquete para los Dioses, banquete que el mismo ya se había servido sin convidarle a nadie, su verga nuevamente ya estaba lista para la batalla.

Elizabeth estaba muy nerviosa y agitada, sentía el armamento del mecánico duro y parado, pensaba que el viejo en cualquier momento se lo metía, ya que desde hacía algunos minutos no paraba de refregárselo en la panocha, muy a su pesar sentía exquisita aquella verga que le había estrenado la vagina por primera vez, pero aun así no iba a permitir que aquel miserable hombre mancillara nuevamente su cuerpo y menos al interior de un viejo y chancharriento automóvil.

Don Pedro seguía besando su cuello y raspándola con su barba sin afeitar quizás de cuantos días, Elizabeth sentía en sus mismas fosas nasales su hediondez a cuerpo sin asear mezclado con olores a grasas y aceites de mecánico, y esto sumado con la serie de escalofríos que el vejete le provocaba con sus lamidas eran una verdadera bomba de tiempo, su piel no dejaba de estar erizada, el mecánico lentamente fue bajando sus encías desdentadas hasta llegar a la altura de sus tetazas, que comenzó a besar como mal nacido por sobre su vestido, la calentura del hombre iba en franco aumento.

Elizabeth apenas participaba de lo que le estaban haciendo solo se mantenía con sus ojos cerrados intentando de ordenarle a su mente que se dejara de hacerla sentir tan rico, ya estaba claro de lo que le pasaría si no controlaba la situación, pero se dejaba hacer, sentía como el viejo mecánico le besaba en la boca y en el cuello, donde encontraba una especial receptividad ya que aquella erógena parte su cuerpo era el que más rico le hacía sentir en un principio.

Mientras las peladas manos del tosco mecánico subían por sus muslos lentamente, sintiendo y acariciando a plenitud su maravillosa y sedosa piel hasta llegar a ese majestuoso y rotundo pedazo de culo, no se aguantó las ganas de asestarle una firme y fiera nalgada, levanto su mano para agarrar fuerzas y de pronto se lo asesto de una –Plaaaffffff!!!!! Retumbo ahogadamente la fuerte palmada al interior del vehículo, Elizabeth solo se echó sobre su hombro aguantando el dolor de la laceración a sus carnes, su sedoso cabello negro se enredaba con los canosos y encrespados pelos que tenía el vejete por detrás de sus orejas, esto último lejos de espantarla la estaban haciendo encender aún más.

El viejo se dio nuevamente a besarla en la boca y alternando chupeteos en las tetas, a medida que aumentaba la intensidad de los impúdicos besos, estos hacían que aumentara la participación de Elizabeth, sobre todo en las caricias, apretaba la cabeza de don Pedro contra sus chichotas, todo el auto ya olía a cacha y sexo del bueno, el olor a coño adolescente y verga de viejo lo impregnaban todo.

Lo mejor de Elizabeth para don Pedro en estos momentos era su mirada, sus ojos verdes brillaban en la semi oscuridad del viejo automóvil, entrecerrados parecían suplicarle al vejete que continuara con todo lo que le estaba haciendo, pero el mecánico ahora solo la miraba con su burlona sonrisa, (muy parecida a la de su hermano Cipriano por cierto), Elizabeth pensó que el hombre esperaba a que fuese ella quien debía tomar la iniciativa, muy humillada y queriendo que lo que deseaba el asqueroso vejete pasara lo más pronto posible, le fue bajando el cierre del overol hasta la altura de la verga, mirando hacia el techo del automóvil en señal de auténtico suplicio se dio a agarrarle la tranca para ella misma tallársela antes de la irrupción , pero en el mismo momento en que se la palpo para sacarla de su escondite, el viejo le asesto una fuerte cachetada en el rostro arrojándola hacia el asiento contiguo,

–Jajajaja, y quien te dio permiso para agarrarme la verga pendeja caliente!… jajajaja!!, se reía el miserable de puro gusto al estar vejándola de esa forma, –Te das cuenta de lo muy putona que eres para tus cosas?!, jajajaja!!! Me hubiera encantado volver a meterte la verga, pero debo regresar al trabajo, así que como ya está la otra puta esperándote te me largas de aquí al instante… vamos fuera de mi vehículo pedazo de zorraaa!!!!

Elizabeth no sabía que pensar, creía que lo que realmente quería el mecánico era volver a hacérselo, e incluso reconocía que hasta se había excitado con el viejo y en un momento hasta había pensado en querer volver a sentir su vergota al interior de su cuerpo, pero al parecer este también gozaba humillándola de esa forma, sus ojitos verdes se llenaron de lágrimas, ahora lo odiaba con toda su alma.

–Y que me miras con esa cara de puta arrepentida!, te dije que te bajes de mi vehículo ahora mismo!!, Fueraaaa te digoooo!! Lárgate de aquí o acaso quieres que te pegue para que entiendas!!!

Elizabeth vio la cara de don Pedro contraída por la ira, ese viejo era el mismo demonio en persona se dijo para sí misma, temblando por el miedo que le causaba, bajo con movimientos desincronizados, una vez que estuvo fuera fue el mismo mecánico quien bajo el vidrio del copiloto para luego sacar su mano y tomarla agresivamente de sus cabellos para atraerla hacia él,

–Escúchame puta!!!, deberás estar atenta a tu teléfono porque uno de estos días te llamare para violarte, y si no me contestas deberás atenerte a las consecuencias…, a la puta de tu amiga la ocuparemos más adelante, te lo digo para que te vayas preparando, y recuerda que tengo todos tus datos personales, así que si no vas donde yo te diga, yo mismito iré a buscarte a tu casa o a tu colegio, estas clara reinita?, Elizabeth con autentico espanto le asintió, el viejo a modo de despedida le dio tres asquerosas lamidas en la cara y luego la escupió en el rostro, para terminar diciéndole, –Ahora lárgate de mí vista perraaaa!!!

Elizabeth solo alcanzo a dar unos cuantos pasos cuando sintió que el viejo automóvil se ponía en marcha, lo vio avanzar solo unos metros y este dio la media vuelta haciendo chirriar los neumáticos hasta que por fin desapareció de su vista, se sintió algo aliviada por fin ese monstruo desaparecía de su vida, pensó que ahora al fin podría descansar, con sus dos manitas se limpió el gargajo que le escupió el vejete en el rostro a modo de despedida, y aun semi temblorosa inicio el camino a casa de Claudia que estaba a una cuadra de donde la habían ido a dejar.

Mientras avanzaba intentaba serenarse no quería por nada del mundo que su amiga se diera cuenta de lo que le había sucedido, le inventaría cualquier situación, ya que sus cosas y problemas personales ella no los compartía con nadie y menos si era de esa índole.

Claudia la esperaba sonriente, nunca se imaginó que su ingenua amiga Elizabeth se había largado con un chico en la feria, pero no la condenaba, ella hubiera hecho lo mismo, además que conocía muy bien los gustos de su amiga, de seguro que el chico debió de ser muy apuesto era lo que pensaba la perdida rubia compañera de colegio de Elizabeth.

Cuando la encamable colegiala ya estaba a unos metros de la Clau, intento sonreírle para hacerle pensar que todo estaba bien, pero al momento de estar ambas frente a frente, el quebrantado temperamento de Elizabeth ya no pudo aguantar más solo se echó a llorar en los brazos de su amiga…

–Pero Elizabeth …que te pasa…y porque lloras…cuéntame te paso algo?, deberías haberme avisado si pensabas largarte con algún chico…te buscamos por toda la feria. Mientras Claudia intentaba consolarla por todos los medios posibles se dio cuento que su amiga venia sin sus botas, pero traía puestas unas bonitas sandalias por lo que no le dio mucha importancia a esta situación, Elizabeth sollozaba más ahogadamente, –Dímelo… ese chico te hizo daño…vamos dímelo, e iremos a buscarlo…yo tengo unos amigos…

Elizabeth se abrazaba al cuerpo de su amiga, quería contarle sus desdichas, de cómo la habían violado analmente en la parte oscura de la feria, y como luego la raptaron en un automóvil, para ser llevada a un viejo y sucio taller mecánico en donde la habían convertido en mujer producto de otra violación, lo que la detenía en la confesión era solo una cosa, y esta era que a pesar de haber sido escupida, humillada, golpeada y maltratada psicológicamente, ella veía que a lo mejor don Pedro no era un hombre tan malo, quizás debió haber tenido problemas desde niño y por eso ahora su personalidad se veía alterada, además que luego de haberla penetrado salvajemente ella había sentido tan rico, que había algo que no se explicaba por qué le hacían sentirse algo atraída por aquel ordinario y vulgar vejete, pensaba que tal vez este no era malo del todo.

Claudia como pudo la hizo entrar a su casa, el maestro Tulio que ya estaba listo y dispuesto con una bandeja llena de vasitos y limones para beber tequila golpeado, no entendía por qué la chamaca venia llorando, le hizo unos gestos a Claudia para que le explicara qué es lo que estaba pasando pero la rubia solo le hizo señas que se esperara, luego las vio a ambas encerrarse en el baño, típico delas mujeres cuando tienen dramas pasionales se dijo para el mismo.

— Elizabeth …cuéntamelo todo, le decía Claudia a su amiga mientras esta se lavaba la carita.

–Ehhh nada…no pasa nada…

Elizabeth recordaba que don Pedro había anunciado su visita en cualquier día de la semana, por lo tanto, ya no quería darle más vueltas al asunto además que sabía que ya habría tiempo para hablarle de don Pedro a su amiga ya que este había sido enfático en que ella de alguna forma tendría que llevarle a Claudia, aunque igual pensaba que esto lo decía solo para asustarla, por ahora lo mejor era dejar las cosas tal como estaban,

–Pero como que nada!?…si venias llorando como una Magdalena!! Quiero que me lo digas ahora…que te hizo ese chico…el del auto?

–Lo que pasa es que ese tipo era muy pesado… y me dijo cosas feas…snifff, le decía una ya más recuperada Elizabeth …

–Segura que no te hizo daño?

–De verdad Clau…no me hizo nada…deja darme una ducha y porfi…préstame un vestido limpio…

–Está bien…le respondió Claudia no muy convencida del todo, mientras se daba a prepararle la bañera su amiga para que esta se duchara, –Bueno como te decía antes, con el profesor Tulio y don Juan el auxiliar te buscamos por toda la feria, pero nunca te encontramos…

–Y el profesor Tulio con don Juan están aquí?, Le consulto una nuevamente espantada Elizabeth al recordar la vez en que tuvo que chuparle la verga al profesor dentro de su oficina, por su infantil afán de querer llegar a ser actriz, y lo más traumático de como el cojo Juan se la había violado en reiteradas ocasiones en el cuarto que se encontraba en el subterráneo del colegio.

–Don Juan luego de haberte buscado por todas partes prefirió irse para su casa, y yo con el profe nos vinimos a esperarte…y ves? la hicimos bien… ahora nos tomaremos unos tequilitas con el profe… que te parece la idea?

Cuando Claudia se dio cuenta que a Elizabeth se le llenaban nuevamente sus ojos de lágrimas y le decía…

–Ay Clau, no creo que sea una buena idea ese profesor es algo raro, yo no quie…

–No seas mal agradecida  Elizabeth … con el profe anduvimos desesperados buscándote por toda la feria… y ahora que ya sabemos que estas bien, te bañaras, te pondrás ropa y nos tomaremos unos traguitos con él, es lo mínimo que puedes hacer para agradecerle no crees…

Elizabeth le vio el rostro de preocupación y enojo a su amiga, tal vez tenía algo de razón, por su culpa Claudia no lo había pasado bien en la feria, además que serían solo un par de tragos,

–Está bien…pero tú sabes que yo no soy buena bebiendo, así que solo me tomare un poco…

–Así está mejor amiga… y acuérdate de lo que hablamos antes de entrar en la feria, debes liberarte un poco más y dejar de andar reprimiéndote… ya verás que lo pasaremos bien…

En la sala el vejete ya estaba impaciente por estar a solas con ese par de putas, ni el mismo se la creía, iba a estar a sus anchas con las dos alumnas más potables del establecimiento escolar, a una ya la había probado, a la otra en una ocasión la había engatusado para que le mamara la verga, estaba impaciente por ver como se le darían las cosas desde ahora, pensaba esto mientras rápidamente sacaba de uno de sus bolsillos un frasco con un extraño polvillo blanco que rápidamente después de hacer en la mesa algo parecido a una línea, se la mando rápidamente por las narices, antes de que fuese ser sorprendido por sus portentosas y ricas estudiantes.

Claudia dejo a su amiga en la ducha para que se sintiera más relajada y fue para la sala donde las esperaba un impaciente Tulio que ya estaba que largaba sus lecherazos producto de la malograda follada que le había estado pegando a la rubia antes de que Elizabeth anunciara su llegada, tenía sus testículos rebosantes de semen espeso y caliente, listo para ser depositado en el útero de cualquier fémina y que en este caso él quería que fuese el de la escultural Elizabeth, la alumna con mejor futuro según las estadísticas académicas.

–Se dará una ducha y vendrá a tomarse unos tragos, yo la convencí de eso…pero no me pida na más, ahora lo demás dependerá solo de Ud., pero ni se le ocurra forzarla a algo que ella no quiera hacer, y menos de faltarle el respeto, porque soy capaz de sacarlo a patadas de mi casa…me escucho?

–Como tú quieras lindura, le decía el vejete a la vez que se acercaba al voluminoso cuerpo de la potable y rubia colegiala, para tomarla desde su cintura y atraerla contra su pecho, –Ya te dije que yo no voy a forzar a nadie, total si ella no quiere, nosotros tenemos un trato y acuérdate que solo hace un ratito dejamos un tema pendiente, así que si la cosa no resulta la dejaremos durmiendo en tu habitación y nosotros nos iremos a la recamara de tus papis, que te parece princesa, tenemos un trato?,

–Ahí veremos qué pasa, jijiji, y ahora suélteme que puede venir en cualquier momento, jijiji, la decía una prendida Claudia que con solo recordar la potente culiada que se había estado pegando con don Tulio, antes que llegara Elizabeth, le hacían temblar sus muslos…

Elizabeth ya estaba casi en condiciones, lo único que le incomodaba era que el vestido que le presto su amiga era algo más corto que el que había llevado puesto, pero este estaba limpio, por nada del mundo se volvería a poner la vestimenta que uso cuando la habían violado, pero lo más terrible era el sentirse desprotegida al andar sin ropa interior, le daba mucha vergüenza pedirle algo prestado a Claudia, que explicación le daría?, así que conformándose tal como estaba salió a la sala en donde la estaban esperando con una bandeja llena de limones, tequilas y con música para alegrar el ambiente.

Vio que el maestro Tulio se mantenía sentado muy apegado al cuerpo de su amiga, esta conversaba con el sonriéndole coquetamente ya se habían vaciado un par de vasos de licor, el vejete al ver salir a Elizabeth con un cortísimo vestido de mezclilla tipo jardinera, de esos con bolsillitos a los lados, casi se le salen los ojos de las hinchadas bolsas que este tenía por parpados, se paró apresuradamente para ir a saludar a la joven que ya estaba casi a punto de pasar a ser su mujer, según sus sucios propósitos.

–Hola Elizabeth, jejeje, nos tuviste muy preocupados, en donde anduviste metida que no nos dabas señales…

–La verdad profe que no quiero hablar de eso, le decía la dulce Elizabeth intentando no mostrar el inmenso odio que le sentía por haber jugado con sus sueños y el haber tomado provecho personal a costa de ello, el vejete le estampo un salivoso beso en la mejilla incluso se atrevió a sacar una pequeña porción de su lengua para sentir la lozanía de su cara, Elizabeth al notarlo muy disimuladamente se limpió su mejilla…

–Un golpeadito?, le ofreció indicándole la bandeja llena de vasos servidos con Tequila…

La fiesta comenzó, esta se centraba en una movida música reguetón y una serie de servidas de Tequilas que el mismo profe se encargaba de ir golpeando en la mesa y ofreciéndoles al par de chamacas que ninguna se dio cuenta que el mismo prácticamente no estaba bebiendo nada, conversaban de divertidas anécdotas escolares, Claudia hablaba a la misma vez que bailaba con su amigo imaginario, a los pocos minutos Elizabeth ya estaba algo más relajada incluso ahora que estaban cantando karaoke, ya ni se acordaba de don Pedro y de la siniestra oficina con cama en la cual había sido violada, también se había dado cuenta que el maestro Tulio no era tan aprovechador como ella creía, ya que llevaban bastante rato bebiendo y pasándolo bien y no se había comportado en forma incorrecta con ninguna de las dos, hasta incluso ahora lo en contraba mas simpático, ya que les narraba diversas historias de sus vivencias personales, y claro si el vejete como bien ya se ha dicho anteriormente, se gastaba una labia de los Dioses.

Ahora era Claudia quien serbia los vasos con el místico brebaje, que don Tulio quería que hiciera efecto lo más pronto posible, y así fue. La primera en caer noqueada fue la Claudia, que en el concurso de Karaoke se le olvidaban todas las canciones por lo tanto debía zamparse al seco un vaso lleno de Tequila.

Estaban los tres muertos de la risa cuando de pronto Claudia simplemente se desplomo,

–jejejeje y que mierda le pasa a esta pendeja, el vejete se hacia el desentendido ya que era justo esto lo que estaba esperando, deshacerse de la Claudia para el poder hacer lo que ya desde hacía rato había planeado.

–Creo que se le pasaron las copas, le contestaba una sonriente Elizabeth, –Creo que debemos llevarla a su habitación, me ayuda?…

–Hazte a un lado mi amor…yo la llevare…

Elizabeth no tomo en cuenta el amoroso apelativo con que el maestro Tulio por primera vez en la noche se refería a ella, tal vez el alcohol en su mente hicieron que bajara la guardia.

Una vez que el maestro dejo a Claudia en su habitación regreso a la sala, e invito una última copa a Elizabeth, ella totalmente confiada acepto tomarse otro trago con el profe,

–Está bien maestro Tulio, me serviré el ultimo golpeadito y me iré a la recamara de los padres de la Clau… ya son casi las 05.00 de la madrugada…Ud. que hará?

El vejete se dijo que ya era hora de actuar, no había ningún impedimento para tomar el cuerpo que desde hace tanto tiempo deseaba, así que se sacó la máscara de mojigato y se puso manos a la obra,

–Pus yo me quedare aquí contigo mi amorcito, o acaso te creías que ya me había olvidado de ti… acuérdate que ya me la chupaste una vez y esta no será una excepción, jejeje, además que quiero probar los otros encantadores orificios que posee tu cuerpo, jejejeje…

–Como!!?…que cosa me está diciendo!!!?, Elizabeth se dio cuenta en el acto que el caliente y degenerado profesor lo había planeado todo para quedarse a solas con ella…

El vejete fue rápido y no le dio tiempo de reacción a la jovencita, como oso acechando a su presa se abalanzo sobre su cuerpo lanzándola al sofá y montarse sobre su cuerpo. A la pobre Elizabeth la faltaba la respiración, el viejo era muy pesado para ella, le vio de muy cerca sus parpados hinchados y como la comenzaba a lengüetear en la cara con desesperada dedicación.

Elizabeth pataleaba en todas direcciones, a su mente llegaron de golpe las imágenes de lo sucedido solo hacían unas cuantas horas, la habían violado anal y vaginalmente y ahora era su mismo profesor quien pretendía hacer lo mismo con ella.

Debido a los bruscos movimientos que hacia la joven y espantada hembra al profesor Tulio le costaba trabajo manosearla a sus anchas, el vestido de Elizabeth ya se le había subido hasta la altura de su cintura debido a los bruscos movimientos que hacía en señal de protección, hasta que el profe perdiendo los estribos la sujeto con una de sus manos y le mando un certero tortazo en pleno rostro casi aturdiéndola emocionalmente, esta era la segunda vez en la noche que un hombre se atrevía a golpearla,

–Tomaaa!!, le dijo el viejo Tulio, y –Splashhhh!!! Retumbo la cachetada en el rostro, –Ahora te me quedas quieta maldita zorraaa, o acaso crees que no sé qué ya te has revolcado con el pinche cojo del colegio, puta de mierdaaa!!!

–Por favor don Tulio no me lo haga?… suéltemeee!!… le pedía mientras que con sus manitas intentaba inútilmente sacárselo de encima…

–Quédate quietecita putita!!, le decía con la mano empuñada y en alto, para luego abrazarla más firme contra él, –Hoy vas a ser mía pedazo de zorra, y será mejor que no hagas ninguna estupidez.

El profe acercó su asquerosa boca a los dulces labios rojos de la colegiala, ella intentaba esquivarlo, pero el vejete al igual como lo había hacho con la Claudia, le apretó sus caras con una de sus manazas y comenzó a comérsela por la boca, para luego de unos salivosos segundos de besuqueo no consentido decirle,

–Por qué no empezamos a sacarnos la ropa mi vida? Acaso no quieres hacerlo conmigo también?, la agarró entonces por el cuello y tomo su vestido con su otra mano para comenzar a bajárselo, lo primero que hiso fue bajarle ambos tirantes de los hombros, liberando aquellas preciadas montañas de carne que tanta admiración causaban a la vista de los hombres, lo que veía el viejo Tulio era espectacular, como pudo se lo fue bajando, veía su apetitosa piel al desnudo y pensaba que estaba en un sueño, siguió bajando el vestido ya iba llegando a la altura de sus caderas, y en un último esfuerzo termino de sacárselo de un puro tirón, y lo que vio casi lo hacen perder la razón, Elizabeth andaba sin ropa interior, el vejete aún no se la creía,

–Eres peor que una vulgar puta callejera mamitaaaa!! Quien lo iba a pensar que te gustaba andar a zorra pelada, jejeje!!!, el obeso maestro de secundaria no se cansaba de mirarla lujuriosamente, aquel curvilíneo cuerpo femenino estaba hecha a manos del mejor escultor dela época del Renacimiento, las formas y curvas que se pronunciaban en su cintura y caderas eran hipnotizantes, el viejo tragaba sendas cantidades de saliva, estaba realmente impactado –Estas realmente rebuenota mi amorrrr, le decía recorriendo con sus ojos de sapo todas las infernales curvas de carne joven que solo estaban a centímetros de su reptilesca mirada…

Elizabeth sabía lo que se proponía el vejete, con sus ojitos llenos de lágrimas le rogo,

–Profesor… le pido por favor que no me vaya a violar, snifff si quiere se la chupo hasta que se aburra, pero no me lo haga, snifff…

–Claro que me la vas a chupar cosita ricaaa…pero también vamos a follar, jejeje, hoy ha sido mi día de suerte, le acabo de reventar el culo a la puta que está durmiendo borracha, y ahora te toca a ti…que te parece lindura…

La pobre Elizabeth estaba tan asustada y tan cansada que ya ni siquiera podía podía moverse, su respiración era agitada, el vejete aprovecho para manosearla a su antojo, le encantaba masajearle las tetas, la colegiala intento nuevamente zafarse, pero don Tulio la tenía casi inmovilizada, pero no le pareció que la joven continuara resistiéndose, y para calmarla y hacerla entender de que no tenía escapatoria le asesto otra dos fieras cachetada en el rostro, –Plafff –plafff!!!, retumbaron las cachetadas en la sala, para luego casi gritarle en el mismo rostro enrojecido,

–Parece que no entendiste puta… no intentes hacer ninguna de tus zorrerías porque soy capaz de desfigurarte la cara a golpes… entiendes yegua caliente?

Elizabeth con su rostro al rojo vivo por los continuos tortazos que le habían asestado, solo asintió con su carita ya enrojecida por los golpes, miro como pudo hacia la habitación de Claudia por si venía a socorrerla, hasta pensó en que tal vez el mecánico de la feria se podía devolver y salvarla de las garras de aquel enloquecido maestro que ya estaba dispuesto a violarla, hasta pensó en irse a vivir por las buenas con don Pedro y hacer todo lo que él le había propuesto con tal de que la salvara de su ya casi segura tortura sexual.

–El maestro Tulio convencido de que ya había domado a esa potranca, la dejo tirada en el sillón, Elizabeth ya no tenía ninguna intención de hacerle problemas, lo miro con profundo asco como este se desnudaba ante su verdosa mirada, el viejo era muy gordo y feo, para luego observar y quedar el triple más espantada de como este viejo sacaba de sus ropas un pequeño frasco en el cual desparramaba en la mesa de centro una pequeña cantidad de polvo blanco, ahí lo comprendió, el muy miserable se estaba drogando, y lo vio cómo se mandaba otra porción de droga sin importarle que ella lo estuviese viendo todo.

El viejo Tulio se seguía drogando para según el sentirse aún más estimulado en el momento en que se la metiera.

Elizabeth lloraba acostada sobre el sofá, sollozaba muy bajito, hasta que el profesor una vez arrodillado a un lado de su cuerpo desnudo, acercó su cara de sapo a la de ella, la colegiala lo sintió respirar pesadamente casi en su mismo rostro, le daba un profundo asco, luego sintió cuando este le metió la mano entre sus muslos apoderándose de su casi lampiño tajito, para decirle al oído,

–Pero que tajito más rico es el que tenemos aquí abajo…y que apretadito lo tienes!! Me lo voy a comer enteroooo! Me lo voy a zamparrrrrrrr!! Te la voy a chupar hasta que me aburraaaaaaa!!!

–Don Tulio…Snifff…no me haga daño por favor…snifff….sniffff!!

Elizabeth estaba aterrada, nunca se imaginó que el maestro aparte de ser caliente y aprovechador también era drogadicto, se quedó quieta y paralizada de terror.

El vejete la tomo del brazo e hiso que se pusiera de pie,

–Ya está putita ahora nos vamos de luna de miel a la habitación matrimonial, jejejeje…

Elizabeth nuevamente comenzó a llorar y suplicar mientras prácticamente la iban arrastrando desnuda a la habitación de los padres de Claudia,

–Profesor por favor… no quieroooo sniffff… quiero irme a mi casa… dejemeee!

–Déjate de estupideces zorra asquerosa!, mira que vamos a pasarla muy bien y muy rico… ya verás!!

Una vez que ingresaron a la habitación Elizabeth se quedó mirando aterrada la cama, seria ahí en donde la volverían a violar, el vejete la tomo por detrás agarrándola por sus tetas y alojo su semi tiesa verga en las duras y frescas nalgotas de la asustada jovencita, el vejete se apegó a su espalda pasándole la lengua por detrás de la oreja, a la vez que la manoseaba como desesperado, le encantaba pasear y sentir sus manos en las marcadas curvas que se pronunciaban en sus caderas, para luego volver a subirlas y bajar desde las tetas, pasar por su cintura y hasta llegar a su panochita adornada escasamente por sus crespos pelitos negros y brillosos, la tanteaba y la recorría, pasaba nuevamente por sus amplias y bien formadas caderas, su bien marcada y formada figura lo tenían casi enloquecido de calentura.

–Por favor…profesor Tulio ya noooo!!, le solicitaba casi a punto de desmayarse de puro miedo.

El viejo queriendo darse el mejor espectáculo vivido en su existencia, encendió la luz de la habitación, después la tomo nuevamente de sus cabellos obligándola a ponerse en 4 patas, Elizabeth obedeció algo adolorida,

–Mueve tu trasero para mi mamasotaaaa!!

–Quee?

–Que muevas el culo perraaaa!!!… quiero verlo como se mueve cuando gateas en cuatro por toda la habitación, deseo sobártelo cuando vayas gateando.

Elizabeth totalmente asustada y nerviosa comenzó a mover su cuerpo. A medida que avanzaba en su gateo daban ganas de agarrala y metérselo así mismo como estaba, la imagen de la tierna chamaca en 4 patas y gateando desnuda era enloquecedora, y lo hacía en forma exquisita, cada movimiento de avance, y cada contoneo que hacía con cualquiera de sus muslos eran un prodigio solo para reyes, daba la impresión que era una verdadera hembra amazónica en busca de su presa,

–Válgame Diossss!! Pero qué clase de cuerpo es el que te gastas pendejaaaa!!!, le decía el profesor Tulio, mientras encendía un cigarrillo para disfrutar del erótico espectáculo que le estaba brindando Elizabeth.

El viejo la seguía fumando su cigarrillo observándolo todo y manoseándola mientras la joven amazona avanzaba en su recorrido, tras algunos minutos de paseo en 4 patas el impúdico y asqueroso sobajeo de carnes continuaba,

–Sigue gateando perrita, no sabes lo rica que te ves en pelotas y puesta en 4 patas, llevo como tres años pajeandome la verga en tu honor mamacita y esta noche por fin te voy a probar. La humillada colegiala solo cerraba sus ojos no quería verle la cara drogada y degenerada que tenía aquel horrendo profesor.

Una vez que el maestro Tulio se fumó todo su cigarrillo y se cansó de sobajearla se arrodillo al lado de aquel portentoso y femenino cuerpo desnudo, para comenzar a lamerla como si este fuera un perro, no hubo ninguna parte del cuerpo de Elizabeth que se salvarla de las lamidas, así estuvo unos buenos minutos, habían momentos en que el viejo parecía notar que a la chamaca se le ponía la carne de gallina además que cuando sucedía esto la joven hacia unos raros movimientos musculares, pero el continuaba con la faena lamedora.

La tierna colegiala solo se mantenía quieta y tragaba saliva como podía, sabía que un hombre bajo el efecto de las drogas era capaz de hacerle cualquier cosa, solo temblaba dejándose que la lengüetearan por donde el viejo lo quisiera.

A estas alturas y aunque ella no lo deseaba su cuerpo ya estaba siendo atacado por gratificantes escalofríos, sobre todo cuando el vejete pasaba la lengua por sus nalgotas, mientras más cercana se la pasaran de donde estaba su orificio posterior los escalofríos eran más intensos y ricos, pero ella no quería sentir eso, aquel miserable viejo había emborrachado a su amiga para poder beneficiársela a su antojo, y más encima estaba drogado, pero su potable y poderoso cuerpazo no le daba tregua a la atribulada chiquilla, los escalofríos poco a poco se iban transformando en sendos corrientazos que la recorrían por completo.

Cuando el degenerado profesor dejo de lamerla, Elizabeth supo que ya estaba casi perdida el vejete se la iba a meter, y más le quedo claro cuando este por fin le hablo,

–Ahora vas a ser muy obediente zorrita rica, y haz todo lo que te pida para no tener que golpearte! Elizabeth seguía temblando de miedo, trago saliva mientras le asentía en forma afirmativa con su cabeza, se sentía totalmente desamparada en aquella casa, seguía pensando que si por lo menos hubiera estado don Pedro para defenderla, de pronto cayo en cuenta que porque pensaba tanto en don Pedro si ese viejo caliente también la había violado y golpeado, ella debería pensar en Rodrigo era a el a quien amaba, estando en estas cavilaciones, la grave voz de su maestro la volvieron a su triste realidad –Putita ahora te subirás a la cama y te abrirás completamente de piernas, quiero ver tu cuerpo desnudo y abierto solo para mí, vas a hacerlo no es cierto cosita rica?

Elizabeth lentamente se fue subiendo a la cama para ponerse de espaldas, cerro sus hermosos ojos verdes y se fue abriendo de piernas tal como le había pedido el vejete, este por su parte se tendió posando su cabeza al medio de sus muslos con la única intención de mirarle su vagina hasta hartarse, encendió otro cigarrillo para disfrutar de la vista. Se la tocaba con delicadeza, sus gruesos dedos jugaban con los escasos pendejitos de la joven estudiante, le sobaba el vientre, su pelvis, sus muslos abiertos, hasta que decidió de ponerle un poco más de acción a la cosa, fue a ubicar su verga justo en la cara de la nerviosa adolescente, le ponía su tranca delante de sus ojos para que ella mirara las rápidas pulsaciones que esta hacía.

La colegiala recorría la peluda panza de su maestro, fue bajando su vista hasta la verga de don Tulio, ahora la observo con detenimiento, si bien ya se la había chupado en una ocasión, esa vez no había puesto atención en ciertos detalles que ahora si podía ver nítidamente, se la veía extremadamente gorda, daba la impresión de ser esponjosa se decía para ella misma, el glande era azulado y no sabía por qué miraba con tanto detenimiento la forma de este, y las continuas salidas de un fino hilillo de líquido que manaba desde la punta y que caía sobre sus tetas, instintivamente saco su lengüita pasándosela por su labio superior, para luego morderse el labio inferior, su respiración y presión sanguínea iban en acelerado aumento, el vejete totalmente lejano a lo que le estaba ocurriendo a Elizabeth veía embobado desde su posición las bellas piernas abiertas de la chamaca en donde también podía observar la exquisita grieta de carne que se le formaba al medio de ellas, grandes cantidades de babas caían sobre la negra cabellera de la muchacha pero ninguno de ellos se percataba de esto ya que ambos estaban concentrados en lo suyo.

El vejete muy excitado salió de aquella paradisiaca abstracción en la que se encontraba y bruscamente la tomo de sus cabellos y la obligó a ponerse de rodillas… el verla desnuda y sumisamente arrodillada ante él lo calentaron hasta la locura,

–Chúpame las bolas, le ordeno…

–Qué…?

–Que me chupes los testículos zorraaaa!!… acaso no entiendes?, junto con decirle esto último levanto su puño como si le fuera a volver a pegar…

Elizabeth muy asustada empezó a lamer los testículos con desesperación, no porque deseara hacerlo pero no quería que el vejete le fuera a dejar marcas en su cara, las lamidas sonaban acuosas, la colegiala paseaba sus lengua alternando entre uno y otro testículo, inconscientemente le tomo la verga y se la levanto para poder pasear su lengua por debajo de las peludas bolas del vejete, este estaba en el séptimo cielo.

Pasados algunos minutos el profe sin dar ningún tipo de aviso agarró su verga y se lo metió de una en la boca, empujo con fuerzas hacia la faringe de la muchachita que por poco casi la hacen vomitar, su miembro olía asqueroso, la pobre ni se acordaba que el mismo le había dicho que se la había metido por el culo a la Clau, demás está decir que el vejete ni siquiera se había aseado después del sexo anal y vaginal que había practicado con la rubia, y no era que Claudia no pusiera cuidado en su higiene ni mucho menos, la cosa era que el viejo con cara de sapo era desaseado, hediondo y cochino por naturaleza, la pobre Elizabeth no tuvo más opción que seguir chupando verga por varios minutos, en los cuales el vejete le sostenía la cabeza empujándola para adelante y atrás obligándola a seguir el ritmo que el determinara necesario para darse placer.

Una vez que el vejete se sacio de lo rico que le hacía sentir la boca de Elizabeth la obligó a colocarse nuevamente en cuatro patas con su trasero apuntando hacia él.

La joven cerró sus ojos como suplicando, lo sintió como intentaba separar sus duras y firmes nalgotas, a la vez que acomodaba su verga en la entrada anal de la asustada chiquilla, hasta que lo sintió como empezaba a empujar hacia adentro, la estaban enculando.

Elizabeth sentía en sus propias carnes como el profesor Tulio se la entallaba de arriba y hacia abajo, como si estuviera tratando de buscar por dónde meterla, el vejete se estaba desesperando, se suponía que la chamaca ya estaba abierta por el culo según lo dicho por el propio cojo Juan, pero la verga no entraba, enceguecido por la calentura y ansiedad de estar lo más pronto posible al interior de su cuerpo le dio una tremenda nalgada,

–Plaffffff!!!, –Vas a tener que ayudarme perra calienta vergas, si el pinche cojo ya te lo metió por el orto, deberías tenerlo un poco más dilatado, ábrete tú misma el culo para yo poder encularte!!! –Plafffffff, retumbo otra fiera nalgada en las duras carnes de Elizabeth …

Elizabeth –Don Tulio! Por favor no me pegue!! Me está lastimando…dejemeee!!!

–Que te abras el orto te dije perra de mierdaaaa!!! Vamos di que me ayudaras a encularte, diciendo esto ultimo levanto sus dos manazas y con fuerzas le aplico una doble nalgada, –Plafffffffff!!!

Elizabeth –Siiiiii!!!!!!!!!!!!!, profe yo le ayudare a que me enculeeee!!! Pero por favor ya no me pegueeeee!!!! Snifffffsssss!!

Aunque Elizabeth no lo quería llevo ambas manos a sus nalgas, para que el casi enloquecido profesor no la siguiera lastimando, tomándolas de par en par y abriéndoselas para que al viejo no le costara tanto trabajo poder metérsela por el culo, se lo dejo expuesto para que el hiciera lo que quisiera, ya no tenía sentido alguna seguir luchando, en su mente solo quería que todo acabara pronto.

El profesor Tulio quedo boquiabierto, desde su posición veía el apretado y rosadito puntito anal en toda majestuosidad, casi con cariño apunto la punta de su gordinflona verga a la entrada de este, se afianzo con ambas manos de las firmes caderas de Elizabeth, y concentrándose en la breve cintura de la muchacha, empujo su verga con decisión, perforando todo lo que se interpusiera por su camino…

Elizabeth apretó fuertemente sus mandíbulas y dientes cuando sintió de cómo le enterraban por tercera vez en la noche una verga por el culo…

–Ohhhh…Ayyyyyyyy!! Ayyyyyyyyyyyyy!! Diossss! Diosssss!! Sáquela que me dueleeee!! Es muy gorda su cosaaaa!!!, exclamaba la chamaca con sus ojos abiertos como platos, aun así no dejaba de abrirse con fuerzas las nalgas…

–Ahhhhh!!! Eres una muy rica putita sabes!… Tu culo es calientito y exquisito mi amorrrrrr!!!, le decía el vejete con sus ojos cerrados, a la misma vez que se lo dejaba enterrado por completo y le mandaba tres solidas apuntaladas para que ella sintiera a cabalidad que se lo tenía enterrado por completo.

Elizabeth –Suéltemeee!…No se muevaaa!!… sáquelo viejo asqueroso!!!… basta que me duele muchoooo!!!, me dueleeeee!!!!, ayyyyyyy!!!!!

El vejete haciendo caso omiso a lo que demandaba la adolorida Elizabeth, no se aguantó las tremendas ganas de nalguearla, el orto de la colegiala se contraía y le apretaba exquisitamente la verga como si esta realmente quisiera succionársela por el culo…

–Plafff! Plaffff!! Plafffff!!! Plaffffff!!!!, retumbaban en la habitación las fieras nalgadas y palmetazos que el vejete le asestaba en sus carnes, a la vez que comenzaba a meter y sacar con fuerzas, las chichotas duras y firmes se mecían rápida y circularmente al mismo ritmo en que ensartaban a su dueña, los movimientos culiatorios eran cada vez más acelerados, Elizabeth luchaba mentalmente con su cuerpo, no quería gemir, pero los escalofríos se venían uno tras otro desde que sintió la vergota posarse en la entrada de su ano, ahora ya casi sin fuerzas le rogaba que por favor la soltara,

Elizabeth –Por fa…vorrr…donnn…Tu…liooooo…ya…no…me…lo…hagaaaaa…

–Jajajaja!! Claro que te lo voy a seguir haciendo pendejaaaa…estoy casi seguro que ya te estas calentandooo…tomaaaaaa!!!, le decía a la vez que se dejaba caer hacia adelante y se lo comenzaba a meter y sacar en forma más rápida, Elizabeth solo murmuraba que ya no más, a pesar de tener la sensación de que le estaban despedazando brutalmente el trasero, no podía dejar de sentir muy rico,

– Elizabeth -Nooooo…ya no masssss por fa…vorrrr!, gemía empujando inconscientemente el culo hacia atrás para que la perforación fuese aún más profunda de lo que ya era.

Pero el vejete no bajaba las revoluciones, apretaba su miembro contra aquel glorioso y apretadísimo esfínter, hasta que por fin la hizo pegar un grito terrible de placer y dolor al mismo tiempo, al viejo ni le importaba que la Claudia se fuese a despertar con el escándalo que él y Elizabeth tenían en la habitación de sus padres,

Elizabeth –Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!, Ufffffffff!!! Ohhhhhh!!! Ohhhhh!!, los gritos poco a poco se fueron transformando en exquisitos gemidos de placer, –Mmmmmmm! Mmmmmmmm!! Mmmmmmmmmmm!!, ya suspiraba casi desesperada de placer la tierna chamaca,

Ambos respiraban agitadamente, el ano y coño de Elizabeth estaban humedecidos, su cuerpo se encabritaba y estimulaba al máximo, escuchaba gruñir al viejo con cara de sapo como si este fuese un toro embravecido, sintió como ahora la tironeaba desde su cabello y le jaloneaba la cabeza hacía atrás, para decirle cosas vulgares producto de su sádica calentura,

–Culeas muy rico cerda de mierdaaa!, eres una autentica putaaaa!! –Dime quien te rompe el culo mas rico, yo o el pinche cojo de la gran puta!!?…

Elizabeth a quien ya casi no le quedaban fuerzas para resistirse a nada de lo que le pidiera el vejete, se olvidó de todo, ya ni siquiera le importaba que se la estaban violando, solo quería gozar y que su profe la gozara todo lo que él quisiera…

–Responde perra inmunda quien te parte el orto más rico yo o el cojo Juannn!!, Plaffffff, retumbo la fiera nalgada que le asesto en el culo para que reaccionara…

– Elizabeth -Us…teddddd!!

–Yo que pendejaaaa, quiero escuchar la frase completaaa, el viejo profesor con extrañas fuerzas para un hombre de su edad, no paraba de meter y sacar verga,

Elizabeth –Usteddd …me parte el culo…. más rico que don Juannnnn!!!, le soltó la estudiante en forma clara y categórica,

–Jajajaja!…así me gusta putitaaaa!!…ya estas caliente verdad zorritaaaa?, el viejo al ver que la hermosa colegiala no le contestaba, siguió presionándola, –Contesta mierdaaaa o quieres que te mate a golpes por desobedienteee!!!

Elizabeth estaba muy caliente, como pudo le contesto al macho que en estos momentos la perforaba tan exquisitamente…

Elizabeth Elizabeth –Siiii papi! Estoy…. Muy…. calienteeeee!! Ohhhhhh ri… cooooooo!!

–Jajajaja te voy a seguir partiendo el culo hasta que te desmayes de placer putita, jajajaja!!!

Elizabeth –Siiiiiiii Tu…lio!! mi amorrrr!!! sígueme culiando ri…coooooooo!!!!!

La tierna Elizabeth ya estaba perdida, en estos momentos su calentura sobrepasaba todos los límites permitidos, en aquel estado estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que el vejete le pidiera.

–Ahora quiero hacértelo por la zorra pendejaaa, lo quieres?

Elizabeth con una autentica sonrisa de viciosa volteo a mirar al viejo que le estaba pidiendo la parte por su vagina, ella con sus ojos verdes semi cerrados producto de la calentura le asintió, el profesor Tulio muy emocionado por lo que ahora se le venía lentamente se la fue sacando, Elizabeth se puso de espaldas y abrió sus muslos ofreciéndole sin ningún tipo de impedimento lo que él le estaba solicitando, el vejete se echó sobre su cuerpo para luego juntar su cara con la de ella para comenzar a besarla apasionadamente, metió su lengua en la boca de la entregada colegiala, ella por su parte como guiada por instinto también abrió su boca lo que más pudo, hasta que ambas lenguas se rosaron y se enredaron en un intercambio de saliva constante.

La cama ya estaba hedionda a sudor, el vejete comenzó a bajar su cara de sapo por todo el despampanante cuerpazo de una de sus más brillantes y bellas alumnas, lamio y chupo toda la carne que encontró a su paso hasta que llego a la región de su pelvis coronada con pequeñas cantidades de suaves pelitos encrespados, acarició su vagina y ella con sus ojitos puestos en la fea cara de su profesor y en señal de verdadero agradecimiento le abrió las piernas lo que más pudo, lo vio meter su cara y legua justo en su preciosa entrada de amor.

Elizabeth estaba muy excitada por todo lo que le estaban haciendo, la lengua del vejete bailaba resbalosamente al interior de su ranura intima, veía como el degenerado profesor Tulio le sorbía todos sus jugos vaginales, se la chupaba y se la succionaba, literalmente le estaba comiendo la zorra, vio cuando este con dos de sus gordos dedos le abrió su panochita para luego volver a meter su lengua lo más profundo que pudo, chupando y comiéndose todo lo que manaba desde su interior, para Elizabeth aquello era el mismísimo cielo, era tan rico lo que estaba sintiendo que cerro sus ojos y se relajó abriéndose aún más de piernas, nunca en su vida había sentido tan exquisito.

No supo en qué momento se vinieron los corrientazos de placer en donde la joven perdió total compostura, como pudo se inclinó hacia adelante y lo agarro por los cabellos y comenzó a mover su vagina como si ella misma se estuviera culiando la boca del vejete, le punteaba ondulatoriamente, en eso comenzó a gritar,

– Elizabeth -Ahora profeeee!!…si, si…asiiii!! Asiiiii!!! Continúe por favorrr!! …siga comiéndomela que me voy a venirrrrr por la zorraaa!!!… Mmmmmmm….que ricooooo!!!… ayyyyyy!!… que ricooooo profersorcitooooo!!!.

Elizabeth se retorcía de calentura, sintiendo y gozando todo el placer que le regalaba su vagina al estar prácticamente pegada a la boca de su profesor, hacia movimientos pélvicos de atrás y hacia adelante, combinándolos con exquisitos meneos ondulatorios, hasta que lanzando un terrorífico grito de placer y excitación le ponía en conocimiento a su macho que ella estaba en la cúspide de un glorioso orgasmo,

Elizabeth –Siiiiiiiiiiiiiiii!!!!! Me vengoooo don Tuliooooooo!!!!! Ricoooooooo mi vidaaaa!!!!! Me estoy corriendooooo en tu bocaaaa!!!! Comemelaaaa!!!!… comemelaaaaa!!!! Le gritaba y pedía sin dejar de apuntalarle su panocha en plena boca abierta del feliz vejete, a la vez que con sus bellas piernas le atenazaba la cabeza empujándosela más firmemente hacia su jugosa y febril vagina.

–Ves cómo te gustó… escuincla de Mierda!!!, le dijo el viejo con cara de sapo una vez que se pudo separar de aquella exquisita hendidura, –Ahora te voy a culiar por la zorra ya verás…

La colegiala que aún estaba en estado de extrema calentura le dio su autorización,

Elizabeth –Si… la… quiero… toda…. adentro, le dijo sin saber lo que estaba diciendo, con sus ojos lánguidos y mirando hacia un lado de la habitación.

Elizabeth se abrió de piernas nuevamente para que su profesor de una buena vez se la metiera y la hiciera su mujer, fue ella misma quien ahora se abría su apretada vagina con dos de sus dedos para que su macho llegara y simplemente se la encajara hacia su interior, esto fue mucho para el degenerado y aprovechador profesor, con solo tener la visión de la dulce Elizabeth abriéndose y dándole luz verde a su verga para que se paseara por donde él lo quisiera lo llevaron al placer anticipado,

–Ohhhhh putitaaaaa me corroooooo!! no voy alcanzar a meterteloooo!!!, el viejo como pudo se abalanzo hacia la cara de la expectante jovencita, ella viendo que en cualquier momento este dispararía sus lecherazos, lo espero sin saber qué hacer, el viejo como pudo se instaló a horcajadas sobre sus tetas tomando y apretando su hermosa cara la obligo a que abriera su boca, Elizabeth no podía respirar sintió entrar en su boca la gorda verga de don Tulio que una vez bien alojada en su cavidad oral este disparo tres sendos y gruesos borbotones de semen caliente y espeso, seguidos por otros cuatro de igual intensidad y potencia, la corrida en su boca fue abundante, la colegiala aguanto la respiración lo mejor que podía, sentía como la verga de su maestro escupía semen al interior de su garganta y paladar cuantiosas cantidades de aquel exquisito liquido espeso y caliente que una vez ya había bebido en el interior de la oficina de su profe, pero ahora sentía unas tremendas ganas de bebérselo todo, por lo que sin pensarlo dos veces a medida que esta prolífica esencia masculina salía a raudales de la verga ella lo iba tragando, y aprovechaba de chupársela intentando succionarle hasta la última gota de semen que el vejete poseyera al interior de sus peludas bolas.

Elizabeth se había tragado una gran cantidad de espermios que le había regalado el maestro Tulio.

El viejo cayó desplomado al lado del curvilíneo y sudado cuerpo desnudo de la tierna colegiala, ella se mantenía con sus ojos vidriosos, sus curvas aún estaban temblorosas por la tremenda excitación a las que habían estado expuestas, poco a poco se fue serenando, hasta que los fuertes ronquidos del hombre al cual le había bebido una gran cantidad de semen, la sacaron de su estado de calentura, se volvió a mirarlo, ahí estaba el miserable y aprovechador vejete que por segunda vez se había beneficiado con su cuerpo, los remordimientos y el sentimiento de culpa se apoderaron de su mente, –Pero que barbaridad era la que acababa de hacer?, se preguntó de pronto, lentamente se levantó de la cama y salió de aquella habitación, con sus hermoso ojitos verdes llenos de lágrimas fue por el vestido que le había prestado su amiga y se lo puso, consulto la hora ya eran las 09.00 de la mañana.

Una vez que se hubo arreglado un poco en el baño se dispuso a irse para su casa, desde la sala escuchaba los fuertes ronquidos del profesor, quiso ir a despedirse de su amiga, intentaba no hacer ruidos, y cuando abrió la puerta de la habitación la pobre chamaca casi se desmaya de la impresión, vio a Claudia tirada en su cama desnuda con su dorado cabello rubio totalmente alborotado, mantenía sus bellas piernas bien abiertas, una de sus manos la movía aceleradamente en su vagina haciendo frenéticos círculos, y con la otra mano se apretaba alternadamente las tetas, escucho claramente como su rubia amiga murmuraba con su cejas fruncidas en señal de concentración en lo que estaba haciendo:

Elizabeth –Asiii…asiiii…profesor Tuliooo!!… metamelaa!! Métamelaaaa!!! más adentrooo!!!… más adentroooo!!!

Elizabeth se quedó mirando como embobada el desnudo cuerpo excitado de su amiga, sus bellos ojos verdes la recorrieron curva por curva, inconscientemente junto sus piernas lo que más pudo, sintió que su cosita sin darle previo aviso le soltaba una extraña cantidad de agüita calientita que corrió por sus muslos y que la hicieron sentir muy rico, le estaban dando ganas de….

Elizabeth salió casi corriendo espantada de la casa de Claudia y muy asustada por lo que su cuerpo le había hecho sentir en el momento que vio a su amiga masturbándose, se preguntaba que como era posible que su cuerpo le hiciera sentir eso después de todas las atrocidades que le habían ocurrido, y más encima a costillas de Claudia que era su gran y mejor amiga, esto está mal… muy mal, se iba diciendo.

Ya en el bus y en camino a la seguridad de su casa no podía dejar de pensar en todo lo sucedido en la noche anterior, se maldecía a ella misma por haberse entregado al más feo y degenerado de sus profesores, ahora con qué cara podría llegar el día lunes al colegio?, y con qué cara podría ver a su madre que seguramente a estas horas ya debía estarla esperando, sentía asco por lo que había hecho, en que había estado pensando cuando le dio por beberse el semen de tan asqueroso sujeto, y Claudia desnuda y masturbándose, que hermosa la había visto…no! en eso no iba pensar!!, se dijo terminantemente.

Recordó también su anterior violación, por nada del mundo don Pedro se tenía que enterar de lo acontecido en la casa de su amiga, ya que este se podía enojar con ella, pensó que tal vez ni la llamaría como le había prometido, y si la llamaba bastaría con no contarle nada de lo sucedido, con esto último la pobre se tranquilizó un poco más, de pronto cayo en cuenta que porque estaba más preocupada de lo que podría pensar don Pedro, si ese viejo caliente también se había aprovechado de ella, su preocupación debía de centrarse en Rodrigo, era a el a quien ella amaba con todas las fuerzas de su corazón, por lo tanto se sacó la imagen de don Pedro y prefirió pensar en Rodrigo, el si era bueno y comprensivo con ella.

Al ingresar a su casa intento hacer el menor ruido posible, pero para su tranquilidad encontró una nota de su amada madre en la que le decía que tuvo que irse a atender una urgencia en el hospital, por fin pudo descansar, de seguro que su madre ya no llegaría hasta el próximo fin de semana, a duras penas aseguro la puerta con el pasador de madera que había instalado don Benito.

Se dio una relajante ducha, a medida que las refrescantes cantidades de agua recorrían y lavaban su mancillado cuerpo, Elizabeth recordó las escenas más escabrosas de la noche anterior, de cuando don Pedro con sus amigos la vieron desnuda en la feria, de cómo el viejo mecánico la enculo delante de los otros viejos, su desvirgamiento adentro de un sucio taller mecánico, y para rematarla la cogidota que le había pegado su profe por el culo estando él bajo el efecto de las drogas, ni que decir de la abundante cantidad des espermios que se había comido solo hace un par de horas, la joven colegiala lentamente se fue agachando en la ducha para ponerse a llorar desconsoladamente acurrucada en una esquina de la bañera, mientras el agua de la ducha le limpiaba su curvilíneo cuerpo de todo lo malo que le había ocurrido en esas últimas 12 horas de su vida.

Ya eran casi las 6 de la tarde, Elizabeth se despertó un poco confundida, había dormido casi todo el día, aun no recordaba que día era hoy, de pronto vio que en la silla a los pies de su cama estaba el vestido que le había prestado Claudia, la angustia se apodero nuevamente de su conciencia al recordar todo lo sucedido, reviso su teléfono celular tenía 5 llamadas perdidas de Rodrigo, eso la saco un poco de su lamentable estado emocional, le llamo y estuvieron conversando unos buenos minutos en donde quedaron de acuerdo para juntarse al siguiente día después de terminado el colegio.

El resto de la tarde Elizabeth se lo paso ordenando sus cuadernos, y preparando su uniforme escolar, las sucias imágenes que la atormentaban poco a poco se iban disipando, pero el solo pensar que ya no tan solo tendría que soportar las lascivas miradas del cojo Juan sino que también ahora se sumarian las del maestro Tulio, la hacían poner de mal humor, se puso como regla no tener que ir por nada del mundo a la oficina de aquel asqueroso hombre, como se había atrevido a tirársela en la casa de su amiga, pensaba que si don Pedro tomara cartas en el asunto lo más seguro era que se lo despacharía, increíblemente estos pensamientos hacia la burlona persona del vil mecánico la hacían poner de buen humor, pero luego recordaba que ese mismo sujeto también se la había violado y que más encima también le había dicho que se quería coger a Claudia.

Elizabeth dormía apaciblemente en la oscuridad de su habitación, en sus sueños veía a Rodrigo que la esperaba sentado en los bancos de una hermosa plaza, ella se había arreglado para él, en sus sueños era el día en que juntos iban a concretar el acto de amor, ella llegaba con un poco de retraso, y Rodrigo al verla se ponía de pie y extendía sus brazos para que ella corriera hacia él, una vez que ya estuvieron abrazados, Elizabeth sentía el cuerpo de su amado distinto, a la vez que una hediondez extraña emanaba de sus ropas, con espanto se percataba que Rodrigo ya no estaba en sus sueños y el que la mantenía abrazada era don Pedro quien la miraba con su burlona sonrisa, ella quería escapar e ir en busca de su amado,